A Dallas Naljahih, un adolescente de Orem, Utah, Estados Unidos, pueden caberle muchos calificativos (no todos felices), pero nadie le niega el de estudiante aplicado. Al fin de cuentas, si no hubiese hecho la tarea para el colegio, tampoco se la hubiera olvidado en la casa donde entró a robar el pasado sábado a la mañana. Y la policía —dicho sea de paso— tampoco lo hubiera atrapado. Porque, más allá de la responsabilidad académica, Dallas mostró la hilacha de despistado al dejar su mochila (y dentro de ella un USB con los deberes, su nombre y apellido) en el patio del hogar que asaltó.

Según explicó el sargento Craig Martinez, a cargo del caso, “cuando alguien es descubierto cometiendo un crimen, su primer instinto es correr”. “Ahí es como se olvidan cosas”, agregó el perspicaz oficial tras relatar que Naljahih fue encontrado mientras revisaba unos cajones por el dueño de la casa, un hombre de 75 años, que se despertó cuando sintió ruidos y vio la luz de su oficina prendida. Al ser sorprendido con las manos en la masa, el jovenzuelo procedió a darle dos trompadas al anciano y se largó a la escapada. En el apuro, dejó la mochila, el USB, la tarea.

Cuando la policía fue a buscarlo a su residencia, lo encontró desmayado y alcoholizado. Para peor, el chico —en cuya cuenta de Facebook se describe como un amante de los deportes y alguien que quiere “hacer feliz a la gente”— tenía entre sus posesiones una cámara robada que acababa de sustraer. Ahora encara diferentes cargos (robo, asalto, posesión de parafernalia de drogas) y espera juicio con una fianza de 10 mil dólares. Sobre sus deberes y qué nota sacó, nada ha sido informado.