Domingo, 5 de agosto de 2012 | Hoy
VALE DECIR
Hay quienes creen que las urnas para depositar cenizas mortuorias han devenido un tanto despersonalizadas. Convencionales e inexpresivas, poco representan a las señoras y señores que contienen y aquello –por razones insondables– pareciera ser un problema que reclama solución. Afortunadamente, el nicho de disconformes ya tiene un sitio que los represente: una firma con sede en Vermont que lleva la personalización al punto más álgido del éter, con vasijas tuneadas que tienen la forma... del muerto. O, en honor a la exactitud, de la cabeza del muerto.
Bajo el nombre Cremation Solutions, la empresa usa un software de reconocimiento facial y una moderna técnica de escaneado en 3D para que los rasgos del fallecido parezcan reales. Antes, pide imágenes frontales y laterales de los “conmemorados” que permitan dar luz verde a la producción de la urna tuneada y construida siempre por encargo. Y en honor a la profesionalidad, el diseño de las cabezas –que van de pie sobre una placa de mármol y están acompañadas por una placa de identificación– es aprobado por el cliente, previo al envío.
El morboso objeto es obra de Jeff Staab, dueño de la firma, que –después de años en el negocio– notó que los pedidos apuntaban a des-automatizar las urnas, darles la impronta del muerto, dejarle mensajes y peticiones. “Entonces pensé en un objeto que se pareciera a una persona. ¿Qué podría ser más personal que eso?”, explicó a los medios. Así y todo, quizá por vanguardistas, quizá por pavorosos y horripilantes, sus diseños son tan pero tan reales... que se venden poco. De allí la opción (para impresionables) que altera la coloratura y le da un tono “a lo busto de la antigua Grecia”.
Porque la publicidad es todo, para promocionar su producto, Cremation Solutions expone vía web la cabeza/urna del presidente de los Estados Unidos. ¿Mensaje subliminal? “Se suponía que me enviarían un George Clooney, pero abrí la caja y era Obama”, cuenta Staab, desmintiendo cualquier animosidad o escarnio contra Barack. Al parecer, la compañía que produjo las muestras temía una demanda del actor y sus representantes y optó por el presidente. “Me sorprende que el Servicio Secreto no me haya visitado aún”, bromea. Y pasa precios: cada unidad está disponible por 2600 dólares (más gastos de envío) y la fabricación tarda una semana. Viene sin pelo, pero se le puede añadir una peluca para imitar el peinado del fallecido.
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