Domingo, 11 de agosto de 2002 | Hoy
En 1962, José
López Rega había fracasado como émulo de Paul
Anka en Centroamérica, se acababa de retirar de la policía con el
cargo de cabo y todavía ni soñaba
con convertirse progresivamente en el chofer de Perón, el mayordomo de
Isabelita y el ministro de Bienestar Social de la Argentina. Todo su interés
estaba puesto en publicar Astrología Esotérica. Hasta ahora, esta
obra redactada a la sombra de los principios de una secta fascista a la que pertenecieron
Adolf Hitler y Rudolf Hess, permaneció prácticamente
desconocida. Cuarenta años después de su única edición,
Radar dio con un ejemplar y exploró las casi 800 páginas
en las que el artífice de la Triple A se erige como discípulo de
“Abel, Moisés, Krishna, Buda, Jesús y Mahoma”, dicta cátedra
sobre cómo deben ser el arte y la
política del futuro y fija su misión en la historia nacional: valerse
de su secreta sabiduría para
evitar que algún poder demoníaco se haga cargo del gobierno del
país.
Tucho,
de canillita a campeón
Así se denominaba una historieta de la época, en la que un pibe
vendedor de diarios ascendía a crack de un equipo de primera división.
Ideal plausible en un país aún orgulloso de su movilidad social,
hacia 1962 tal plasticidad no parecía suficiente para ese hombrecito
que acababa de abandonar la Policía Federal con el grado de cabo. Sin
embargo, una docena de años más tarde, ese mismo hombre de incipiente
calva y mirada filosa rubricaría su propio ascenso a comisario general
al tiempo que concentraba el mayor poder sobre la vida y la muerte en la Argentina.
Ya en el poder, El Brujo se dio un segundo gusto: ante la atónita mirada
del embajador norteamericano, entonó Rosemarie, I love you (tal como
afirma Heriberto Kahn en Doy Fe) ante un selecto grupo reunido en la representación
diplomática. Había quedado resentido por el nulo éxito
obtenido como émulo de Paul Anka en los Estados Unidos y Centroamérica.
Tras ese fracaso, e impulsado por la necesidad, había probado suerte
en la policía, institución dentro de la que acumuló –vaya
a saber cómo– lospesos con los que adquirió una imprenta
donde la calle Salguero casi se zambulle en el Plata. Allí, además
de realizar algunos pocos trabajos por encargo, se dedicó a editar los
primeros folletos de la secta Anäel (La razón del Tercer Mundo y
El Tercer Mundo en acción, inhallables) e imprimir algunos volantes y
panfletos redactados por militantes del peronismo proscripto. Movimiento al
que la oscuridad de los tiempos impregnaba de un tinte pardo en el que se confundían
sus variopintos integrantes. Y al que El Brujo parecía dispuesto a aportar
su homofobia y antisemitismo con plena devoción. Allí, en la imprenta,
trajinando con febriles dedos entre el plomo de la caja alta y la caja baja,
también compuso e imprimió la obra donde anunciaba el futuro de
la Argentina: Astrología Esotérica. Su subtítulo: “secretos
develados”.
El agradecimiento del mayor Bernardo Alberte –dirigente de confianza de
Juan Domingo Perón, asesinado por defenestración el 24 de marzo
de 1976– y su experiencia como policía le permitieron ganar un lugar
en la custodia de María Estela Martínez de Perón cuando
ésta visitó el país en 1965. Se cumplía el décimo
aniversario de la llamada Revolución Libertadora, el radical Arturo H.
Illia gobernaba democráticamente y una suerte de “neoperonismo”
cundía a espaldas del jefe exiliado. Para Joseph Page (Perón,
una biografía, 1999), la inclinación de Isabel hacia las ciencias
ocultas le abrió al Hermano Daniel las puertas de la casa del líder
justicialista: “Es de sospechar que López Rega ya conociera las
apetencias de Isabel por el espiritismo antes de tomar contacto con ella. El
interés compartido por ambos en este tema los mantuvo unidos. El hecho
de que él se le acercara es prueba evidente de la ambición que
lo animaba”. Al emprender Isabelita el regreso a Madrid, el Hermano Daniel
abordó el avión con ella, y con los 1130 gramos del mamotreto
en su equipaje. Sus primeras responsabilidades en Puerta de Hierro fueron sacar
a pasear a los perros, levantar la mesa y anunciar las visitas (López
Rega: La cara oscura de Perón, José Pablo Feinmann).
