MúSICA > STUART MURDOCH (Y BELLE AND SEBASTIAN)
El líder y compositor de la adorada banda de culto Belle & Sebastian esquivó las presiones de un esperado nuevo disco de la banda con una astucia más que bienvenida: un aviso buscando chicas que cantaran, un casting y un disco con ellas dándole voz a una historia alrededor de Eve, un personaje casi literario. God Help The Girl no tiene edición local, pero merece ser buscado.
› Por Rodrigo Fresán
Quienes leyeron tiempo atrás un aviso en el diario que solicitaba “chicas cantantes para proyecto otoñal y grabar disco” jamás imaginaron que detrás de esas palabras se ocultaba Stuart Murdoch.
O tal vez sí.
Tampoco es que –aunque lo hubiera firmado– el nombre les hubiera dicho demasiado por sí solo. Otra cosa, claro, es si hubiera agregado bajo su apellido un “líder y compositor principal de la banda Belle and Sebastian”. Pero es que al escocés Murdoch (Ayr, 1968) no le interesaba agitar demasiado las aguas: tenía una idea, un puñado de canciones, una historia y las ganas de grabarlas antes de que se convirtieran en una película que, parece (ya hay productor), filmará el año que viene.
O no.
No importa. Lo que importa, aquí y ahora, es este magnífico God Help the Girl. Y leo –en la resplandeciente crítica que The Guardian le dedicó a todo el asunto, donde se define con justeza al cantautor en cuestión como “un anticuario avant-garde” y a God Help the Girl no sólo como “un gran álbum sino como una reivindicación del formato”– que no hace mucho, en su inspirado blog, Murdoch se preguntaba y preguntaba: “¿No desean esa sensación que proporciona el long-play? ¿Acaso la música pop los abraza y los aferra como alguna vez lo hizo con nosotros?”.
La respuesta –concluía el cronista del periódico inglés– es sí, siempre y cuando el long-play en cuestión sea God Help the Girl.
Y es bien sabido que Stuart Murdoch –un poco como el Stephin Merritt de The Magnetic Fields, otro poco como el Mark Oliver Everett de Eels– no es un tipo sencillo y es, además, sensiblemente implacable. Y se sabe también que la dinámica de la banda que Murdoch ayudó a armar –comprobarlo viendo el documental de Blair Young For Fans Only o la biografía Belle and Sebastian: Just a Modern Rock Story de Paul Whitelaw– es más bien compleja. Un grupo de chicos y chicas intelectuales uniéndose bajo el título de una novela infantil y francesa y recogiendo la antorcha de la mística doméstica y la épica íntima de bandas como The Kinks o The Smiths. Ese placer de saberse diferentes y, a los ojos de sus dedicados seguidores, sospecharse mejores que ningún otro y, enseguida, preguntarse quién es el mejor entre ellos, y así peleas, separaciones, abandonos/expulsiones (adieu a la ambiciosa Isobel Campbell) y la impresión de estar, siempre, sonriendo al borde de un campo de centeno o fantaseando con colgarse de la viga del tejado.
Y con The Life Pursuit –del 2006, su último disco hasta la fecha– Belle and Sebastian había sonreído mucho. Exito de ventas y de crítica, comparaciones con lo más armonioso y delicado del cancionero popular, y una canción perfecta, “Dress Up in You”, de la que parece surgir buena parte del concepto y “sensación” de God Help the Girl.
Así, la voz desconsolada de una chica contando su historia, la caída libre de Eve, de la que nos enteramos leyendo el largo texto que precede a las letras en el cuadernillo: brillante alumna de colegio que sufre una crisis nerviosa y es internada en un psiquiátrico y conoce a varios chicos (alguno de ellos es una verdadera basura), sigue las instrucciones de una pirámide-vital que le enseña su consejera, y sueña con ponerle letra a todas esas melodías que le llenan la cabeza y no la dejan dormir y, ya que estamos, por qué no meterse a jugar en un equipo de fútbol femenino.
Bienvenidos al disco de cabecera de Franny Glass.
