PLáSTICA
Su primera relación con el catch fue querer ser luchador. Pero como el cuerpo no le daba, se convirtió en dibujante. Cuando consiguió trabajo en un programa de TV para retratar en vivo a los luchadores enmascarados desde el ring side, pidió aparecer enmascarado y se convirtió así en el primer ídolo del catch que no era luchador. Con su paso de la historieta al lienzo, Jaime Flores Mendoza llevó ese peculiar universo a una serie de cuadros en los que convive con naturalidad y estridencia lo más emblemático de la cultura mexicana, de La Parca a María Félix, pasando por el travestismo y George Harrison.
› Por Laura Isola
EL ILUSTRADOR ENMASCARADO
Su participación en el programa Estelares de Máscaras y
Cabelleras emitido por el canal cultural de Monterrey fue determinante
en la incorporación de esos elementos a su estética. Era
un programa que transmitía los resúmenes de las luchas y yo estaba
a un costado dibujando a los luchadores. La particularidad es que le pedí
al productor si podía salir enmascarado. Esto no es algo común
porque las máscaras sólo las usan los luchadores y nadie les puede
ver la cara, nunca. Es muy chistoso verlos irse con sus ropas comunes, el bolso
y la máscara puesta. Tampoco era muy común ver a Flores
Mendoza sin sus anteojos reglamentarios: O la máscara o los anteojos,
pero el problema es que sin ellos no veo nada. Para dibujarlos tenía
que andar acercándome y enfocando como un miope. De a poco se fue
acostumbrando a las sombras y la fama: Los luchadores son
como superhéroes de carne y hueso. El más popular fue El Santo,
que murió en combate, cuando se le hizo su despedida. El Blue Demon,
que es de mi ciudad, fue el contrincante de El Santo y con el único que
perdió una pelea de su peso. Muy lejos estoy de tener el porte de un
luchador, más bien todo lo contrario, pero de todos modos, los niños
que me veían con la máscara me pedían autógrafos.
EL POP MEXICANO
Es insoslayable la referencia al pop para terminar de trazar las líneas
con las que la estética de Flores Mendoza dialoga. En este caso, a diferencia
del comic y la lucha libre, el pop lo atraviesa a él casi sin querer,
según le gusta explicar. Estoy de acuerdo con que se haga una lectura
pop de mi obra, porque lo que me gusta es que sea sencilla para que el común
de la gente la interprete. Sin embargo, esta declaración de intenciones
no siempre está acompañada de la respuesta popular y es el mismo
Jaime Flores el que reconoce que su obra le gusta más a los músicos,
poetas y dibujantes que al mero pueblo. De hecho, unpuñado
de sus cuadros están en poder del Sr. Flavio y Vicentico, dos de los
integrantes de Los Fabulosos Cadillacs.
Si de cultura popular mexicana hablamos, no se puede pasar por alto el tema
de la muerte. Tan singular y tan festiva es la forma en que los mexicanos se
relacionan con doña Catrina. Y aunque hijo de esa tradición, el
pintor y dibujante parece haber instaurado un rito personalísimo. Tiene
varios cuadros dedicados a personalidades famosas del ambiente de la cultura:
María Félix, la rumbera Meche Barla, actores, poetas y cantantes.
Muchos aparecen travestidos, como Juan José Arreola y George Harrison,
que son dos esbeltas doñas mexicanas llamadas Josefina y Georgina. En
todos estos casos, la última pincelada fue dada apenas unas horas antes
de la muerte de los personajes en cuestión: Ya estoy acostumbrado
a que me pase esto. Con María Félix fue increíble porque
el día anterior a la muerte, ella estaba perfecta, invitando a la gente
a su cumpleaños (murió en marzo de 2002, el mismo día de
su nacimiento). No va que termino de pintarla y se muere. Tengo miedo de que
me empiecen a llamar de la asociación de actores mexicanos para preguntarme
qué estoy haciendo e ir preparando la necrológica.
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