› Por Alfredo Jaramillo
Peces a montones en el histórico Ichthys
Corre el año 1942 y Miguel Platero, un empleado de la antigua Casa Perramus, compra un puñado de peces como regalo para sus hijos. Camino a casa, con la bolsa repleta de agua bamboleándose en medio del tráfico, ni se imagina que está iniciando lo que a esta altura es una espesa tradición de acuaristas profesionales que, hace más de cuarenta años, tiene el epicentro en Ichtys, un prolijo sitio donde se ubican más de 140 peceras que alojan a una numerosa cantidad de peces marinos, tropicales y de agua fría. Quien explica las diferencias entre ellos es Gustavo Primo, marido de la nieta de Platero; él codirige el proyecto y cuenta que los ejemplares que nadan en las peceras de Ichtys provienen de criaderos nacionales ubicados en Misiones y Bahía Blanca. En el caso de los peces marinos, que sólo pueden vivir en agua salada, llegan de lugares tan lejanos como Singapur o Bali, después de volar durante 28 horas para terminar, aclimatación mediante, en la pecera de algún vecino de Barrio Norte. Primo explica que durante la convertibilidad el negocio era más rentable y permitía traer mayor variedad de especies, pero que aún hoy es posible mantenerlo; quizá porque también se dedican al envío de peces al interior del país y de una forma sólo en apariencia sencilla: en dos bolsas de plástico selladas, con una reserva de oxígeno, los peces viajan hasta localidades sureñas como Río Gallegos. Comercializan una marca de alimento propia y ofrecen a la venta peces (desde $ 4 hasta $ 450), adornos, equipos de iluminación, y plantas naturales y artificiales, además de unos muy discretos muebles-pecera que, desde los $ 1000, pueden convertir el living familiar en un cardumen personalizado. Quien quiera adquirir su piraña también puede hacerlo aquí.
Ichthys Argentina se encuentra en Cabrera 3179. Teléfono: 4961-4955. Web:www.ichthysarg.com
Compras en un ambiente submarino
La vendedora, mientras persigue a un pequeño pez dorado con una red, le pregunta al cliente: “¿Algo más?”. “No, nada más”, responde, modesto, el hombre, que paga y traspasa, feliz, la puerta de salida. La escena se repite varias veces en pocos minutos y quizá sea indicio de la popularidad de Daniel’s Mar, que funciona desde 1973 en su local de la calle Cabildo. Un hipocampo enroscado a un brazo de coral da la bienvenida; al minuto, se esconde de las miradas de los nenes que, inevitablemente, golpean las peceras custodiados por sus padres. La luz azul irradia todo el lugar y un pez que data del Jurásico nada impasible ante el tráfico de compradores. Una virtud del mar de Daniel: en las peceras de los ejemplares exóticos hay una ficha con una breve descripción del hábitat y origen de las especies en exhibición, la mayoría de las cuales tienen un porte más grande que la mayoría de los acuarios.
Se pueden adquirir peces escalares pequeños ($ 7), langostas azules ($ 30) y axolotes ($ 44), sin olvidar la amenazante presencia de una raya mediana (comportamiento: agresivo) que puede llevarse a la habitación por $ 181.50. Hay una amplia variedad de fondos de pecera con decorados exuberantes, plantas artificiales y naturales, roca viva importada de Cuba y grandes bolsas de alimentos de fabricación extranjera. Visita obligada a la página web, donde puede encontrarse una enciclopedia y notas útiles para los acuaristas. También hay sofisticados equipos de iluminación que oscilan entre los $30 y $60. Y si uno quiere crear su propia fantasía vincular entre el mundo de los hombres y el de los peces, tiene la chance de llevarse alguna figura de acción de Piratas del Caribe. Para que los peces arqueros o los bloody parrots no se olviden de que todavía hay cosas en común entre nosotros.
