Si algo hay que reconocerle a Daniel Anaya, un residente de Santa Fe, Nuevo México, en Estados Unidos, es su absoluta coherencia a la hora de los desmanes. Con 27 años, el hombre se dedica con devoción al oficio de vender zapatos y, a la hora de infringir la ley, dirige su objetivo a lo que mejor conoce: los pies de las señoritas. Mejor dicho, de una señorita en particular: su ex novia.

Al parecer, el pasado 3 de febrero, el joven irrumpió en la morada de dicha muchacha de 32 años –en honor a la exactitud, en el hogar que solían compartir– y le preguntó si le permitía, por favor, olerle las patas. Ella dijo que no, y eso desató la ira. Acorde a declaraciones de la otrora media naranja de Anaya, la reacción de Daniel fue arrojarla contra una pared y, tras un presunto forcejeo, remover los zapatos y medias de la mujer (cuyo nombre no ha sido difundido). Ella intentó alcanzar el teléfono para llamar a la policía, sin suerte; el hombre la detuvo.

Vencida y asustada, la mujer sólo atinó a pedirle que no la lastimara y, entonces, fue protagonista forzada de lo insólito: tras deleitarse royendo el dedo gordo del pie izquierdo, Anaya mordisqueó tan pero tan fuerte que le arrancó parte de la extremidad (en defensa del enajenado, sólo fue la punta: no llegó a una falange). Según explicó la ex a la policía, no era la primera vez que algo así ocurría. El pasado noviembre, sin ir más lejos, el veinteañero había mordido con ahínco su dedo gordo derecho del pie y aquella inusual práctica la había obligado a cortar con la relación.

“Es un caso rarísimo. En 24 años de profesión, es la primera vez que me topo con algo así”, ofreció el capitán de la Policía de Santa Fe, Aric Wheeler. Arrestado desde el 6 de febrero, ahora Danielito debe lidiar con cargos por robo, detención ilegal, interferencia de las comunicaciones y agresión agravada. ¿El valor de su fianza? 50 mil dólares en efectivo. No se aceptan zapatos.