Domingo, 5 de julio de 2009 | Hoy
A fines del año 2007, en Uppsala, Suecia, dos jovencitas que estaban haciendo topless en una pileta municipal fueron expulsadas. El guardavidas les había pedido que se cubrieran; como las chicas se negaron a hacerlo, fueron invitadas a retirarse. Este incidente motivó la creación del colectivo social Bare Bröst, una red feminista que lucha por el derecho de las mujeres a descubrir su pecho al igual que los hombres (bare bröst significa, en sueco, “pechos al descubierto” y también “sólo pechos”).
Recientemente, Bare Bröst consiguió una victoria en la ciudad sueca de Malmö: el comité de deportes y recreación de la ciudad pasó una resolución según la cual lo único obligatorio, en las piletas de la ciudad, es un traje de baño; no importa si no cubre la parte superior del cuerpo.
Bengt Forsberg, presidente del comité, declaró al diario sueco The Local que está contento con la decisión. “No definimos cómo tienen que ser los trajes de baño de los hombres, así que no tendría sentido definirlo para las mujeres.”
Algunos miembros del comité querían que la ley obligara a las mujeres a cubrirse los pezones al menos, pero no prosperó porque hubiera sido muy difícil hacerla cumplir. Al final da lo mismo, porque, como dice Forsberg, “no es inusual que haya varones con pechos tan grandes que parecen de mujer”.
Nora y Jonas, una pareja de Suecia, decidieron mantener el sexo de su bebé en secreto. No se trata de que hayan elegido esperar al nacimiento para saberlo: Pop ya tiene dos años y medio, y lo llaman así en los periódicos para proteger su identidad y su género.
“Queremos que Pop crezca libre –declaró Nora al diario sueco Svenska Dagbladet–. Es cruel traer alguien al mundo con un sello azul o rosa en la frente.”
Los únicos que conocen el sexo de Pop son los que le han cambiado el pañal alguna vez. Si la gente pregunta, Nora y Jonas simplemente se niegan a revelarlo.
El guardarropas de Pop incluye tanto vestidos como pantalones, y su peinado cambia constantemente. En general es Pop quien decide cada día qué se va a poner.
Susan Pinker, una psicóloga de Toronto, Canadá, contó al diario sueco The Local: “Ignorar la naturaleza de los chicos no funciona”. Según Pinker, hay muchas formas en las que los niños y las niñas son diferentes. Ella cuenta que hay hormonas prenatales, en el segundo trimestre del embarazo, que alteran cómo se comportan y lo que piensan. También dijo que cuando empiezan a hablar, los varoncitos cuentan historias violentas el 87 por ciento de las veces, mientras que las nenas lo hacen sólo en un 17 por ciento”. (Dice Abraracurcix, jefe de la aldea gala, en su campaña electoral en El regalo del César: “A los número uno les hace decir lo que quiere”.)
Del otro lado, la consultora de igualdad de género Kristina Henkel opina que el experimento de Jonas y Nora puede tener resultados positivos. “Si un chico es criado como varón o mujer, recibe un tratamiento diferente de la gente que lo rodea –explica Henkel–. A las nenas les dicen que están lindas con sus vestiditos y a los nenes se les dice que son cool con sus autitos. Pero si no les das un género, son percibidos más como humanos y menos como estereotipos.”
Todo cambiará cuando Pop vaya al jardín de infantes, dice Pinker. “Los niños son curiosos acerca de la identidad y tienden a gravitar hacia los de su mismo sexo.” La doctora canadiense no prevé más que problemas para el papá y la mamá de Pop, pero Kristina Henkel piensa que los niños sin roles de género pueden ser más fuertes y libres.
Por lo pronto, Nora y Jonas dicen que revelarán el sexo de Pop cuando Pop lo crea necesario. Aunque seguramente para Pop toda esta controversia no tiene sentido.
La compañía británica onebestway, especializada en diseño y marketing, sufrió la crisis como todo el mundo y tuvo que despedir a seis personas. Para consolidar el espíritu de grupo de los empleados restantes, la compañía buscó la ayuda de David Taylor, psicólogo especializado en negocios. Su sugerencia fue insólita: ya que existe el “viernes casual”, ¿por qué no tener un “viernes al desnudo”? Les tomó una semana prepararse para el Viernes Desnudo. Durante ese tiempo, la propuesta fue jugar con la fotocopiadora y sacar imágenes de partes de sus cuerpos, para ganar confianza. También recibieron la visita de un modelo artístico que se desnudó delante de ellos, para que hicieran dibujos y conversaran con esa persona.
El gerente Sam Jackson explicó al diario británico The Sun que “no se nos sometió a ninguna presión. Si queríamos venir vestidos, o al menos en ropa interior, estaba todo bien. Pero me gusta mi cuerpo y no tuve vergüenza”. Su conclusión es que la experiencia “fue brillante; ahora que nos vimos todos desnudos, ya no hay barreras”.
El evento se filmó para un documental llamado Naked Office (“Oficina desnuda”) que se verá por el canal británico Virgin 1, el día 9 de julio.
Hay muchos que dirán que la crisis económica, eventualmente, nos va a dejar a todos en bolas. Para la gente de esta oficina, ése fue el caso.
En la industria automotriz están todos a la búsqueda de nuevos combustibles para dejar de depender del petróleo. A algunos los mueve una inquietud ecológica, a otros los mueve el dinero; rara vez ambos motivos recaen en la misma persona.
El hidrógeno suena como un combustible ideal, ya que se halla presente en abundancia: el agua no es más que oxígeno e hidrógeno. Sin embargo, el proceso para liberarlo del agua en grandes cantidades resulta caro y complicado.
Geraldine Botte, de la Universidad de Ohio, propone extraer hidrógeno de la urea presente en la orina: tiene más átomos del elemento buscado y son mucho más sencillos de extraer. Botte se imagina grandes plantas de procesamiento que extraigan hidrógeno del agua de las cloacas.
Bruce Logan, un experto en generación de energía a partir del agua de las cloacas, celebró los esfuerzos de Botte, pero advirtió que la urea rápidamente se convierte en amoníaco gracias a las bacterias. Es uno de los desafíos a resolver. “Sin embargo –agrega Logan–, será bueno guardar el pis de todas formas, aunque más no sea por el fósforo, un fertilizante que algún día se va a terminar.”
Quizás en el futuro, en largos viajes familiares en auto, haya que detenerse para ir al baño, regar los campos y llenar el tanque del auto, todo al mismo tiempo.
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