Daniel’s Mar se encuentra en Avda. Cabildo 3339. Teléfonos: 4701-6139. Web: www.adaniels.com
El arte del coral en Acuario Indico
Nadie se imagina que, en un pequeño local de la calle Monroe, alguien construyó un arrecife de coral a la medida de las exigencias impuestas por la vida urbana. Acuario Indico es, a los acuaristas, lo mismo que el Caribe para los buceadores: un paraíso. Liderado por Pablo Gómez Carrillo, un licenciado en Ciencias Biológicas que hace quince años decidió abrir el primer acuario dedicado exclusivamente a flora y fauna marina, en Indico pueden encontrarse corales, anémonas y caracoles que se dejan arrastrar por el oleaje artificial, imprescindible para volver la atmósfera submarina más realista y necesaria para la vida de los animales. Nació en las condiciones favorables de la convertibilidad, cuando traer peces y flora del océano Indo-Pacífico no era tan difícil como ahora. Sin embargo, hoy pueden encontrarse variedades de betta (peces de riña provenientes de la provincia de Siam, en China), cangrejos, erizos ($280) y el peligroso y fascinante pez escorpión, famoso por su espina venenosa. Daniel Patricelli es uno de los especialistas que atienden el local y da fe de que su picadura es verdaderamente dolorosa: “Como un mazazo”, relata. El se dedica al acuarismo desde que tenía seis años, y hoy tiene 44. Se lo puede escuchar diciendo que el hepatus, el famoso “Doris” de Buscando a Nemo, “es un caballito de batalla”. Claro que mantener las condiciones del mar en casa es mucho más caro que otro tipo de acuarios (la instalación de un “nano reef” cuesta como mínimo $ 2000). Dice que la factura de Edenor viene cada vez más alta, pero que vale la pena. Hacen instalaciones y mantenimientos de peceras a domicilio. Un fragmento de coral va desde los $ 70 a los $ 600, y tiene una alta posibilidad de crecer a un tamaño sorprendente. “De ahí en adelante”, afirma Daniel, “es para soñar”.
Acuario Indico se encuentra en Monroe 2565. Teléfono: 4781-2719.
Extraños sucesos en las aguas de Aquarium
Un pez dorado flota en la superficie de la pecera. “A veces llegan enfermos”, comenta el muchachito que, a continuación, retira el cadáver del agua y lo arroja al cesto de basura. Acaso sea una mala jugada del destino o una excepción, pero nada de eso parece afectar al resto de los peces que nadan tras los vidrios de Aquarium Buenos Aires, un local que abrió hace apenas cinco meses y parece tener el objetivo puesto en aquellos aficionados que recién comienzan en el arte del acuarismo. La fórmula dominante consiste en la oferta de peces grandes y baratos. Así pueden conseguirse carpas iguales a las del Jardín Japonés por sólo $ 50, discus por $ 160 (en otros acuarios el precio para igual tamaño es mayor), y otras variedades menores —como los telescópico y carasius— entre $ 4 y $ 25. El secreto para obtener el poco habitual tamaño es la cría en estanque: se los aloja un tiempo mayor y, al nadar con menos restricciones que en los confines de la pecera, crecen más. Aquarium Buenos Aires se dedica únicamente a peces de agua fría y tropical, y en su salón suceden cosas extrañas: un pez que intenta pasar de un lado a otro del vidrio, golpea con su boca pero no desiste; en otra pecera, un rarísimo ejemplar de pez africano nada incesantemente en círculos: está de paso, ya que un cliente lo cedió como regalo. “Cuando hay sequía estos bichos salen del agua y caminan entre el barro”, confía el muchacho a cargo del local. Explica que un equipo básico cuesta nada más que $ 80, con dos peces de regalo. Eso incluye mangueras, plantas, aireador y el ensamblaje de las placas que forman la colonia de bacterias necesaria para la circulación de oxígeno en el ambiente acuático. Ideal para quien quiera ensayar sus primeros pasos.
Aquarium Buenos Aires se encuentra en Gascón 950. Teléfono: 15-6245-4362. Web:www.aquariumba.com.ar
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