Dom 19.04.2009
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ENTREVISTAS > TRISTáN BAUER: CANAL 7, ENCUENTRO Y EL ROL DE LOS MEDIOS

Con las antenas paradas

Fue el encargado de la creación del canal Encuentro, probablemente el canal entero más bienvenido de los últimos tiempos. Con un registro amplio de la cultura, una idea de programación dinámica, didáctica y entretenida, al tiempo pasó a estar al frente del Sistema Nacional de Medios Públicos. Desde ahí, planea hacer lo mismo y más con el históricamente vapuleado Canal 7. Además, está desarrollando un plan de telecomunicaciones nacional y es una voz oída en el nuevo proyecto de la Ley de Radiodifusión. En esta entrevista, Tristán Bauer habla de lo que hizo y de lo que tiene por delante.

› Por Angel Berlanga

Ya en la vereda de Figueroa Alcorta, Tristán Bauer ofrece un cigarrillo. La entrevista acaba de terminar y ahora es la hora de las fotos, así que el rumbo es hacia la gran explanada de Canal 7, en contra del tránsito. “Prohibí fumar adentro –dice– y yo retomé”, se sonríe. Que dejó hace once años, cuenta, y que cada tanto, mientras estuvo al frente de Encuentro, se tentó y recayó alguna que otra vez. El viento también viene de frente, así que le cuesta encender. Camina tranquilo, Bauer. O cansado.

“La verdad es que es un esfuerzo enorme, sobre todo por la organización personal, los tiempos –dice Bauer en su despacho, de arranque–. Llego acá a las ocho y media, me voy a las diez u once de la noche. Uno se queda siempre con la sensación de que no resolvió todo lo que tenía previsto para el día. Muchas veces me veo como ridículo: tanto empeño para que, en algunas jornadas, cueste ver qué se hizo. Pero bueno, la importancia sustancial de nuestro trabajo es el mejoramiento de la pantalla y de las radios, y desde la concepción de las ideas hasta que los proyectos se implementan, ajustes y producciones mediante, el tiempo que pasa es inmenso”.

Bauer asumió en agosto del año pasado al frente del Sistema Nacional de Medios Públicos luego de dejar la dirección del canal Encuentro, que empezó a emitirse en marzo de 2007 y es, por lejos, de lo mejor que se ha visto y se ve en estas tierras en materia cultural y educativa. Su función en el cargo, ahora, es la planificación general de Radio Nacional y Canal 7. “Cuando asumí imaginaba una tarea muy ardua y con eso me encontré”, dice. “Veo a Encuentro como algo muy hermoso y ahora, con la distancia que el tiempo siempre te propone, me doy cuenta de que la tarea también fue muy grande. Distinta, porque eso fue crear algo desde cero, una pantalla que era casi como un papel en blanco. Al principio éramos tres personas, cuando me fui quedaron 50. Acá, en cambio, hay toda una historia previa, con estructuras de mucha gente, años, distorsiones, sobre todo a nivel tecnológico. Ahora es una permanente corrección. Y también hubo varios meses de conocimiento, de hablar con distintos actores, de evaluar estructuras de producción, procedimientos administrativos. Y en simultáneo organizar un proyecto y conducirlo hacia el lugar que pretendemos. Yo vengo del mundo del cine, en el que hacer una película también es un desafío muy grande: tres o cuatro años de trabajo para llegar a 100, 120 minutos.”

Entre otras películas, Bauer dirigió Después de la tormenta (1991), Cortázar (1994), Evita, una tumba sin paz (1997), Iluminados por el fuego (2005): a juzgar por los procesos y los resultados de sus trabajos previos, por lo hecho en Encuentro y por lo que se esboza y se propone ya desde Canal 7, por su óptica ideológica, por lo que hizo y por lo que dice, uno se inclina a apostar por él.

