› Por Tom Lupo
Nacido en el Chaco, mi primer amigo ser un indio toba. A los doce, familia y yo mudarse a Buenos Aires “porque la educación ser mejor”. De la primera semana, lo que más recuerdo es una frase de mi padre según la cual iba a tener que aprender a usar las llaves, cosa que no usábamos en mi pueblo. en donde las puertas no se cerraban, en donde nadie pasaba hambre.
¿Vivía en un paraíso sin saberlo o pueblo chico, infierno grande?
En el secundario tuve de profe a Haroldo Conti que en vez de Educación Democrática nos leyó todo el año cuentos sudamericanos y esa torcedura de destino no pudo sino hacer lo suyo. Después probé con medicina y abogacía y finalmente el destino hizo que terminara psicología a donde recalé siguiendo una mujer.
Antes de eso era redactor publicitario, un trabajo buenísimo, bien pago y mal visto. Que dejé para ser psicólogo, o ese imposible llamado psicoanalista, pero nunca más de dos veces por semana.
En cuanto al esoterismo me pasó que alquilé la casa de una periodista y terminé haciendo una revista de rock, Twist y gritos, una feminista, Alfonsina y una modernosa, Banana, que prohibió la dictadura del Proceso porque alguien se tomó el trabajo de leer el segundo número y descubrió que en una versión actualizada de Blancanieves, se la llevaban en un Ford Falcon.
Hice radio y un poco de TV. Me tocó impulsar la música y la poesía de por aquí, pero por cosas del destino, neurosis y una pelea con un mandamás del guiso, nunca llegué a triunfar y ser famoso y tal vez ese sea mi mayor agradecimiento.
Me dedico de distintas maneras a la poesía. Enseñando, leyendo, recitando. Soy un hijo ilegítimo del lenguaje. O un operador. O más bien, una operación del mismo. Siendo muy joven, alguien en el lugar del maestro, me dijo con un mismo cuerpo, muchas vidas. Y tal vez vengo haciéndole caso. Tuve 14 oficios. Ah... sí, en cuanto a algunos emblemas que legalicen este objeto, fui profesor universitario, me casé siete veces, publiqué en revistas y diarios y tengo un libro anterior. Pero lo más importante es el pequeño susurro, chisme y secreto de este libro.
Que Dios desvíe vuestro camino y podáis encontraros con el mismo.
Con esta breve y concisa autobiografía se presentaba Tom Lupo desde la solapa de su libro Entre muebles y sombras, editado por la editorial Gárgola en 2004. Es el único libro que Lupo firmó con ese nombre, ya que el otro al que hace referencia sin nombrarlo es Palabras para la esfinge, cuyo subtítulo es “Poesía y psicoanálisis”. Se publicó en 1979 y lo firmó con el nombre que aparece en su documento: Carlos Galanternik. Desde hace dos semanas que Tom Lupo se encuentra internado en estado delicado, bajo coma inducido, tras un accidente automovilístico. La noticia se dio a conocer a través de un breve comunicado de radio Del Plata, la emisora en la que estaba realizando un programa nocturno de lunes a viernes, El Pez Náufrago. Allí se señala apenas que la internación se lleva a cabo en un sanatorio de Capital Federal, y que el periodista y poeta es acompañado por su familia. El comunicado de la radio cierra con una frase que desde Radar compartimos: Esperamos y deseamos su pronta recuperación.
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