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Domingo, 12 de septiembre de 2004

ENCUENTROS

“Yo vi obras tuyas con humor” - REP

El año pasado, Guillermo Kuitca copó el Malba con una retrospectiva monumental de la que todavía se sigue hablando. Este año, Miguel Rep desembarcó con sus Bellas Artes. Para la presentación del libro de Rep, los dos charlaron en público, se interrogaron, discreparon y hasta se dijeron lo que cada uno pensaba del trabajo del otro. A continuación, Radar reproduce algunos de los pasajes más jugosos.

La traición por amor al arte
Nino Romela: Te quería preguntar, Guillermo, de lo que has leído, de lo que has visto de este libro, qué es lo que más te ha llamado la atención. ¿Cuáles de los dibujos son los que te impactan por alguna razón? ¿Cómo lo has tomado?
Guillermo Kuitca: Bueno, me parece que hay muchas estrategias distintas en los dibujos de Miguel y en realidad después te contesto. Pero lo primero: Miguel, vos hablabas de un libro con luz, con amor, con cariño, con respeto. En muchas cosas se nota tu cariño por el artista que estás tratando, tu respeto. Me imagino que es muy difícil congeniar el homenaje con la burla. Debe ser una línea bastante difícil de transitar, hacer humor y al mismo tiempo no apelar a la burla o el sarcasmo, cosa que en general no hacés. Excepto en algunos casos que a mí me parecieron muy atractivos. Por eso creo que mi modo de ver las Bellas Artes es probablemente más cruel que el tuyo. Es decir, mi acercamiento sería quizá de menos cariño. Pero con algunos artistas tuviste más irreverencia. Tenía acá el dibujo de Frida Kahlo, donde hay como una burla a su sufrimiento. Es muy atractivo eso. Como decir: “Bueno está bien, la mujer padeció todo esto”, pero también está esta enfermera esperando que esta señora termine de desangrarse. También hay algo de eso cuando ponés el logo de la CNN en Goya, ¿no? Te quería preguntar cómo hiciste para transitar ese camino del cariño y al mismo tiempo del humor.
Miguel Rep: Del amor y el humor, ¿no?
Kuitca: Sí, sí. No digo que cuando está uno, no está el otro; lo que digo es qué pasa cuando están los dos.
Rep: El ejemplo de Frida. Cuando vos dijiste que me burlaba por ahí del dolor de Frida. Yo no me burlo del dolor de ella, me burlo del logotipo de ella que han usado los demás, de eso en que han transformado a Frida.
Kuitca: Lo que quiero decir es que en ese caso es un modo bastante particular de tomar la obra de un artista, incluso desde el cliché en que se convirtió esa obra.
Rep: Me burlo del cliché.
Kuitca: Claro.
Rep: Pero, no tanto de Frida. Yo la verdad es que tengo mucho cariño por mis compañeros artistas.
Kuitca: Sí, se nota.
Rep: Porque realmente son como amigos de todos los tiempos. Me imagino al tipo o a la tipa que pintaba y me imagino que uno podía tomar un café con ellos, que son gente como uno. Me imagino que son pensadores, desde el homo sapiens hasta hoy, hasta vos, y los que vendrán; el artista es un pensador. De ahí está el respeto que yo tengo. El artista no es eso que nos quieren vender en las películas, que están esperando que la musa los atraviese con un rayo.
Kuitca: Pero en algunos casos vos apelás bastante a los clichés del taller, lleno de pomos y de imágenes. Me sale preguntarte si ese mundo del arte viene de un conocimiento de colegas tuyos, amigos artistas, películas, lecturas. Me parece que parte del encanto de los dibujos está en que vos usás el cliché. Por ejemplo, en la mayoría está el caballete con la tela, que se transforma así en una especie de motivo de tus propios dibujos. O sea, que son imágenes que a veces no son necesariamente las...
Rep: ... reales.
Kuitca: Las reales. Pero por eso me da la impresión de que usaste un poco lo que es el inconsciente general sobre lo que es un artista.
Rep: Por un lado, aunque te parezca mentira, hay bastante documentación. Pero, por otro lado, utilizo lo que puedo. Todo lo que está a mano para comunicar, yo lo uso. Si necesito un caballete, no voy a fijar si el caballete estuvo realmente. Si en Vermeer me he dado cuenta de quetiene un caballete es porque hay un autorretrato visto de espaldas y vi que en esa época había caballetes. De Picasso he visto obra y pude ponerla en el piso. Hay cierta comprensión cuando zafo de eso, que casi siempre es en ese capítulo de la creación, uso el cliché. Claro, cómo no voy a usar clichés si ahí no estoy apelando a casi ningún artista conocido. Estoy inventando una situación donde pongo pomos.
Kuitca: ¿Y cuál es el que más te interesa? Me parece que la tela en blanco.
Rep: El de la angustia de la tela en blanco.
Kuitca: ¿Sabés que a mí no me sucede? Los miedos no me suceden frente a la tela en blanco sino a medida... tengo esta idea de que el cuadro se va poniendo en blanco. Algo así como que avanza, es como que eso del cuadro en blanco o las dudas van surgiendo, no desde el momento inmaculado de la tela en el caballete sino un poquito más para este lado.
Rep: Más cuando está en el 50 por ciento.
Kuitca: Algo así, más cuando ya no es esa cosa genérica, esa tela en blanco como algo que usamos todos.
Rep: Tengo una cosa clarísima: que cuando tengo una idea que no me sale, no me sale, y llega un punto en que lo voy a romper, lo estoy por romper y aparece un color que no estaba en mi cabeza y que me sorprende. A partir de esa sorpresa que traiciona, y me hace olvidar la idea principal, empieza la obra, la obra verdadera. Yo no sé si esto te pasará a vos, pero yo tengo que traicionar; si no, tengo una desilusión porque no me va a salir lo que es mi ilusión.
Kuitca: Bueno, quizá la desilusión la tengas de todos modos, es decir, uno de algún modo se va enfrentando a las cosas que esperaba y a las que va consiguiendo.
Rep: Pero, ponele, uno tiene una idea diez puntos. Nunca te va a salir diez, te sale siete, seis o doce, es raro, pero no te sale diez. Yo creo que uno puede seguir laburando porque no está aferrado al 10. Hay un punto en el que tenés que traicionarte.

