“Shakespeare y Cervantes tendrán a partir de septiembre unos inesperados compañeros en las aulas universitarias: Black Sabbath, Metallica, Motorhead, entre otros”, anuncia la BBC británica a la hora de dar cuenta de una peculiar carrera que verá la luz con el inicio del próximo año académico en Inglaterra: la de heavy metal. Impartida en el New College, de Nottingham, se trata de un curso de dos años íntegramente dedicado a estudiar los pormenores del pesado género musical.

Acorde a la universidad, el pregrado —para muchos, el primero en su tipo en el mundo— será académicamente riguroso y cubrirá —por fin— una demanda estudiantil insatisfecha, permitiendo que los estudiantes analicen la historia del género, aprendan a componer y ejecutar canciones, recalen en la industria y diseccionen el rol que el heavy metal juega en las películas y videojuegos. Para colmo de bienes, también habrá presentaciones en salas y conciertos a lo largo y ancho de las huestes británicas.

Lejos de la improvisación, el encargado de preparar la currícula —profesor Liam Maloy, especialista en música— pasó el último año dando forma a la carrera, aunque eso no conforme a ciertos críticos educativos que ya fustigan el proyecto diciendo que es una pérdida de tiempo sin peso real y una “opción fácil” de estudio. Chris McGovern, presidente de la organización Campaña para la Educación Real, es uno de los detractores: “Hay demasiados grados con falta de credibilidad en el mercado de trabajo. Sospecho que este curso será uno de esos casos. Si alguien quiere ser una estrella de heavy metal, ¿para qué necesita un estudio de grado? Es una pérdida de tiempo”.

Para Maloy, nada más lejano a la verdad: “En el pasado, no se ha tomado con seriedad este género musical y, frente a la comparación con otros tipos como el jazz o la música clásica, se le considera como carente de credibilidad académica. Eso es sólo un mito cultural”, asegura el interesado, que no ha anunciado si el headbanging y el air guitar formarán parte de la carrera.