Dom 05.12.2004
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MúSICA: 20 AñOS DE GIRAS, HOTELES Y BACKSTAGES CON U2

Dublineses

Desde los primeros shows para un puñado de oyentes en Dublín hasta las giras de jets privados y recaudaciones multimillonarias, pasando por las reuniones con figuras políticas como Clinton, Blair y el Papa, meses enteros en cuartos de hotel y gestiones por la prevención del sida en Africa y la condonación de la deuda externa del Tercer Mundo, Lisa Robinson –una de las periodistas de rock más antiguas y prestigiosas del planeta– lleva más de 20 años en la ruta con U2. Estas son algunas de sus mejores anécdotas.

Por Lisa Robinson
Los U2 creían ser una banda punk cuando empezaron su búsqueda de la fama en la escuela secundaria Mount Temple de Dublín, hace veinticinco años. Pero nunca hicieron un show en el mítico CBGB. Cuando tocaron por primera vez en Estados Unidos, en diciembre de 1980, lo hicieron en el Mudd Club de Nueva York. Ese mismo mes tocaron en el Ritz durante una tormenta de nieve para cien personas, incluido su agente de prensa Frank Barsalona, quien les dijo que iban a ser grandes. Por supuesto, Barsalona les decía lo mismo a todas sus bandas. Pero U2 siempre tuvo algo diferente.
Después de veintiún años viajando y hablando con U2, me queda claro que nunca hubo, y probablemente no habrá, otro grupo como ellos. Una combinación de Los Beatles (muy populares, melódicos) y Television (innovadores, inspiradores), pero también el corazón de Ramones y la confianza de Frank Sinatra. En una carrera que ya lleva un cuarto de siglo, ningún integrante de U2 fue arrestado por portar armas o golpear a un fotógrafo; nunca fueron echados de un boliche ni se los sacó de algún departamento gritando y semidesnudos. Ningún miembro de U2 tiene que ocultarle a su esposa alguna aventura en un club de strippers. Ninguno de los miembros originales abandonó la banda, ni sufrió una sobredosis, ni se suicidó, ni fue asesinado ni murió. Aun cuando Bono escribe las letras y las melodías y Edge aporta el resto de la canción, los cuatro trabajan juntos en su música y reciben el mismo porcentaje de ganancias por derechos de autor. Hace veintisiete años que tienen el mismo manager, algo prácticamente desconocido en el negocio de la música. De hecho, Paul McGuiness es el quinto integrante de la banda. Tienen el mismo manager de giras, Dennis Sheehan, desde hace más de veinte años, y un equipo de colaboradores –en su mayoría mujeres– conocido por su eficiencia y buen trato en un negocio que se caracteriza por todo lo contrario. Y excepto por el breve período en que Adam Clayton estuvo comprometido con la modelo Naomi Campbell, nunca aparecieron en la prensa amarilla. U2, la única banda que todavía hace música exitosa comercialmente e interesante artísticamente, evitó los clisés del rocanrol desde el principio.
Nunca dijeron que no querían cantar alguna canción en particular cuando cumplieran cuarenta años. Nunca fingieron que no querían tocar en estadios. Sus canciones –”I Will Follow”, “New Year’s Day”, “Where The Streets Have No Name”, “I Still Haven’t Found What I’m Looking For” y tantas otras– siempre fueron descriptas como himnos, con melodías grandiosas y guitarras zumbantes. Tenían grandes sueños, grandes ideas y un gran sonido atmosférico. U2 era, y es, una banda que importa.

Mayo de 1983, Festival US, Devore, California Una estatua de bronce de John Lennon al costado del escenario le da la idea a Bono de trepar por los parlantes en mitad de la actuación y hacer corear a 200.000 personas “Give Peace a Chance”. Los adjetivos apasionado, comprometido, ingenuo, optimista, heroico e idealista podrían haber sido registrados para definir a Bono. Después del show, le pregunto si U2 es una banda política: “Ya viste a la gente, y lo bien que lo pasamos sobre el escenario. No tenemos un as en la manga. La gente siempre está buscando una etiqueta, entonces dicen que somos una banda ‘espiritual’ o ‘política’. Todo eso me aterra. Somos cuatro tipos que hacen música. Los clisés están matando a la música”.