¿Dónde está tu corazón?
Kuitca: ¿Pensás que ahora que terminaste el libro es una etapa cerrada o vas a seguir elaborando temas de las Bellas Artes?
Rep: No sé. Hay mucho artista por ahí que me hubiera gustado recrear, más gente de mi gremio, del llamado noveno arte. Le he dedicado un capítulo, pero hay muchísimo más, hay historietas maravillosas y la gente cree que la historieta recién entró en el arte por Lichtenstein y, sin embargo, el arte de la historieta está desde siempre.
Kuitca: Sin dudas.
Rep: Y el capítulo que más me gusta de la historia del arte es Las cavernas.
Kuitca: Ese a mí también me gustó mucho y me parece que es, paradójicamente, un terreno inagotable para el humor: el marchand, el crítico, la venta de la obra, en fin, toda esa especie de folklore sobre el artista y el mundo del arte. Me parece que vos lo ubicaste todo en las cavernas: aparece el marchand, es el primer vernissage, los saladitos, la galería, el tipo que vende la obra. Es curioso cómo todo ese mundo está ahí.
Rep: Está ahí, te juro que está ahí.
Kuitca: Y... vos lo pusiste ahí, qué sé yo si estaba o no...
Rep: Cada vez estoy más convencido de que estaba ahí. Cada vez que voy a una galería, pienso que es una caverna, una cueva de Altamira. Sí, el tema de las cavernas es apasionante. Y una cosa que se me ocurrió la semana pasada es por qué pensaron que era un tipo el que hizo la pintura, por qué no pensaron nunca que fue una mujer.
Kuitca: Bueno, no sé...
Rep: La mujer está fuera de la historia oficial del arte.
Kuitca: No, bueno... Hay grandes artistas. Lo que pasa es que obviamente, insisto, vos te manejás con tus caprichos, dentro de un cliché. Entonces caíste en una pequeña trampa del mundo de las Bellas Artes escrita por hombres.
Rep: Bueno, está como modelo. Pero, ¿como artista?
Kuitca: Bueno, yo pensaba que una artista como Cindy Sherman es muy fácil de homenajear.
Rep: Pero, por ejemplo, decime algo de las mujeres en la historia del arte. Porque vos estás hablando de ahora.
Kuitca: Está bien.
Rep: En el capítulo que más se acerca a nosotros yo he puesto a Frida, está Sarah Kay (risas). Pero fijate antes: yo estoy hablando desde Altamira hasta el siglo XIX.
Kuitca: ¿Y?
Rep: Es verdad, no hice la mujer cavernícola. Pero está bien lo que vos decís, porque este libro se parece a La grandeza y la chiqueza, donde trabajé con la historia argentina, con todas las escenas que nos metieron billikenizadas y que son clichés, es verdad. El cliché tope de la historia del arte es La Gioconda y no la puse.
Kuitca: Hubo dos clichés que no pusiste, y me parece que es de agradecer. Uno, la sonrisa de Mona Lisa, y el otro me olvidé. Así que te quería preguntar sobre el duelo del siglo, que siempre me gusta saber...
Rep: Estamos hablando de Matisse versus Picasso...
Kuitca: ¿Dónde está tu corazón?
Rep: En Matisse, cada vez más en Matisse. Pero mi hígado, todos mis otros órganos están en Picasso, todo lo demás está en Picasso. Pero mi corazón está en Matisse. ¿Y vos?
Kuitca: Es difícil salirse de eso... qué sé yo. A mí me parece que ese duelo está hecho, que el perdedor de ese duelo es Braque. No es ni Picasso ni Matisse. Todo está armado, como para que...
Rep: ... Braque está en el libro...
Kuitca: Sí, está en el libro, pero porque le hiciste una así como...
Rep: ... todo mal...
Kuitca: Me parece que Picasso eligió un rival que no fuera Braque. Es decir, me parece que es un modo de ver eso.
Rep: Pero, ¿entre estos dos?
Kuitca: Sí, yo también tengo un corazón para Matisse. Creo que a la hora de imaginar cuál es el artista que pudo ponerse cerca de Picasso, siento que el siglo XX podría armarse entre Picasso y Warhol, pero obviamente no es verosímil como duelo y de hecho la rivalidad estuvo planteada con Matisse, así que creo que mi corazón también está cerca de Matisse.

