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Si el estilo de vida de Los Locos Adams era cuestionable por su exponencial morbosidad, el de Mike Blatchford y Jane Stead es simplemente inexplicable. Aunque el matrimonio inglés no vista de negro mortuorio ni tenga una mano correteando por los pasillos, su decisión de vivir con sus tres hijos (William, de 12, Florence, de 15, y Joe, de 17) en una antigua capilla funeraria resulta al menos perturbadora.

Rodeada por lápidas y gárgolas y ubicada a pasitos de un cementerio de Southampton, la nueva residencia de esta familia en la ciudad del sur de Inglaterra ha generado curiosidad entre medios locales que, al momento, se preguntan: “¿Es ésta la casa más espeluznante de Gran Bretaña?”. “No nos asustamos fácilmente. De hecho, adoramos ver películas y series de terror”, asegura la madre de 52 años que, junto a su marido, invirtió cien mil libras en refaccionar el lugar y darle un toque hogareño.

Así y todo, admite que, aún cuando nunca ha visto fantasmas, sí ha sentido presencias. También encontró que, en varias oportunidades, “nuestro perro le ladraba a la nada en un rincón de la habitación”, cuenta la mujer que se ha asesorado por un tía médium que le dio el visto bueno. “Cuando nos visitó por primera vez, dijo que el sitio tenía buena vibra”, cuenta. Y aunque sus amigos sean reticentes a visitarlos en el cementerio, una vez que ingresan al espacio refaccionado (los urinarios victorianos y el cobertizo son, ahora, una cocina moderna, el depósito de cuerpos, un comedor y la capilla de 1845, el espacioso comedor) se olvidan dónde han ingresado.

Valiente y racional, a la dupla le cabe otro calificativo: precavida. Es que, aún cuando dicen estar en la casa de sus sueños, no vendieron su residencia anterior. “De esa manera, si todo iba increíblemente mal, teníamos un plan B”, asegura la señora Stead.