En el lugar indicado y en el momento indicado, el azar se hace presagio y la
casualidad, misión. Dos infatuaciones se saludan, ignorándolo:
“Cosas de Lopecito...”, ninguneaba El General cuando su amanuense
intentaba desplegar las cartas astrológicas de los enemigos políticos
o lo importunaba intentando leerle alguna página del libraco. Acaso le
ocultara aquella otra donde pontificaba: “¡Al que alardea de fuerte...
exagérele los poderes de su fortaleza, tendrá así un esclavo
que lo adorará! ¡Cada cual tiene su propia vanidad apuntando en
cierto sentido, y es suficiente al tocarla un poco, para que se entregue como
inofensiva criatura, esa es la gran estupidez de la HUMANIDAD, que se conforma
con migajas de la torta y abandona ésta para que se alimenten las alimañas!”.
El libro del Profeta López
Distribuido de mano en mano por su autor fuera del circuito de las librerías
tradicionales, un manojo de ejemplares de la Astrología Esotérica
se eternizó en sucesivas estanterías de la vieja Kier de la calle
Talcahuano (“Distribuidores Editorial Kier”, dice al pie de la página
3), que hoy pervive en la Avenida Santa Fe. Hay quienes dicen haberlo visto
también en las mesas de algunas de las cuevas de literatura esotérica
de la Buenos Aires de los 60. En la tapa, sentado en la base de un precario
zodíaco, un homúnculo sin piel se toma una cabeza de mosca con
las manos. Obra –como buena parte de las ilustraciones del interior–
de la “señorita Norma López”, la futura primera dama,
Norma López Rega, viuda de Lastiri. Impreso en humildes minúsculas
negras sobre una banda blanca a lo largo de la parte superior de la portada,
el nombre del autor nada significó para los argentinos de hace cuatro
décadas.
Sin embargo, el grueso volumen constituía apenas el primer paso de la
carrera literaria del maestro de lo oculto. En la solapa, los editores –con
un estilo que revela la pluma del propio autor– elogian: “Esta obrapenetra
profundamente en los misteriosos campos de la ASTROLOGIA ESOTERICA, que hasta
el presente, permanecían ocultos para la mayoría de los diletantes
con afinidades espirituales. Es, en verdad, una obra que cumple la difícil
misión de develar secretos zodiacales, en su relación con el género
humano y demás REINOS inferiores. Su autor ha colocado al servicio del
tema la experiencia de una vida dedicada a la investigación y la comprobación
de las leyes de la naturaleza, demostrando ser poseedor de una sensibilidad
e intuición que le permiten desarrollar el tema con notable sencillez
y claridad. Creemos, sinceramente, que este libro abre gallardamente el camino
de una serie de obras del mismo autor, que ya tenemos en prensa, y que a no
dudar serán recibidos por nuestros lectores con simpatía, valorando
el gran esfuerzo que ello representa y que esta EDITORIAL “ROSA DE LIBRES”
(José P. Tamborini 3761, Buenos Aires, República Argentina) realiza
con todo placer, ya que estamos al servicio del bienestar de la HUMANIDAD”.
En la solapa posterior se desvela el secreto de los próximos seis títulos,
testimonio de la versatilidad del Hermano Daniel, capaz de recorrer los oscuros
territorios del ocultismo con obras como Génesis de la Nueva Era, ¡El
hombre! ¡Un mundo desconocido! y Conocimientos espirituales. También,
adelantado el género nonato de la autoayuda con el Libro Madre del Éxito
(Predicciones y guía diaria válida hasta el año 2000).
Junto a ellos se anuncian un enigmático Libro de los desheredados y un
insólito Tratado de canto, impostación y arte escénico,
acaso tardía reivindicación de su frustrada profesión cantora.