El agua y la pecera
Rep: Yo te voy a hacer preguntas, pero tengo miedo de hacértelas como de dibujante a plástico y quedar mal. Porque para mí hay obra, hay artistas que me dan ganas de dibujar y otros que me anulan. A vos, ¿te pasa eso?
Kuitca: Sí, por supuesto. El capricho que vos decís, supongo que es el que yo experimento cuando voy a un museo y hay enormes áreas que me producen total desinterés, y estoy hablando de grandes artistas, obviamente. Y otras veces siento placer por volver a ver cosas que vi mil veces y que a lo mejor responden a un apetito.
Rep: ¿Te estimulan? ¿Te da ganas de ir a pintar?
Kuitca: No sé, a veces eso me pasa con artistas más cercanos. Un colega que hizo algo de pronto despierta mi entusiasmo por hacer algo. Pero es muy difícil, o al menos no recuerdo que me haya pasado viendo obras de las Bellas Artes, que me hayan despertado la iniciativa de hacer una obra enrespuesta a eso. No lo sé. Pero, sin dudas me hice pintor porque, seguramente, de chico vi arte. Así que, en definitiva, todo mi trabajo fue una reacción.
Rep: Pero no de arte vivimos solamente.
Kuitca: Sin duda, hay un montón: música y humor...
Rep: ¿El humor?
Kuitca: Sí. ¿Por qué no? No sé si podría vivir si no.
Rep: Hace un rato me hiciste una pregunta sobre el humor y no te contesté un pomo.
Kuitca: No, no te portaste bien...
Rep: Porque yo no puedo hablar de humor. Porque yo hago humor, es como hablar de respirar. Yo ya ni puedo teorizar, es como mi mirada. Yo dibujo grotesco lo que veo. Tengo una mirada humorística, entonces no te puedo hablar desde el agua de la pecera.
Kuitca: Está bien, pero no tenés por qué hacerlo tampoco.
Rep: Vos, ¿ves poco humor en las artes en general, o por lo menos en las plásticas?
Kuitca: Yo no me preocuparía tanto por eso. Me parece que el humor es una condición de qué hacemos con eso, no tanto de las cosas. Es decir, a mí los chistes en la pintura en general no me interesan para nada.
Rep: El ingenio...
Kuitca: Sí, no es que veo un cuadro y reconozco un chiste en el cuadro y me produce... En general no me produce nada.
Rep: Pero el humor no es sólo un chiste.
Kuitca: No, obviamente, pero me parece que el humor es también parte de lo que hacemos con eso que está ahí, con ese drama que eventualmente está ahí. A mí me parece que el humor es más una condición del ojo. El humor también está en la mirada, no necesariamente en la obra.
Rep: Y vos, en tu obra, ¿creés que tenés humor?
Kuitca: Espero tenerlo, sí, pero no me vuelvo loco con eso. Cuento con que el humor es la capacidad que tiene el otro para hacer algo diferente con mi obra. Por lo tanto, si la obra tiene en sí misma algo de carga humorística, no lo sé. Quizá ni siquiera es algo natural en mi trabajo. Me preocupa más que la mirada de los demás no tenga humor. Yo doy por sentado que en algún lado tiene que aparecer eso. Así como me parece que no hay ningún problema en mirar tus trabajos sin humor. Por ejemplo, yo no había visto las obras en vivo, y me sedujo muchísimo cuestiones de líneas y la sensualidad que tenés con el papel. En fin, cuestiones que no remiten a una reacción jocosa, y es muy placentero relacionarse con tu trabajo de esa forma. Supongo que no es un modo de contradecir la obra sino de recibir algo más.
Rep: Y yo, encima, obras tuyas las he visto con humor. Por eso si vos me decías que no tenías una cuestión humorística, yo te iba a decir que yo había visto cosas con humor.