LA CAJA POPULAR

“Creo en la construcción de calidad en los medios públicos como concepto –dice Bauer, mate en mano–. Hay en el mundo ejemplos muy interesantes: el más emblemático, seguramente, es el de la BBC. Pero nosotros tenemos que desarrollar, de acuerdo a nuestra realidad, un modelo propio. A lo educativo y popular que teníamos en Encuentro sumo, siempre, una palabra: popular”. ¿Qué sería popular? “Una televisión que funcione como expresión y motor de lo que es nuestro pueblo –dice–. Lo primero que hablé con la Presidenta cuando me convocó fue mi idea de canal generalista, con espacio para lo nuestro: deportes, niños, memoria, reflexión, humor. De a poco vamos probando, componiendo franjas horarias. El proceso de creación de un espacio audiovisual tiene paralelos con el de un programa: primeras ideas, guiones, armado de elencos, rítmica interna. Y ajustes, ajustes constantes. A mí sí me interesa la medición de audiencia. No me resguardo bajo ese ‘paraguas de calidad’ para decir que no importa cuánta gente nos mire: me interesa, y muchísimo, sumar audiencia. Es central en el proyecto.”

Canal 7 tuvo un rating promedio, en lo que va del mes, de 1,3 punto; en marzo del año pasado la cifra media fue de 0,9. “La verdad es que recibimos un rating bastante bajo y diría que lentamente vamos subiendo peldaños, sin que ese crecimiento implique un deterioro de calidad”, dice Bauer. Entre las incorporaciones más recientes a la grilla están Versión Original, un ciclo de cine del bueno (el jueves se emitió La caída, el Hitler que protagonizó Bruno Ganz) presentado por Inés Estévez; Cocineros argentinos, conducido por Martiniano Molina; Eduardo de la Puente en la conducción del ecologista Recurso natural; 6-7-8, una lúcida mirada sobre los medios coordinada por María Julia Oliván, y Laboratorios Dormevú, un humorístico de Mex Urtizberea. Entre otros, siguen los programas de Lalo Mir sobre arte, de Marcos Mundstock sobre ópera, de Adrián Paenza sobre ciencia y de Hebe de Bonafini sobre derechos humanos. En los próximos meses llegarán los programas de Enrique Pinti (entrevistas sobre cine) y de Luis María Pescetti, y nuevas temporadas de los ciclos de Diego Capusotto y de Nicolás Pauls. Y ya está pautada una coproducción para una miniserie sobre San Martín de cara al bicentenario. “Estamos saliendo de un esquema caótico a otro claramente planificado, ordenado por franjas, que vaya generando una audiencia que adhiera, a la que hay que serle fiel”, dice Bauer.

Las diferencias en las cifras de audiencia son grandes respecto a los otros canales de aire: son más “populares”, los otros. ¿Cómo se aborda eso, desde los contenidos? “Los medios hoy impulsan, acompañan, marcan y hasta determinan el modelo de sociedad que se va desarrollando –señala–. En una entrevista que hicimos para Encuentro, Saramago decía que hoy la televisión induce a votar de determinada manera, voltea gobiernos, decide quién gobierna y quién no. No refleja la realidad: la crea. Coincido con eso, absolutamente. Por un lado uno acompaña y por otro genera. La cultura popular es una cosa de ida y vuelta.”

Y ahora Bauer despliega una serie de ejemplos que pueden leerse como un ideario. “Acabamos de firmar un contrato con el hockey nacional, vamos a pasar el mundial femenino e importantes torneos del masculino –empieza–. Pasamos el Sub-20 y el Sub-17 de fútbol, también. Ahí donde esté nuestra camiseta tenemos que estar: si tenemos la posibilidad de brindar eso en forma gratuita a nuestro pueblo, y acompañar el significado de un joven que se ha esforzado, que entrena todos los días, que ha llegado a participar de un equipo, y a ganar muchas veces. El tema de la autoestima nos parece muy importante y también está presente en los programas infantiles, musicales.”

“Vuelvo un poco al origen de la pregunta –retoma Bauer–: uno se puede dar por derrotado y decir no, para tener rating hay que ir a un modelo comercial y trabajar por imitación. Yo creo, en cambio, que tenemos la hermosa posibilidad, desde acá, de construir un modelo distinto que sea cautivante. Uno de los grandes hallazgos de Encuentro fue quebrar aquello de que la televisión educativa era aburrida, tonta, sólo para aquellos que estén interesados en la educación: el canal sirve, incluso, como modelo para el resto de América latina. Así que en este espacio no vamos a abandonar ni un tantito así, nada, la intención de generar un modelo distintivo con estos criterios éticos y estéticos.”

