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Domingo, 17 de enero de 2016

MúSICA > WIZ KHALIFA

EL PAÍS DEL HUMO

Por fin llega a tocar en Buenos Aires un rapper actual, en su mejor momento y todavía en ascenso: Wiz Khalifa. Hijo de un militar, viajó por el mundo hasta que sus padres se divorciaron. Creció en Pennsylvania y su historia personal no es épica ni violenta: tampoco lo es su música, que se acerca sin prejuicios al pop y la fiesta. Obsesionado por la marihuana, su cultura y su mística, amigo de Snoop Dogg, el otro fumón famoso, tocará en el Luna Park, además de sus hits, mucho material de Blacc Hollywood, su último disco de estudio –el quinto, aunque él solo tiene 28 años: es hiperproductivo– y seguramente lo acompañará el aroma dulzón y las ganas de crear buenos momentos para que la realidad y sus malas vibraciones se disuelvan un rato, y un poco, en el aire.

 Por Micaela Ortelli

Se puede fumar marihuana todo el día y ser productivo. Sobre todo si no hay que ocuparse de conseguirla. Desde hace años a Wiz Khalifa lo proveen constantemente de su propia variedad de cannabis. La “Khalifa Kush” –una semilla híbrida descendiente de una OG Kush, conocida por su aroma a pino y limón y efecto psicoactivo ideal para el día no se comercializa: la siempre exitosa producción es exclusiva para Wiz y los que estén en suerte alrededor de él y su crew, los Taylor Gang. Para cualquier enamorado de la ganja, esto solo ya podría considerarse el éxito.

Pero a Wiz Khalifa, que cumplió 28 años en septiembre, también lo proveen de remeras blancas de algodón a medida. Las usa debajo de chalecos de jean, camisas estampadas, buzos con capucha, camperas de colores. En ocasiones lleva sacos entallados directamente sobre la piel tatuada, donde brillan como ojos el oro y los diamantes de sus joyas –tiene medallas varias, dijes Chanel, de leones y faraones, y la cadena que más usa: la de la hoja de marihuana y la naranja en honor a Kush and Orange Juice, el mixtape de descarga gratuita que lo hizo conocido en 2010–. Dicen que fue el primer rapero en usar pantalones ajustados. Pero ahora están volviendo los holgados y Wiz también es parte del movimiento: “Voy con los tiempos”, dice él.

Esta atención lo diferencia de su antecedente más exacto, la leyenda fumona Snoop Dogg, que con excentricismos mantiene el look ancho y deportivo de los ’90. Los MCs se conocieron por interés de Snoop –convertido rastafari, no sin polémica– y protagonizan la comedia para DVD y Blu-ray Mac & Devin Go to High School (2012), donde Wiz es un nerd con novia autoritaria y Snoop el dealer de la escuela que lo inicia en el hábito del humo. “¿No te preocupa el futuro?”, pregunta Devin, el personaje de Wiz. “No, yo vivo el momento”, dice Mac, que también lo lleva a un prostibulo donde Wiz se saca las telarañas con Carla Howe, la conejita de Playboy que hace un tiempo estuvo a punto de vender un video porno de ella y el rapero.

Wiz está soltero desde que el año pasado se divorció de Amber Rose, la modelo curvy ex de Kanye West. Estuvieron casados un año y tienen un hijo de tres llamado Sebastian Taylor. Amber, de 32 años —rapada a acero y teñida de rubio, brazos tatuados, ropa ajustada, uñas puntudas, maquillaje profesional—, seguía con gusto el juego de su marido estrella. En la alfombra roja de los VMA 2014 se besaron con lengua para las cámaras, ella con un vestido hecho solamente de cadenas de plata. Días después se filmó haciendo twerking –el movimiento de nalgas de Nicky Minaj en “Anaconda”– contra una pared donde colgaba un retrato pintado de Wiz. Celebraba la entrada del disco Blacc Hollywood al puesto 1 de Billboard.

Pasó menos de un mes hasta que trascendió que se estaban divorciando. Se sabe que Amber encontró a Wiz teniendo sexo con unas gemelas famosas de Instagram, y nada de la infelicidad de él, que en un track nuevo de Juicy J dice: “Me enamoré de una stripper pero me desenamoré igual de rápido”. Ella en octubre encabezó The Amber Rose Slut Walk, un evento contra la violencia sexual, las etiquetas ofensivas y la desigualdad de género en Los Ángeles. En su discurso citó esa línea y lloró, pero perdonó a Wiz públicamente. También a Kanye, que en su momento dijo que después de separarse de ella tuvo que bañarse 30 veces para sacársela de encima: “Quiero ser un referente para ustedes, quiero perdonar a los hombres, dejar ir esa negatividad”, dijo. Autora de un libro llamado How To Be a Bad Bitch –consejos de finanzas, carrera y belleza–, Amber sigue diciendo que Wiz es el amor de su vida y posteando fotos de los tres cuando se reúnen.

Este no parece el momento más oportuno de llevar una relación monógama para el MC. Lo que se ve en su serie personal Day Today es que su vida de rapero exitoso incluye muchas fiestas, tal como dicen las canciones. Cientos de canciones. Wiz es muy prolífico y aún coronado mantiene la costumbre de regalar música; su último mixtape, Cabin Fever 3, salió a fines de diciembre. No esperar de las letras compromiso social ni oscuras historias de guetto; Wiz no es muy profundo en sus raps, que suelen ser improvisados y siempre mechados con una pitada profunda y su risa tan particular.