Esto no es una obra
Kuitca: Una última cosa. Me da la impresión de que Magritte es una de las figuras que probablemente da más vueltas en el libro, como una paradoja de las cosas que están más allá de las telas. Como si vos hubieras adoptado una especie de juego magritteano y lo hubieras esparcido dentro de las Bellas Artes. ¿Reconocés algo de eso?
Rep: A mí no me gusta Magritte. Me parece un ilustradorazo. Pero me gustó esta imagen y se me ocurrió ese chiste y lo hice.
Kuitca: Pero no me refiero a ese chiste específico sino a esta paradoja que hace Magritte en su obra, de que la tela es una especie de continuidad invisible de la realidad. Es algo que de algún modo usás a lo largo de tu libro: eso que está representado en la tela es algo que el artistaencuentra en una realidad idéntica. Me parece que eso tiene que ver en algún punto más allá de que te guste Magritte o no.
Rep: No, es que seguramente no me gusta porque me debo parecer.
N.R.: Hay algunas otras cuestiones de tu libro que son realmente trágicas. Dos dedicados a El grito de Munch.
Rep: Yo no fui.
Kuitca: Eso es un cliché. ¿Pensaste en alguna obra posterior al robo? Se te ocurrió trabajar a partir...
Rep: Ah... vos decís hacer un chiste a partir del robo.
Kuitca: El grito se ha robado, claro.
Rep: No, no. Me enteré ayer, y dije: ¿otra vez lo robaron? Pero es como el robo de La Gioconda: lo roban de tanto en tanto. Peor sería que lo destruyeran. A mí me conmocionaría que le pegaran un palazo a La Piedad otra vez.
Romela.: ¿Qué hace el que tiene El grito? ¿Lo mira todo el tiempo?
Kuitca: No tengo la menor idea.

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