Dice Bauer que, por momentos, le da “una ansiedad insoportable”, y que cuando mira hacia atrás le da la sensación de haber hecho poco. “Otra vez: éste es un proceso muy largo –insiste–. Y tengo clara cuál es la dirección en la que vamos: si somos capaces de hacer un programa de cocina que no sea solo cómo se usa un producto en un plato, sino que incorpore los conceptos de salud, de economía, de medio ambiente, con la calidez de Martiniano; y de trabajar con los códigos audiovisuales de la televisión; y de hacer un noticiero que se diferencie de las lógicas comerciales de los otros; y si traemos lo mejor del cine, sea argentino, latinoamericano o mundial; y de hacer programas atractivos para nuestros niños sin mirarlos como a consumidores, sin pensar en qué les vendo y con la idea de que lo mejor que les puedo brindar es que se formen, para que sean felices; si somos capaces de todo eso, tengo absoluta confianza y esperanza en que vamos a ir sumando día a día más audiencia.”

EL CANAL AFUERA

Bauer señala, con un gesto, el gran playón que se inclina hacia el Este, sobre Facundo Quiroga. “A este espacio lo vamos a recuperar –dice–. Hay que impermeabilizarlo, porque se filtra agua para adentro. Aquella parte, la de los cubos –apunta hacia las cuatro estructuras que caracterizan la arquitectura de la emisora– ya está arreglada.” Quiere que toque, en este sitio, la orquesta del canal. Las fotos ya fueron hechas, así que desanda el camino por Figueroa Alcorta: hacia allá, hacia Tagle, está la muestra de fotos sobre la guerra de Malvinas que se montó en la vereda y continúa hacia adentro. De eso también habló, hace ya un rato.

“Y no asumo esto como un experimento, hay casos concretos en el mundo –dice Bauer, extiende el mate, vuelve al respaldo del sillón–. Hace poco vino gente de Televisión Española y contó que su audiencia había vuelto a crecer: lo que sentimos todos es que la gente se ha hastiado de la televisión comercial y busca contenidos, propuestas.” Luego reseña que lo ofrecido por el Estado desde el canal fue, a lo largo de la historia, espasmódico: “Cuando vinieron los ex combatientes a la inauguración de la muestra de fotos yo les pedí perdón, porque este sitio en esa época estaba al servicio de la muerte –apunta–. O como dijo Gastón Pauls en la presentación: por estos pasillos sonaban las botas de los militares. Y ese Estado genocida tenía un modelo de comunicación para la cultura de la muerte. Luego cada gobierno ha tenido sus líneas: no te olvides que en este canal, durante el menemismo, se cortaban manzanas entre tetas y culos y que ése fue el tipo de televisión pública que se implementó. Bueno: nuestro modelo es antagónico a eso”.

“Tenemos que saber sacar el canal afuera”, dice Bauer, y no alude sólo a la muestra de fotos. “Esto habla mal de mí, pero hay que decir las cosas como son: a los pocos días de asumir empecé a ver jóvenes muy bonitas, por cierto, que entraban con instrumentos –cuenta–; ‘¿qué es esto?’, pregunté. ‘Son de una orquesta’. ‘¿El canal tiene orquesta?’ ¡Tiene! Bueno, eso es un puente extraordinario, que nos potencia, y queremos que nos aproxime a la sociedad. Vamos a hacer presentaciones en Radio Nacional, y en distintos teatros, y vamos a transmitir por nuestra pantalla.”