Y, claro, Murdoch quería alguien que le pusiera voz y fraseo a Eve. Y lo de antes, lo del principio: puso un aviso en el diario en el que la palabra clave es, por supuesto, otoñal.
Stuart Murdoch suele cantar los domingos en el coro de la iglesia de la que alguna vez fue cuidador, trabajó como DJ, es daltónico, alérgico al alcohol, sufrió el síndrome de fatiga crónica, se vio obligado a precisar que “soy aburridamente heterosexual” cuando comenzaron a buscar significados a los ambiguos versos de muchas de sus tan femeninas canciones, y –cuando se pone obsesivo e insoportable– sus compañeros de trabajo no vacilan en llamarlo “Gollum”.
Y Stuart Murdoch –quien ya había comprometido a miembros de B&S, a Neil “The Divine Comedy” Hannon y a Asya de la banda para adolescentes Smoosh– reclutó, entre más de cuatrocientas que se presentaron a las audiciones, a varias de las chicas que contestaron el aviso (Alex Klobouk y Celia García y Brittany Stallings) y les adjudicó roles dentro de la trama. Pero Eve resultó ser una tal Catherine Ireton: revelación absoluta, vocalista de banda indie recién desactivada y quien ahora –con inconfundible look de musa nouvelle-vague– engalana la muy B&S portada de God Help the Girl. Comprobar –de entrada– lo mucho y muy bueno que Ireton hace con las versiones reescritas y mutadas de los ya clásicos B&S “Act of the Apostle” y “Funy Little Frog” (de The Life Pursuit), en el single “Come Monday Night”, o en el perfecto y sentimental dueto “Hiding Neath My Umbrella” junto a Murdoch, que podría haber salido de cualquiera de aquellas admirables operetas-rock de Ray Davies de principios de los años ’70.
Y todo hace pensar que ya sabemos quién va a cantar buena parte del próximo disco de Belle and Sebastian.
Según Stuart Murdoch, God Help the Girl es algo así como “una historia con música” que comenzó a gestarse hace unos cinco años. Canciones que empiezan a contar y a cantar en el punto exacto en que termina el texto del cuadernillo, con Eve saliendo del psiquiátrico. Canciones que necesitaban de chicas y arreglos de cuerdas y entonces Murdoch se preguntó cuáles serían los músicos ideales para acompañarlo en la aventura. La respuesta –lo supo pronto– era una y era obvia: Belle and Sebastian. De este modo, God Help the Girl es tan “solista” como lo fue aquel soundtrack de Return to Waterloo del ya mencionado Ray Davies junto a The Kinks pero, faltaba más, sin su hermano.
En una entrevista, Murdoch dijo que, de pronto, podía “oírlo todo” y que hasta pensó en regalarle las canciones a alguien para que las grabara o, divertido, en convertirse en el producto tiránico y explotador de una girl-band; pero que, finalmente, decidió regalárselas primero a sí mismo y luego compartirlas con sus amigos y con desconocidas.
Y aquí están todos y todas ahora. Y God Help the Girl consigue la astuta proeza de sonar como lo mejor de Belle and Sebastian pero sin la presión de tener que ser lo nuevo de la banda luego del “lujoso” y un tanto “psicótico” The Life Pursuit retrotrayéndose, en cambio, a los tiempos más contenidos y compactos del consagratorio If You’re Feeling Sinister de 1996, año en el que casi todos escucharon por primera vez a Belle and Sebastian y supieron que ya no dejarían de oírlos y de oír de ellos. Y de ellas.
El aviso de Murdoch, además de lo de otoñal, instruía con un “piensen que busco a alguien que suene como el ‘Twinkle, Friend and Lover’ de The Ronettes” y advertía: ‘Admiradoras de Celine Dion, abstenerse’”.
Catherine Ireton –que en las fotos del cuadernillo aparece medio escondida detrás de un libro y quien cantó “Dress Up in You” en la audición en que se convirtió para siempre en Eve– dijo que poco y nada sabía de B&S y sigue sin saber demasiado.
Mejor así.
Pero ya se va a enterar.
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