CASOS > EL LIBRO ARGENTINO QUE PASó DE MáS VENDIDO A NO VENDIDO EN BUENOS AIRES
› Por Soledad Barruti
La semana pasada, un hombre entró a la librería Cúspide de la avenida Santa Fe: quería comprar un ejemplar de Alta rotación. El trabajo precario de los jóvenes, de su amiga Laura Meradi. Como no lo encontró, le preguntó a un vendedor. La respuesta fue desconcertante: “No, no lo vendemos acá. La editorial los está retirando”. Cuando esa tarde llamó a la autora para comentarle el episodio, ella recordó que otro amigo le había dicho algo similar unos días atrás: tampoco había encontrado el libro en otra sucursal de la misma cadena. Acto seguido, llamó ella misma a la librería y preguntó. La respuesta fue igual de inesperada: “El libro no lo vas a encontrar en Cúspide”, le dijeron, amables, del otro lado del teléfono. En Internet, la página de la librería mostraba libros cero en stock. Unos pocos días antes, la misma página ubicaba Alta rotación como uno de sus cinco libros más vendidos en el sector “Biografías y ensayos”. ¿La editorial retiraba un libro que vendía bien? No exactamente. Cuando Meradi llamó a Tusquets, en la editorial también estaban sorprendidos: ni ellos habían retirado los libros, ni habían sido notificados de nada por parte de la librería. Pero a nadie le costó demasiado sospechar y acertar en dónde estaba el problema. O mejor dicho, en qué parte del libro estaba.
El libro reúne cinco crónicas escritas luego de un año de aplicar, conseguir y ejercer una serie de trabajos temporarios que forman parte de la oferta habitual para la inserción laboral de los veinteañeros de Buenos Aires: vendedora de Italcred, telemarketer, empleada de McDonald’s, cajera de Carrefour. El último de esos trabajos fue como moza del bar Portezuelo de Recoleta, a metros del local de Cúspide ubicado en los cines Village. Y en la página 264 del libro, la narradora aprovecha una escapada del trabajo para visitar la librería. La visita, textual, dice así: “Paso por Locos por el fútbol y veo a un colega atendiendo a turistas con la camiseta número 10, la que dice Maradona. Antes de llegar a la esquina me meto en una librería. Hay una fila larga de clientes esperando para que les cobren sus libros, casi todos best-sellers para regalo. Me voy al fondo, donde hay menos gente. Busco un libro que me entre en el bolsillo del delantal, para leerlo en los tiempos muertos de la noche. Voy de estantería en estantería, pero nada me convence. Me detengo frente al cartel de poesía. Leo los lomos de los libros. Veo, en uno de los estantes más cercanos al piso, un libro finito con lomo de cartón: Una temporada en el infierno. Lo saco inmediatamente y lo deslizo en el bolsillo de mi delantal”.
La librería no se nombra, pero las referencias son claras.
Una recorrida de Radar por los locales de la cadena durante la semana corroboraron lo mismo: que el libro no se conseguía, ni se iba a conseguir. “No, en Cúspide no, pero seguro en otra librería lo encontrás porque es nuevo.” “No, no lo vendemos.” “No, Alta rotación, no.” Comunicados con la oficina de marketing de la cadena, una encargada buscó infructuosamente una explicación dentro del sistema interno, pero tampoco la obtuvo: “Es cierto, no aparecen; pero no están en depósito tampoco”. Comprometidos a encontrar una explicación, al día siguiente la misma encargada confirmó las sospechas: “Averigüé y el tema es así: un empleado de la sucursal del Abasto encontró un párrafo en el que la autora roba un libro de nuestra sucursal del Village, lo comunicó y la información molestó a la gerencia, por lo cual decidieron sacar el libro del mercado”. ¿Se puede hablar con la gerencia? “No, pero más tarde pueden hablar con Relaciones Institucionales.”
Cuarto horas más tarde, la cosa no fue tan sencilla: Relaciones Institucionales no refutaba la opinión, ni la compartía tampoco. “Nuestra opinión es que no nos interesa participar de la nota”, fue la única declaración oficial. ¿Y el libro? “Sobre el libro no vamos a hablar. El libro no está.”
“Me parece absurdo”, dijo Meradi a Radar. “Pero no por mi libro particularmente, sino por la lógica con que se tomó esta decisión. Con este mismo criterio, ¿cuántos otros libros dejarían de circular?”.
Mientras tanto, en la editorial ni recibieron los libros de vuelta, ni los notificaron de que uno de sus títulos era quitado de la venta. No hay versión oficial de Cúspide y los libros no están ni en los estantes de la librería ni en el depósito; como si una mano siniestra los hubiera desaparecido.
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