Abril de 1987, Las Vegas La banda va a ver a Frank Sinatra, que los presenta desde el escenario. Frank también anuncia que el álbum de U2, The Joshua Tree, está en el Nº 1. Pero agrega: “Seguro que no se gastan la plata en ropa”.

Mayo 1987, Harford, Connecticut Bono se registra en el hotel con el nombre de Tony Orlando. Después del show, nos quedamos toda la noche escuchando a Hank Williams y Television. Y Bono dice: “Los rockeros hacen su mejor trabajo durante los primeros diez años y después se separan, como Los Beatles. Si no, se repiten y aburren a todo el mundo. Pero yo siempre creí que nosotros teníamos una chispa especial, y que seguiremos haciendo música que la gente quiera escuchar”. Le pregunto: “¿Sos tan pacifista como tus canciones?”, y él dice: “La gente cree que soy un gurú porque escribo canciones como ‘Pride’ y me atraen las figuras de Gandhi y Martin Luther King. Pero me atraen porque crecí en un ambiente muy violento y desprecio mi propia violencia. Soy mucho más el tipo con la botella rota en la mano que el pone la otra mejilla”.

Agosto de 1992, Nueva York A esta altura, más de setenta personas acompañan a U2 en las giras. Aviones privados y limusinas los llevan a conciertos con entradas agotadas en todo el mundo. La gira Zoo TV es enorme, técnicamente ambiciosa, y acompaña un disco también técnicamente ambicioso como Achtung Baby. Hay grandes pantallas de video y efectos digitales. Desde el escenario Bono habla por teléfono con la Casa Blanca y Sarajevo. Bono tiene dos personalidades sobre el escenario: The Fly -cuero negro, grandes anteojos oscuros– y Macphisto –lamé dorado, lápiz labial, cuernos rojos sobre la cabeza–. ¿U2 se volvió tecno? Después del concierto en el estadio de los Giants, Bono me habla de los primeros años de U2: “Estábamos en la secundaria y supimos que un tipo estaba por hacer la película del Retrato del artista adolescente de James Joyce; fue a nuestra escuela para ver si encontraba actores. Supimos que tenía contactos con la televisión, y creímos que si lo impresionábamos podíamos aparecer en un programa que era como Top of the Pops, pero irlandés. Éramos muy jóvenes, sólo tocábamos covers, y aunque teníamos maquetas de temas propios, todavía no habíamos terminado ninguno. Así que hicimos dos canciones de Ramones para él. Nos dijo: ‘Muy bien, ¿las escribieron ustedes?’. Murmuramos que sí. Años después le conté la historia a Joey Ramone y él me preguntó: “¿Quién es James Joyce?”.

Mayo de 1999 Le pregunto a Bono cómo es volver a casa después de una larga gira. “Uno se sienta a la mesa, mueve la lámpara como un maníaco y cuenta chistes sin gracia.” ¿Te sentís atrapado tras los anteojos negros? “¿Qué? No, es mi forma de escapar. Es mi máscara.” ¿Los shows de estadio no son anticuados? “Muy, muy anticuados. Por eso creo que es adecuado que una banda como la nuestra lleve este formato anticuado hacia el próximo siglo.”

Enero de 2000 Bono se toma un tiempo libre para reunir fondos para la crisis del sida en Africa y eliminar la deuda externa del Tercer Mundo. Se encuentra con líderes mundiales como el presidente Clinton y Tony Blair. Tiene una audiencia privada con el papa Juan Pablo II y le regala al pontífice sus anteojos negros. “Él me regaló un rosario”, me cuenta después. “Y tomamos fotos del Papa con mis anteojos, pero desaparecieron. Aparentemente los colaboradores del Papa no tienen sentido del humor.” Y agrega: “Estoy en contra de las ideas del Papa sobre el uso de preservativo y demás. No soy un discípulo, pero creo que es un hombre sincero”. En una entrevista, Edge me confiesa: “No ayuda para nada a la banda que Bono sea conocido como un activista político. A un nivel está bien, pero que te fotografíen con George W. Bush y el Papa... eso no me gusta en absoluto, y él lo sabe. Le pedí que, haga lo que haga, no se fotografíe con Bush Jr. Y él me dijo: ‘Entiendo lo que decís, pero esto es demasiado importante’. Y al final tengo que estar de acuerdo con él, porque si así puede ayudar a alguien... Lo que me preocupa es que la política es un asunto cenagoso. Nunca sabés si te están diciendo la verdad. Él tiene que aceptar una serie de compromisos con los que yo no me sentiría cómodo”.

