En Sudáfrica se la conoce como babalas; en Finlandia, es krapula; en Estados Unidos, hangover; en Alemania, kater. Cada cultura tiene su propia manera de pronunciar la maléfica resaca que acompaña el día después y ésa justamente ha sido la base de Hangovers of the World (Kalter der Welt), un pequeño libro ganador de premios de diseño por su originalidad y concepto. Libro que, además de arte, trae soluciones mágicas, ideales para épocas de brindis y noches de excesos.

En 24 páginas, el texto y sus imágenes resaltan diez resacas internacionales y diez curas fantásticas. Literalmente fantásticas y, por cierto, nacionales. En Alemania, cuenta, la resaca se combate con huevos frescos de búho; en España, medio limón bajo la axila; en Francia, una copita de vino tinto mezclado con ajo; en Sudáfrica, ojos de ovejas en jugo de tomate (ñam). ¿Otras sugerencias? En Bavaria se recomendarán dos yemas de huevo en una sopa con coñac; en Suecia, anguila fresca y almendras. Los rusos, más divertidos: cigarrillos con el café y... más vodka. En Estados Unidos, pico de golondrina y mirra; en Dinamarca, carbón y leche. Para Finlandia, la respuesta es semivudú: 13 alfileres pinchando el corcho de la botella que se ha bebido.

Así, además de las leyendas y sus explicaciones de origen, cada caso ha sido ilustrado por el artista callejero DXTR (léase, Dennis Schuster) para una idea que, contra las apariencias, lejos está de ser meramente lúdica. Porque, de hecho, Hangovers of the World es parte de la campaña publicitaria de una compañía farmacéutica alemana que, “preocupada” por la enfermedad que aqueja a los jóvenes bebedores, ha puesto a disposición un nuevo analgésico. Y, al parecer, está funcionando: la firma Red Dot informa que las ventas de Thomapyrin (tal es el nombre de la droga) aumentaron el 35 por ciento en una semana, después de que el librito fuera lanzado.