Una vez dentro, López Rega desgrana sus secretos develados: precisas
“consideraciones revolucionarias” sobre “la música de
la Nueva Era”, “sobre el baile clásico en la Nueva Era”,
“los perfumes de la Nueva Era”, “la pintura de la Nueva Era”
y dibuja el mundo por venir, en lo grande y en lo pequeño. Dentro del
esencialismo liminar que compone el pensamiento berreta del “todo tiene
que ver con todo”, sin ir más lejos, López Rega prodiga su
método para el ballet, conjugando música, colores, geometría,
una adaptación cabalística del alfabeto y perfumes. Tras un intrincado
circuito de justificaciones, habría de resultar un despliegue escénico
con ¿bailarines? formando letras con sus cuerpos, alineándose
de acuerdo a frases esotéricas, iluminados alternativamente según
colores específicos y sazonados finalmente mediante aromas esparcidos
en la sala. Univocidad de correspondencias (color, letra, sonido, etc.) respetuosas
de una tabla dispuesta por el mismo Brujo, claro. Sin ir más lejos, el
danzarín encargado en encarar la letra C, estaría vestido de blanco,
portaría un triángulo con la cúspide para arriba y presentaría
su cuerpo “sentado con las piernas estiradas y los brazos paralelos estirados
hacia delante”, encarnaría al signo de Cáncer (como su inicial
lo indica) y olería alternativamente a jazmín, alelí y
nenúfar.
Se inmiscuye en el equilibrio cósmico con la misma soltura con que arremete
en los planos de la intimidad individual: “Se sabe también en forma
científica, que existe una estrecha conexión entre las GLANDULAS
SEXUALES y la LARINGE”. Dicta cátedra sobre política y arte:
“Cada movimiento del BAILE CLASICO es una figura geométrica, y pensamos
que para que dichos movimientos fueran realizados de acuerdo a las LEYES DE
LA NATURALEZA, era necesario unificar ALFABETO, MOVIMIENTO, SONIDO Y COLOR”.
Ningún pastiche le es ajeno.
Hippie al revés, el demiurgo se prodiga en frases no demasiado distantes
a las que hoy por hoy podrían brotar de la boca del ex niño prodigio
Claudio María Domínguez: “¡Aquello que tan lejano nos
parece en el PLANETA VENUS, está vibrando en nosotros siempre y cada
vez que buscamos la faz artística, el amor, la creación, la belleza,
etc., no importa la forma ni tampoco el lugar!”. Al final, una suerte de
concepción geopolítica emerge de la Astrología Esotérica
como un secreto develado. El presagio de la Argentina Potencia como la inevitable
evolución de los tiempos: “Así como la anterior RAZA RAIZ
ATLANTE cayó por el mal uso y abuso de sus facultades, la RAZA ACTUAL,
y en especial las NACIONES DEL VIEJO CONTINENTE, se hallan al borde de la CAIDA;
pero poseedoras en determinados y selectos SERES o GRUPOS de ciertos conocimientos
que les permite saber que en el NUEVO CONTINENTE reside la semilla de la NUEVA
RAZA que está lista para manifestarse plenamente, en la época
presente y en sus caducas envolturas temen profundamente su advenimiento”.
Pues “desfilaron en la PANTALLA REFLECTORA DE LA MENTE DIVINA, la EPOCA
POLAR, la HIPERBOREA, LEMURICA, ATLANTE y la presente ARIA”. Raza cuya
finalidad “NO ES LA DE ALCANZAR CONOCIMIENTOS PARA EL BIEN DE LA HUMANIDAD,
sino la de ser la primera potencia que gobierne un nuevo PLANETA, o tal vez
para amedrentar a sus oponentes con la demostración de un poderío
militar asombroso”.
Beberé
de tus fuentes
El tejido esotérico urdido por José López Rega ni siquiera
rebasa los rudimentos elementales de esa mancia. Alimentado, nutrido y sazonado
por los oscuros meandros de una instalada paranoia a la presidente Schreber,
como tal, abreva de fuentes discretas a las que recicla en forma verosímil
para el código astrológico y sus vecindades.
La secta Anäel era una bizarra mezcla de rosacrucismo, umbanda, aggiornamentos
de la secta fascista Thulé y variaciones sobre las enseñanzas
del fundamentalista A. Krumh-Heller (1876-1949). Dos son las referencias en
las que Lopecito halla inspiración: la secta Thulé y el misterioso
Dr. Krumh-Heller, a quienes cita reiterada y explícitamente. En la primera
militaban Adolf Hitler, Rudolf Hess y Karl Haushoffer. El grupo tomaba su nombre
de una isla mítica que se suponía estuvo situada al norte del
planeta, y que habría sido el centro mágico de una civilización
desaparecida. Pero todos los secretos de esta civilización no estaban
perdidos. Entes intermediarios entre los hombres y los seres del Más
Allá dispondrían para los iniciados una reserva de fuerza que
podría dar a Alemania el señorío del mundo para anunciar
la suprahumanidad y el hombre en mutación. Dietrich Eckardt, miembro
del grupo y uno de los siete fundadores del Partido Nacional Socialista (Hitler,
su discípulo, le dedica el Mein Kampf), declaraba al morir: “Seguid
a Hitler. Danzará, pero seré yo quien le escriba la música.
