Domingo, 15 de julio de 2007 | Hoy
TELEVISIóN > LA NUEVA SERIE DE MATTHEW “FRIENDS” PERRY
La maldición de Friends parece implacable: a Matt “Joey” LeBlanc ya le levantaron su tontona serie Joey, a Lisa “Phoebe” Kudrow la extraordinaria The Comeback. Matthew “Chandler” Perry intentó con Studio 60 On The Sunset Strip y apenas le duró una temporada. Pero qué temporada: son los mejores 22 capítulos sobre la televisión en muchísimos años, y se estrena el miércoles que viene.
Por Rodrigo Fresán
En el primer episodio de Studio 60 On The Sunset Strip, el director del programa cómico-transgresor de igual nombre “enloquece” en vivo y frente a las cámaras. El tipo no ha soportado que la directiva del canal le informe que no podrá emitir uno de los sketches programados por cuestiones de corrección política y entonces –mirando la lucecita roja y a millones de personas– ruega a los televidentes que cambien de emisora porque el programa de esa noche va a ser una mierda. Y el programa –se lo comprende de inmediato– es una encarnación apenas disimulada del legendario y neoyorquino Saturday Night Live. Y más rápido de lo que se demora en decir Network o evocar a su guionista Paddy Chayefsky (alguien, mientras observa atónito el monólogo autodestructivo y destructivo de Wess Mendell, director de Studio 60 On The Sunset Strip, intensa y efímeramente interpretado por el gran Judd Hirsch, susurra un “Network” y un “Paddy Chayefsky”), los acontecimientos se precipitan. Y corten. Y vamos a comerciales. Y adiós al director. Y qué hacemos ahora. Y a quién llamamos. Y bienvenidos a la mejor serie de televisión jamás escrita sobre la televisión.
Y la idea fue de Aaron Sorkin luego de dejar con honores la Casa Blanca de The West Wing. Otra serie coral, claramente robertaltmaniana, para explorar ese otro mundo político que es el de la TV y cómo se hace y se deshace y asciende a los cielos y precipita en el vacío a quienes la aman y la odian y no dejan de pedir unos minutos de dame más minutos.
Studio 60 On The Sunset Strip es, también, el retorno a la inmensa pantalla pequeña de Matthew “Chandler” Perry, el friend favorito de los seguidores más pensantes de Friends. Y aquí Perry es el fitzgeraldianamente melancólico y sarcástico Matt Arbie: viejo guionista de Studio 60 también despedido en su momento y ahora triunfador en Hollywood (y, como alguna vez Perry de este lado de las cámaras, adicto a las pastillas) a quien Jordan McDeere, flamante y apasionada ejecutiva de la NBS (la hermosa y graciosísima Amanda Peet), le pide que regrese para que –junto con su antiguo colega en el show y socio desde entonces, el también alguna vez despedido productor/director y elegantemente cocainómano Danny Tripp (magnífico Bradley Whitford)– ayuden a superar la crisis y a devolver al show a sus noches más vivas y doradas y salvajes.
Y todos ellos están –profesional y física y espiritualmente– en el aire.
Y esto –estos– no es todo ni son todos. Hay una cómica cristiana de la que Matt se ha separado, pero sigue enamoradísimo (relación directamente inspirada en la de Sorkin con Kristin Chenoweth). Hay un feroz directivo que soporta con entereza tanta locura tan peligrosa para conseguir anunciantes. Hay un estoico director de cámaras resignado a las reescrituras de último momento. Hay un equipo de guionistas siempre a punto de amotinarse. Está el elenco del programa-de-ficción (y fragmentos de sketches antológicos como The Nicolas Cage Show). Aparecen actores invitados (el histórico Edward Asner como el capo de capos catódico, la perfecta Christine Lahti en la piel de una periodista de Vanity Fair ganadora de un Pulitzer y escribiendo un largo ensayo sobre el show, el venerable Eli Wallach como un guionista alguna vez perseguido por Joe McCarthy y sus muchachos, un formidable John Goodman como un juez de pueblo chico en un antológico episodio doble que, por una vez, sale fuera de los límites del set). Y llegan y se van los artistas convocados que –como en Saturday Night Live– presentan o cantan en Studio 60 On The Sunset Strip llámense Sting o Macy Gray o Rob Reiner o Corinne Bailey Rae. Todos ahí adentro.
Pero la verdadera estrella del asunto son los guiones: diálogos perfectos y vertiginosos y avasallantes y superpuestos (seguramente ésta es la serie más hablada en mucho tiempo) que, en su gracia elegante e implacable, parecen firmados por un equipo conformado por Dorothy Parker y Woody Allen y Lorrie Moore y Carl Reiner.
Y cero risas grabadas.
Cada uno de los episodios se ocupa de cómo se va armando –o desarmando, entre el lunes de la primera reunión hasta el viernes en que se emite y la posterior fiesta after-show– cada uno de los programas y lo cierto es que los cuarenta y algo de minutos que duran se pasan volando. Volando como se pasó esta serie y mala noticia: Studio 60 On The Sunset Strip comenzó a emitirse en EE.UU. el 18 de septiembre de 2006, arrancó muy bien y fue celebrada unánimemente por la crítica, ganó premios y obtuvo numerosas nominaciones, pero no mantuvo las expectativas de la NBC, el rating comenzó a descender primero y a hundirse después y –veintidós episodios más tarde, de los que yo ya vi diez– ya no se emite. Se acabó. El 28 de junio de este año la maldición de Friends se cobró otra víctima. (Recordar que tanto a Joey como a Phoebe ya les levantaron sus propias series –la tonta Joey y la brillante The Comeback–. Cualquier día de éstos Mónica será eyectada de Dirt, que transcurre dentro de una revista de chismes de famosos y que parece haber accedido a una segunda temporada. Y Rachel... bueno, a Rachel fue Angelina Jolie quien le levantó a Brad Pitt.) Día oscuro y fundido a negro. Es decir: Matt Arbie y Danny Tripp y Jordan McDeere se han quedado sin trabajo. En la televisión y en la vida real y en esta serie que se arriesgó a entender y a divertir con la idea de la televisión como uno de los tantos programas posibles de la vida real. Y Studio 60 On The Sunset Strip –injusticia poco poética– fue suplantado, creo, por uno de tantos infames reality shows. Uno de esos engendros mal actuados, mal escritos, mal vividos y donde el aire está siempre tan viciado.
Lo que vuelve a probar que la televisión no es la caja boba: los bobos son los que miran o, mejor dicho, los que no miran los momentos inteligentes de la caja en cuestión.
Lo que me recuerda: el próximo 16 de octubre saldrá a la venta la caja con los DVD de la primera y única temporada completa de Studio 60 On The Sunset Strip.
Hagan una obra de bien: sintonícenla ahora y cómprenla después. Y, a la altura del décimo episodio, vean y escuchen el mejor y más siniestro chiste con madre judía de toda la historia.
Se los cuento –cuando volvamos a estudios, a estudio, a Studio 60 On the Sunset Strip– después de los avisos.
Studio 60 On The Sunset Strip se estrena el miércoles que viene por el canal Warner a las 20.
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