Julio de 2004, Boston Después de la fiesta del senador Kennedy, Bono, su esposa Ali, Paul McGuinnes y amigos se reúnen en una habitación del Fairmont Copley Plaza. Le pregunto a Bono cómo equilibra su trabajo político con la banda. “Es el síndrome clásico de la estrella de rock”, dice. “Quiero divertirme y quiero salvar al mundo. La banda es increíblemente tolerante. Hay que decirlo: hacer política no es un trabajo cool, y mucha de la gente que debo conocer es desagradable. En ocasiones, los muchachos están molestos y frustrados, pero también están orgullosos y por eso me ayudan financieramente con este trabajo. Si tardamos dos años en hacer un disco que podría hacerse en uno, son dos años de sus vidas que invierten en el activismo.” ¿Por qué tardar dos años en hacer un disco? “Porque necesitamos hacer un gran disco. ¿Quién necesita un buen, o muy buen, disco de U2 en este momento? Tenemos que tener once grandes canciones-motivos para salir de casa.” Ustedes son muy ricos. ¿Cómo mantienen las cosas en perspectiva? “Las burbujas se te van a la cabeza a veces. Y el mareo de la altura... por eso una canción se llama ‘Vertigo’. Creo que, al final, todo tiene que ver con tener un ADN punk. Despreciamos a las bandas para las que es suficiente con estar ahí. Esos rockeros gordos... tienen su casa y su auto pero perdieron todo lo demás. Para nosotros, lo único que justifica el éxito es que tu banda no sea una mierda. Tenemos un trato con el público: nosotros vivimos una vida en la que no nos preocupamos por las cosas que se preocupan ellos –pagar las cuentas, la escuela de los chicos– y a cambio tratamos de no ser estúpidos ni darles material de segunda.”

Noviembre de 2004 Bono y Adam Clayton tienen 44 años, Edge tiene 43 y Larry, 42. Editaron 11 discos desde su debut en 1980, vendieron 125 millones de copias y tocaron en 26 países. Su última gira, Elevation, recaudó 115 millones de dólares. Su nuevo disco, llamado How to Dismantle an Atomic Bomb, acaba de editarse. Son once canciones melodiosas, complejas, emocionantes, fuertes. Sus planes incluyen una gira mundial para marzo de 2005. A diferencia de The Who, los Rolling Stones, Iggy Pop, Bob Dylan, Led Zeppelin y otros que han prestado su música para publicidades, U2 siempre se ha negado a que una de sus canciones venda autos, cámaras o celulares. “Beautiful Day”, sin embargo, musicalizó la campaña de John Kerry. El cabello de Bono está más claro. Todos tienen entre tres y cinco hijos, excepto Adam. Cada verano dejan Dublín –todos viven allí todavía– y se van al sur de Francia. Han pasado veinticinco años juntos, sobre y bajo el escenario. ¿Qué los mantiene juntos? “El apoyo mutuo, y la autocrítica”, dice Paul McGuinnes. “Autocrítica despiadada. Es cierto que son cuatro voces iguales, y eso hace que las reuniones sean interminables.” Adam agrega: “A veces pienso que estar en U2 es estar en una reunión larga. En un largo debate. La vida es el recreo para tomarse un café entre reuniones”. Y para Larry: “U2 es una mesa de cuatro patas. Si una de las patas se quiebra, la mesa no se derrumba: las otras tres están ahí para aguantar”.

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