LA TELEVISION HACE Y SE HACE

Lo que viene contando Bauer convoca unas imágenes recientes: la transmisión en directo, desde Valentín Alsina, del linchamiento del fiscal Enrique Lázzari tras el asesinato de Daniel Capristo a manos de un chico de 14 años. Por esto del espejo entre sociedad y televisión: imposible no ligar los pedidos de pena de muerte y las alusiones a Hebe de Bonafini que se produjeron ahí, a días de las declaraciones de Susana Giménez y otras farándulas. “Hay una concepción de transmitir estos hechos como espectáculos, casi –dice Bauer–. Se presenta un crimen terrible, aberrante, pongamos todos los adjetivos que corresponden ante una situación así. Y luego otro. Y no se analiza qué pasa en realidad: no hay un pasado ni un intento de acercarse a una resolución en cómo avanzar con estos temas. Esas imágenes aludían a la justicia por mano propia. Y cuando uno estudia la historia de la humanidad se ve muy claro que eso resulta una calamidad. Y la pena de muerte tampoco resuelve nada, es otra calamidad. Cuanto más avanzamos como sociedad, más atrás dejamos la pena de muerte. Pero este bombardeo sin análisis genera esto: que llegue un fiscal, que es justamente el que investiga, y que termine vapuleado. No sería raro que en esa situación hubiera terminado muerto. Aparece esa cosa caótica: como pienso que desde los medios construís la realidad, eso es lo que se está construyendo, día a día. Es inimaginable, por lo horroroso, que te maten a alguien querido en la puerta de tu casa. Y si te acercás a esa persona, seguramente conmovida, en un estado de shock desde el que sos capaz de hacer o decir cualquier barbaridad, no la podés presentar de una manera irresponsable e irrespetuosa. Acá hay una búsqueda de exposición brutal que, creo, no le hace bien a nadie. No se muestra en función de un mejoramiento: prevalece un criterio de morbo en pos de generar más audiencia, o una idea de caos generalizada. Tenemos que trabajar por el avance de la democracia y no por un modelo de cercenamiento según el cual todo es basura, una mierda, que no importa. La democracia necesita una policía y una Justicia organizadas y eso no se resuelve a las trompadas, exponiendo esto como un espectáculo continuo, una espiral hasta el infinito.”

Bauer acercó algunas ideas y acompaña el debate sobre el proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales. “Antes que nada me avergüenza, y creo que debería pasarnos a todos, que sigamos con una ley firmada por Videla y Martínez de Hoz –remarca–. Se dice que éste no es el momento: se viene diciendo eso desde que asumió Alfonsín. La Presidenta lo propone ahora y me parece de una valentía extraordinaria: tenemos que aprovechar la oportunidad para avanzar hacia una construcción de medios más democráticos.” Para Bauer, además, los partidos de fútbol más importantes deben verse gratuitamente por televisión: “Hay que ver cómo se reglamenta, pero es un espectáculo popular que tiene que llegar a todos –dice–. Hay que trabajar en esa línea mucho y bien.”

Luego se detiene a enfatizar sobre un par de puntos salientes. “El espacio radioeléctrico, que es limitado, es patrimonio de la humanidad y son los Estados quienes lo administran –señala–. El 80 por ciento de eso, que le pertenece al pueblo argentino, está en manos de cuatro empresas. La idea central es que haya una parte para el sector privado, otra para el sector público y una tercera para abrir hacia otras miradas, a las que podríamos reunir bajo el paraguas de ‘organizaciones sociales’. El otro punto, que para mí es el más complejo, es analizar e incluir legislación sobre los tremendos avances tecnológicos. Treinta años atrás, cuando se sancionó la ley actual, la palabra video no existía. Redes inalámbricas, satélites: ya ni siquiera son claras las fronteras entre comunicación, medios audiovisuales, Internet, transmisión móvil. Me parece fundamental trabajar en la definición de estos avances para incluirlos de la mejor manera posible en el proyecto y avanzar, incluso, en las cosas que sabemos que van a llegar tarde o temprano.”

“Estamos desarrollando un modelo satelital –anticipa Bauer–. De ese modo tendremos una cobertura real de toda la nación, sobre todo en un país que ha decidido construir con sus técnicos, sus ingenieros, sus propios satélites de comunicación. Se podrá mandar señal a todo el continente.” ¿Cuán avanzado está eso? “Bastante –dice, y evita mayores precisiones–. Están las investigaciones hechas, los planes de factibilidad económica y técnica. Vamos en ese rumbo. Y si tenemos tiempo, lo vamos a implementar.” ¿Cuánto tiempo? “Bueno, en principio el de mi resistencia física. Te aseguro que me voy muchas veces muy cansado. Eso en lo individual. Si te doy un plazo ahora puede resultar incierto. Pero estamos poniéndole mucha energía, porque es fundamental. Y sé que con voluntad de acero vamos a desarrollarlo y a sacarlo.”

SUEÑOS

¿Cómo se articula su oficio de cineasta con este trabajo en Canal 7? En la puerta del canal, Bauer se ríe. Que apenas pudo terminar su película sobre el Che, comenta. “Sueño que filmo –dice–. Aparecen imágenes de mi adolescencia. Y es curioso, porque ninguna de mis películas ha sido autobiográfica.”

Luego apaga el cigarrillo en el arenero y entra.

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