Domingo, 12 de octubre de 2003 | Hoy
VALE DECIR
A
mal tiempo buen escote
Un ministro rumano ha puesto el grito en cielo, pero ese mismo grito se ha ahogado
debido a las persistentes precipitaciones y a la falta de previsión al
respecto. Lo que reclama dicho ministro no es otra cosa que la prohibición
de pronosticadoras del tiempo televisivas “que estén buenas”.
Una predijo un baño de sol para un día terriblemente lluvioso,
según Ilie Sarbu, el ministro de Agricultura y jefe del Instituto Meteorológico
e Hidrológico rumano. “Quiero que las chicas con minifaldas y escotes
generosos dejen de hacer los pronósticos meteorológicos por TV”,
exigió. “El instituto tiene una inversión de 45 millones
de dólares para proveer pronósticos exactos. Y aún así,
llego un día a mi oficina, luego de atravesar una lluvia torrencial,
y una chica con sus tetas semidesnudas estaba diciendo en TV que tendríamos
una llovizna liviana por la tarde. Algunas chicas siguen apareciendo en la tele
y no dicen más que estupideces”, tronó finalmente el tal
Sarbu. Lo que no explica es por qué prefiere escuchar los pronósticos
errados de chicas feas. A no ser que abrigue la obstinada esperanza de que un
día los pronósticos acierten.
Estás
hecha una Diosa
Buenas noticias para las feministas del mundo: la Iglesia Evangélica
germana se encuentra, en este momento, mientras usted lee esta página,
traduciendo la Biblia utilizando un lenguaje aprobado por el movimiento de liberación
de la mujer, sea lo que sea que eso signifique. Más de cincuenta personas
están abocadas a tamaña tarea, con vistas a una nueva edición
del libro sagrado, reescribiendo pasajes en los que pudiera interpretarse algún
tipo de afirmación discriminatoria hacia la mujer y recurriendo a un
“lenguaje justo e imparcial”. Se sabe que el término “discípulos”
será cambiado por “discípulos y discípulas”
(sic) y que expresiones tales como “Señor” y “Nuestro
Padre” serán eliminadas. Así que sólo falta un contraataque
machista que especule sobre la mujer que disputaban Jesús y Judas.
Gasoleros
y no tanto
Viajar “chupados” en la ruta (poniendo el auto atrás de algún
camión o incluso de otro auto) puede ser una práctica un tanto
infantil, pero de tan consolidada que se encuentra bien podría considerarse
parte de la tradición. Pero tratar de robar algo de esa energía
perdida para el movimiento a tracción humana ya es otra cosa. Y ni hablar
de pegarse una vuelta cada tanto por alguna estación de servicio, agarrar
la manguera del surtidor y echarse un trago. Esto es, según una noticia
difundida esta semana, lo que estaba haciendo un hombre etíope de unos
30 años en una estación de Halle, Alemania, cuando sus empleados
decidieron llamar a la policía y al hospital locales. Una vocera de la
ley, de nombre Ulrike Diener, explicó que el tipo había elegido
la sin plomo y se había bajado unos 150 centilitros, cuando le tuvieron
que decir que ya había bebido demasiado. “Pero como pagó
por lo que consumió, no se le levantarán cargos.”
Envasada
al natural
El afiche, diseñado por Alannah Currie y encargado por las Madge (Mothers
Against Genetic Engineering in Food and the Environment: “Madres contra
la ingeniería genética en alimentos y medio ambiente”) fue
publicado e inmediatamente levantado del circuito de carteles de la vía
pública neocelandesa, en respuesta a las quejas recibidas que lo calificaban
de “perturbador”. Currie dijo que sólo pretendía avivar
el debate sobre la leche diseñada genéticamente. La modelo es
una chica de 21 años, sobrina de la diseñadora del afiche que,
según su tía, “ahora se está escondiendo por un tiempo,
por si la gente se cree que realmente tiene cuatro tetas”.
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