Le hemos dado los medios para comunicarse con Ellos”. Hermann Rauschning
en su libro Hitler me dijo, cuenta que el Führer le confesaba: “El
Hombre Nuevo vive entre nosotros. Él está aquí. Le voy
a revelar un secreto: he visto al Hombre Nuevo. Es intrépido y cruel.
Tengo miedo delante de él”. Con lo que Hitler, según el grupo
Thulé, habría sido una especie de médium. Esta circunstancia
le habría llevado a afirmar ante sus huestes: “El que entienda el
nacionalsocialismo sólo como un movimiento político, no entenderá
gran cosa”.
Por otra parte, el misterioso Dr. Krumh-Heller parece haber sido un importante
líder de los Rosacruces, cuya militancia trascendió bajo el nombre
de frater Huiracocha; adoptando para sí, de este modo, una genealogía
latinoamericana. Hijo de padres alemanes que emigraron a México en 1923,
estudió medicina, participó en las revoluciones mexicanas y desempeñó
funciones diplomáticas del gobierno mexicano en Suiza y Alemania. Una
vez iniciado en más de una sociedad iniciática, fundó una
iglesia propia y la Fraternitas Rosicruciana Antiqua en 1927. La secta se extendió
por Latinoamérica y tuvo algunos discípulos en España.
El más destacado de todos ellos fue Manuel Cabrera Lamparter (frater
Baphomet Tau). Todos ellos han mantenido fuertes contactos con organizaciones
neofascistas hasta la actualidad. Si bien a estas ramificaciones se les ha podido
seguir el rastro en Europa (las “Nouvelles Résistances” de
JeanGilles Malliarakis en Nantes), a mediados de los años 70 se esfumaron
de América latina. Beneficios secundarios del fin de la era lopezreguista.
Ptolomeo,
Copérnico, Lopecito
Claros los medios y los fines desde 1962 (fecha de la primera y única
edición, de unos quinientos ejemplares, de la Astrología Esotérica),
para el Hermano Daniel había llegado el momento de iniciar la lucha “por
tener un lugar en la NUEVA ETAPA; de estar ubicados como HOMBRES EN EL CUERPO
COSMICO y no hallarse como resaca de una HUMANIDAD decadente”.
Al modo de quien pasa de soslayo y ve su imagen reflejada en un espejo sin reconocerse
del todo, López Rega se afirma por la negativa: “No existe en nuestra
intención ningún rencor, enemistad u odio por nada ni por nadie,
ya que todo tiene su propia causa de ser; tampoco nos sentimos superiores a
los demás; dado que sólo DIOS tiene esa facultad por ser el SUPREMO
CREADOR. Pero al hablar de ARGENTINA o de AMERICA DEL SUD, nos referimos a lo
que por LEY DE LOS TIEMPOS, por NACIMIENTO FISICO Y ESPIRITUAL, nos corresponde
mantener incólume como CAPITAL”.
Sin embargo, sabe que no será fácil alcanzar tamaño objetivo.
Está convencido de que, por haber nacido en un país regido por
la nota “SI”, el argentino es “por su naturaleza interna y por
sus valores naturales, un hombre bueno, emocional, mental, romántico
y muy sensible”. Aunque con un problema: es indisciplinado y una de las
causas del defecto –capaz de alterar los planes divinos– radica en
la música escuchada por la juventud: “Acepta la música tropical,
por ejemplo, y de inmediato la emplea en todas las casas de bailes nocturnos,
enredándose en amoríos superficiales sin tener en cuenta las posibles
consecuencias. Luego se empacha de música americana, de jazz, rocks,
twist, etc., etc., desequilibrando lo poco que le queda de verdadero valor:
su capacidad integral de HOMBRE DE LA NUEVA ERA DE LA HUMANIDAD. Al bailar estos
ritmos desenfrenados se pierde la energía ELECTRO-MAGNETICA que arruina
el cuerpo, por medio de las excitaciones anormales del sistema simpático,
lo que altera con el tiempo el estado normal de la mente y sistema nervioso
completo, debilitando así la faz anímica del HOMBRE y entregándolo
sin reservas a ser fácil presa de cualquier energía controladora”.