Wiz quiere crear buenos momentos, ese es su aporte. Sus canciones más clásicas son buena compañía para relajarse, y a sus traps –el subgénero latoso y salpicado que es tendencia en la noche de todo el mundo– los pasan en boliches y clubs de strippers. Las críticas no son siempre las mejores porque no todo el periodismo puede ser militante de la marihuana. A los fumones no les aburre que les hablen de fumar, pero los periodistas interesados necesitan más: saber detalles, entender qué se siente realmente ser “el único negro en primera clase”, el significado de la sigla O.N.I.F.C. (2012), el segundo disco, que de entrada los malpredispuso con una portada donde Wiz, de tapado de piel blanco, mira a cámara con el temple de Jimi Hendrix.

Wiz es una estrella pop y se mueve como los íconos: alguien a quien no se puede dejar de mirar. Es residente donde vaya: tiene las llaves de todas las ciudades, dice. Wiz lo que tiene son fans: chicos y chicas que van a sus shows, se saben sus canciones y tratan de imitar su estilo. Los tenía cuando #kushandorangejuice –el mixtape que lanzó antes de su debut por discográfica– fue tendencia en Twitter durante tres días. Y cuando agotó las entradas del Waken Baken Tour, que inició en lugar de salir de gira como show apertura de Drake. En el escenario Wiz transpira y sus shows son dignos de ver, por eso su base de fans –que empieza en su ciudad y se extiende a toda la comunidad cannábica–, es tan firme.

En Pittsburg, Pennsylvania, se estableció su familia cuando su padre militar dejó de viajar. Una ciudad donde todos se conocen, dice Wiz; entre las mejores para vivir de Estados Unidos, según los informes. Una ciudad que no es Compton ni Nueva York, semilleros de las grandes leyendas del hip hop. Wiz, por ahora, tiene una historia menos épica que la mayoría de los MCs populares. Los padres se divorciaron cuando era chico sin causar mayor trauma. Wiz conoció la marihuana por la madre; fumar juntos sigue siendo parte de su vínculo. El padre quería que fuera a la universidad, pero igualmente lo alentó a rapear. Un tío MC musulmán le agregó el “Khalifa” (sucesor) a su alias “Wisdom” (sabiduría). En los estudios locales lo dejaban grabar gratis porque prometía, y antes de terminar el secundario lanzó su primer mixtape.

Enseguida llamó la atención de Warner, que lanzó “Say Yeah”, su primer single importante. El contrato no duró por desacuerdos respecto del disco debut y Wiz volvió a su rumbo independiente con productores en crecimiento. Así hasta entregar aquel mixtape que le hizo ganar un nuevo contrato redituable con Atlantic Records, el sello que terminó editando Rolling Papers (2011). Hoy aparecen nombres con prestigio en los créditos de sus discos, pero todavía nadie que le haga sombra al suyo. Wiz no es un MC de andar haciendo honores y no eligiría un instrumental prefabricado solo porque lo hizo un famoso.

Al hit que lo consagró lo trabajó con el dúo noruego StarGate, que hizo beats para Rihanna y Beyoncé. Si ahora todo el mundo conoce y grita los colores de la bandera de Pittsburgh, es gracias a “Black and Yellow”. Y tiene varios más que resuenan. Musicalmente Wiz Khalifa está muy cerca del pop: es un chico melódico, disfruta cantar, le gustan los estribillos y no le molesta que los productores intervengan para lograr canciones hermosas y radiales. También participó en un tema de Maroon 5, Bruno Mars canta en la facilísima “Wild, Young and Free”, y su balada en colaboración con Charlie Puth para el final de Rápido y Furioso 7 está nominada a los Grammy y los Globo de Oro (“See You Again” es un tributo a Paul Walker, que murió antes del estreno).

Todavía Wiz no ganó premios ni anda en limusina. Puede surgir un viaje de fin de semana a Dubai, pero el nivel de fama y dinero parece controlable, del que se puede disfrutar. Sus hábitos dentro de todo son saludables: por lo que habla y muestra, los únicos narcóticos que consume son marihuana y alcohol –champagne y gin Bombay principalmente–. En un momento de su carrera en que todo todavía depende de él, mantenerse productivo y no ser un barrilete es fundamental: es lo que hace de él, además, un hombre de negocios enfocado, capaz de convertirse en millonario haciendo lo que le gusta –dirigir su propia línea de Converse es algo que también le gusta mucho–, sin negociar personalidad. “Cuanto más rápido llegues, más rápido te vas a ir”, canta en “Work Hard, Play Hard”.

Su tercer disco oficial, Blacc Hollywood, salió en 2014. En el medio hubo mixtapes. A 28 Grams, firmado como TrapWiz, lo regaló despues de una noche en la comisaria por tenencia de marihuana. Se sabe que está preparando la continuación de Rolling Papers, y el tracklist podría incluir “No Social Media”, el tema con participación de Snoop que grabó después del episodio de la Conejita: ahí Wiz pide fiesta pero sin celulares. El nuevo disco se llamará Rolling Papers 2: The Weed Album y un single es “Burn Slow”, con participación y producción de dos frescuras de la escena, Swae Lee del dúo Rae Sremmurd y Mike Will Made It. “Tengo unos miles de dólares y varios porros armados”, dice Wiz, que siempre quiere invitar. En el mundo de Wiz Khalifa se la pasa bien. Si tiene tristezas o preocupaciones no las expone. A algunas personas la marihuana las ayuda a eso: mantenerse de buen humor en el presente.

Wiz Khalifa toca en Buenos Aires el 27 de enero a las 21 en el Luna Park.

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