Desde hace unos años, un joven judío ortodoxo de Nueva York llamado Matisyahu defiende y exalta su religión con propósitos de entretenimiento, a través de una mezcla
de rap y reggae. Y, por milagro, el mes que viene se
edita en Argentina su segundo disco, Live at Stubb’s.
› Por Julieta Goldman
Hace rato que el rap ha dejado de ser un género cultivado sólo por los negros norteamericanos. No sólo existen los enormes ejemplos de Beastie Boys y Eminen, sino que el hip-hop se extiende como un estilo que puede ser apropiado por cualquier cultura. Aunque, sin embargo, mantiene un rasgo esencial: cierto apego a cuestiones identitarias, desde personales hasta raciales, y una compleja mezcla de diversión y rebeldía, desde el gangsta de consumo masivo de 50 Cent hasta la conciencia global de M.I.A. pasando por el pormenorizado diario personal de The Streets.
En este contexto, crece la figura de un rapper judío neoyorquino ortodoxo, llamado Matisyahu. El muchacho se encarga de defender el judaísmo a través de su combinación de Bob Marley, el dancehall –reggae bailable que se popularizó en Jamaica hasta conquistar las pistas del mundo– y la filosofía de Chabad-Lubavitch, variante ortodoxa de la religión.
Por un lado el rap, entonces; por el otro, la combinación de religiosidad y música, que tiene varias tradiciones populares: desde el gospel hasta el más reciente re- ggae y la mística rastafari hasta el rock cristiano, que abarca todos los estilos y es un fenómeno de ventas que pasa bajo radar, pero no por eso es menos importante; incluso en Argentina una banda como Kiosko, de rock-pop cristiano, tiene cantidad de seguidores.
Esta es la mezcla de la que se alimenta el trabajo de Matisyahu. Defensor de los preceptos de la Torah, detrás de su nombre rapper se esconde Mathew Miller, 25 años, que descubrió su primer giro místico luego de un viaje introspectivo a las montañas de Colorado, época en la que era un hippie adolescente que tocaba el bongó, se oponía a ir a la escuela, usaba dreadlocks en el pelo, era fan del grupo de rock Grateful Dead y tenía una fuerte sensación de vacío en su vida. Pero en Colorado tuvo por primera vez una conexión con Dios y sintió que su misión debía comenzar de inmediato. Años más tarde decidió reforzar esa energía espiritual con un “viaje iniciático” a la Tierra Prometida, pero no la travesía sionista educativa que todo judío no residente en Israel está en condiciones de realizar a los 16 años –el célebre Plan Tapuz que propaga la no asimilación judía– sino un viaje explorador a la ciudad de Jerusalén, en busca de su identidad y enlace con la religión. Después, Matisyahu se trasladó a Nueva York para atender sus estudios y repartió su tiempo entre el arte musical y el teatro. Así, se fue fortaleciendo tanto en la música como en la disciplina y el culto al judaísmo y se adentró en el reggae y el hip hop poco antes de convertirse definitivamente en judío hasídico. ¿El resultado? Tres discos editados (Shake Off The Dust... Arise, Live at Stubb’s y en marzo de 2006, Youth) y una abultada agenda de shows en distintas ciudades. El flamante y último disco tiene trece temas que incluye algunos grabados en vivo como los (aparentemente) favoritos: “Fire of Heaven/ Altar of Earth”, “Jerusalem”, “Ancient Lullaby” y el tema que le da nombre al disco, “Youth”.
Matisyahu Miller, con su aspecto bastante ortodoxo, le canta a la paz, a la esperanza y al fervor religioso, todo entonado al estilo de Bob Marley. “Alimento de Torah para mi cerebro le deja llover hasta que me ahogo, ¡Truenos! ¡Deje a las bendiciones bajar!”, canta en el último tema del disco Youth, “King Without a Crown”. Y asegura que su único fin, a pesar de las citas y la solemnidad de sus palabras, es la diversión. “Mucha de la gente que viene a mis shows es judía. Y quieren contactarse con el judaísmo de una forma divertida. Ese es mi propósito.” Otros ejemplos de sus letras son: “No importa dónde estoy, bendíceme con toda tu luz” (del tema “Close My Eyes”) o “...del bosque mismo viene la manija para el hacha, Moshe rabbainu hunde el océano en la mitad” (de “Chop ‘em Down”). Para quienes quieran escuchar el rap proveniente de la rama judía hay buenas noticias: en mayo llega a la Argentina de la mano de Sony/Bmg la edición local del segundo disco de Matisyahu, Live at Stubb’s.
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