Dom 06.02.2005
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TARAS > EL FENóMENO DE MOSTRAR LA VIDA EN IMáGENES POR INTERNET

Muéstrame tu vida

Tiene algo de fotonovela, algo de autobiografía, algo de folletín, algo de Gran Hermano, algo de exhibicionismo virtual y más de un millón de adeptos en todo el mundo. Y sorpresa: Argentina es la tercera potencia mundial en la materia, detrás de Estados Unidos y Brasil. ¿Qué es el fotolog?

Por Fernando Pérez Solivella

“¡Muestre su vida al mundo entero!” El nuevo slogan de Internet promociona el último fetiche del exhibicionista virtual y promete los 15 megas de fama al instante. Con el boom del fotolog llega la democratización del destape en masa, disparada por un mayor acceso a las webcams, los celulares con camarita incluida y la banda ancha.

Descendiente directo del livejournal (diario íntimo online), el fotodiario digital o flog consiste en una página web donde se sube una foto por día que luego recibe comentarios de conocidos y mirones anónimos. Es un híbrido con elementos de la fotonovela (se relata en imágenes), la autobiografía (la mayoría desnuda su intimidad), el folletín del siglo XIX (por la entrega periódica) y, por supuesto, el voyeurismo de Gran Hermano.

El fotolog cumple la doble fantasía de ser observado por el ojo de la cerradura virtual y de espiar vicios e intimidades ajenas. Fotolog.net, la gran comunidad de fotologueros, acaba de pasar el millón de usuarios y ya tiene más de 30 millones de imágenes subidas. Y las estadísticas dicen que en los últimos meses pasamos a ser uno de los tres países más exhibicionistas: en junio de 2004 había apenas 4500 fotologueros, ahora son 48.745. Sólo nos superan Brasil –el número 1, con 344.51– y Estados Unidos –con 77.905.

“Después de todo, para la mayoría de la gente es más fácil ver algo interesante que decir algo interesante”, se sinceran en Fotolog.net Para el teórico francés Jacques Aumont, el pasaje de la imagen pictórica a la fotográfica se explica por el deseo de capturar la realidad con mayor velocidad que exactitud. Ese mismo afán, quizás, es el que explica la reciente explosión del fotolog, un medio que da rienda suelta al sueño de registrar minuto a minuto la vida cotidiana y subirla al instante a la red vía celular. El flog es eso: inmediatez.

Pero entre miles y miles de imágenes familiares y de amigos, son pocos los fotologs realmente originales. Eso sí: el fotologuero que consiga llamar la atención podrá trascender el mundo virtual y convertirse en una verdadera “web celebrity”. Como la veinteañera Natacha Merritt, una especie de Melissa P. virtual que pasó de exhibir sus desinhibidas fotos eróticas en su flog (www.digital-diaries.com) a que la editorial Taschen le publique un libro con ese contenido en inglés, francés y alemán (Digital Diaries). “Es un reflejo de la intimidad y la publicidad en la era digital, una exploración radical de sí misma y un nuevo modo de masturbación para este nuevo milenio”, definió la editorial.

¿Otra forma de alimentar el narcisismo? Los fotologueros compiten por ver quién es el más observado y Natacha confiesa en una entrevista: “Mi objetivo es mostrar las cosas bellas de la vida. Quiero demostrar que la vida es feliz, porque yo soy supremamente feliz y la paso muy bien practicando sexo. Y quiero mostrarles a los demás lo feliz que soy”.

Para algunos, el flog puede ser una fuente de ingresos adicional: un tal Chris Pirillo, por ejemplo, ofrece escribir un mensaje en su pecho lampiño, fotografiarlo y exponerlo en www.rentmychest.com a cambio de 20 dólares. Otros prefieren usar el fotolog para canalizar manías y obsesiones y cuelgan fotos bajo algún tópico o hilo conductor: como BillsHughes, un proyecto colosal que quiere reunir fotos de todos sus antepasados (bills-hughes-blog.blogspot.com); o una coleccionista de besos lésbicos (www.fotolog.net/lesbian_kiss); o el que busca en el paisaje números en secuencia (www.fotolog.net/sequential_nmbrs). Y para los husmeadores de bolsillos ajenos, Gustavo Romano diseñó Pocketlog (moblog.findelmundo.com.ar), donde expone día a día una imagen con todo lo que lleva en sus bolsillos al volver a su casa.

Lo cierto es que los fotologueros saben explotar todos los beneficios de la web: no hay intermediarios ni censores (al menos por ahora), hay libertad para publicar lo que uno quiera, se generan vínculos con otrosusuarios. Y como en Being John Malkovich, se puede jugar un rato a ver la vida de los demás por adentro.

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