Para erradicar de cuajo el obstáculo, muy pronto habría de toparse
con los comisarios Villar y Margaride, experimentados en allanar discotecas
y hoteles alojamiento durante la dictadura de Onganía, a quienes convertiría
en pilares de la Triple A.
El mundo
según el Hermano Daniel
¿Habrá habido vanidad en la creencia lopezreguista? Sólo
se detectan certezas en la profusión de signos de admiración y
mayúsculas prodigados a fin de disipar las dudas del “querido lector”
aún no iniciado. Cultor de una estética tipográfica genuflexa
frente al ritual que invoca su Verdad, en momento alguno López Rega se
amilana frente al embate de la gramática y la sintaxis. Por encima de
estas reglas frívolas impone un lenguaje privado que acaricia el neologismo
de resonancias propias de Carlitos Balá: “aspectando”, “fluidico”,
“movimentar”, “mediúnico”, “etérico”,
“abundamiento”, su ruta.
Desde que la zarza ardiente le espetó a Moisés una tautología
(“Soy lo que Soy”), La Revelación justiprecia cualquier licencia
idiomática. Más aun cuando todas y cada una de las palabras que
componen la obra han sido inspiradas por “SERES SUPERIORES cuyas capacidades
de evolución, logradas mediante la elevación constante de sus
vibraciones moleculares con una vida plena de AMOR, DESINTERES y en SERVICIO
a la HUMANIDAD, forjados en la fragua candente del DOLOR, cíclicamente
han traído hasta nosotros MENSAJES DIVINOS DE AMOR Y DE PERFECCIONAMIENTO”.
El peso espiritual de los nombres de sus maestros es tan grande que derriba
de un soplo las murallas detrás de las cuales resisten tibios, grises
y escépticos. Poreso los enumera: “Antulio, Abel, Elías,
Moisés, Krishna, Buda, Jesús, Mahoma y Etcétera”.
Frente a ellos, no hay gramática que resista.
Sólo le resta cumplir con el destino al que ha sido llamado: evitar,
con las herramientas que le brinda su secreta sabiduría, que algún
poder demoníaco se haga cargo del gobierno del país y del mundo.
“Tenemos que recordar que el HOMBRE lucha sin cesar por alcanzar el PODER
que le permita convertirse en AMO Y SEÑOR del resto de los SERES donde
se movimenta, para gozar impunemente de dicha sojuzgación. ¡Y al
hablar de esto (...) creemos que no es cuestión de colocar al MUNDO en
manos de un ALIENADO ambicioso, que por el solo hecho de tener casualmente esas
CLAVES entre sus manos u otras similares, quiera o pretenda manejar a su arbitrio
a los PAISES DEL MUNDO, cual si fuera un EMPERADOR OMNIPOTENTE!”.
Ocupados en disputar un lugar en el círculo más estrecho de Perón
y atentos a las piruetas de la política argentina, los dirigentes que
se cruzaban con el Hermano Daniel en Madrid no tenían tiempo ni ganas
de detenerse a leer sus teorías. Inexcusable descuido: pronto, aquellos
que lo habían despreciado, le obedecerían; los que de él
se habían reído, le temerían. “La mayor parte de los
peronistas ignoró los trabajos que él había publicado antes
de hacer su aparición entre ellos. Los pocos que decidieron mirarlos,
simplemente, se rieron. Un día lo tomarían en serio”, escribe
Page. Averiguar en manos de quién se deposita el destino: drama de la
representatividad, lección nunca aprendida.
Nadie supo (pudo, quiso) leerlo, pero todo está allí. Apuntando
con el sabio dedo de Hermes Trimegisto en su afán de poner a los hombres
en armonía con el Cosmos, el Pequeño Lopecito Ilustrado indica
la inminente realización de una profecía: lo que es arriba, es
abajo; el macrocosmos se reproduce en el microcosmos. Y señala el camino
a seguir: para que todo sea igual, hay que aniquilar la diferencia.
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