Randall Johnson bien podría llamarse Norman Bates. Aunque, en honor a la exactitud, no es el cadáver de su madre ese con el que ha convivido durante días, sino el de su novia, Carla Jean Baggett. La perturbadora historia del hombre de 44 años ocurrió a principio de mes en Carolina del Norte, Estados Unidos, donde Randy durmió en la misma cama con el cuerpo muerto de su enamorada, sin admitir a su familia que la muchacha había fallecido.

Aunque la pareja compartía un trailer en Williamston con la madre, hermana y el sobrino de Baggett, la familia reconoció a la policía que Johnson los llenó de excusas y explicaciones acerca de por qué su novia no había salido del dormitorio durante varios días. De acuerdo con sus testimonios, los argumentos más frecuentes eran que estaba durmiendo o fumándose un cigarrillo.

Según Phyllis King, mamá de Carla, el hombre había llegado a decirle que su hija se había intoxicado, pero ya estaba bien. “Le dije: ‘Ya ha dormido demasiado tiempo. Cuando voy a la noche, está dormida; a la mañana, está dormida. Siempre está durmiendo’”, contó la señora a una estación de radio local. Alterada, amenazó a Randall con llamar al 911, pero él volvió a asegurarle que la chica estaba bien. Días más tarde, sin embargo, logró escabullirse en la habitación, tocó a su hija y se dio cuenta de que estaba fría. Entonces sí llamó al número de urgencias.

“Al parecer, la víctima llevaba varios días muerta, aunque –por el tiempo transcurrido– nos es imposible declarar el tiempo o la fecha exacta de su deceso”, informó el detective Drew Robinson a los medios. Y explicó que las fuerzas de seguridad creen que Johnson durmió varias noches junto al cadáver, aunque no hay indicios de que haya estado involucrado en su muerte. De momento, está acusado de encubrir una muerte a la policía y está detenido con una multa de cien mil dólares.