Domingo, 25 de octubre de 2009 | Hoy
Por Angel Berlanga
Hoy a la noche cantan, tocan, bailan y pintan en el estadio Ruca Che de Neuquén. El jueves fue en Bariloche; ayer y anteayer en San Martín de los Andes. Tres semanas atrás actuaron en Catamarca y Tucumán. Mundo Alas, el grupo de artistas con diversas discapacidades que León Gieco reunió y potenció, sigue su viaje por aires y tierras. El asunto empezó cuando en 2006 lo invitaron a tocar en Casa de Gobierno: reconfiguró, recordó a los muchachos y muchachas que a lo largo del tiempo se le acercaron en alguna presentación, y armó “Un Salón Blanco diferente”, primera vez juntos. Para marzo de este año, cuando se estrenó en cines la película-documental que dirigió junto a Sebastián Schindel y Fernando Molnar, una road-movie que cuenta la historia de una gira que acaba en el Luna Park y despliega las capacidades y motivaciones artísticas de sus protagonistas, ya tenían varias actuaciones hechas, un libro escrito sobre ellos y unos cuantos proyectos encarados e imaginados. “Esto recién empieza”, dijo Gieco por entonces. Tenía razón.
Ahora la película se edita en DVD, incluyendo escenas adicionales que quedaron fuera, biografías del elenco, fotos y trailers. El mes pasado apareció, distribuido junto a este diario, el disco compacto con canciones de Gieco y de varios de ellos. Desde hace unos meses se emite por el canal Encuentro Una gira diferente, suerte de expansión de la película que encara, en cada capítulo, la historia de algún integrante del grupo. Gieco recibió el miércoles pasado, en la sede de ese canal extraordinario que hoy dirige Ignacio Hernaiz, el premio Prix Jeunesse Iberoamericano que consiguió el capítulo dedicado a Maxi Lemos, un puntano de veinte años que canta lindísimo, que nació con secuelas de parálisis cerebral y que desparrama buen humor. La película ya consiguió primeros premios, además, en festivales de Quito, Barcelona, Olavarría y Pamplona.
Usar como distintiva la palabra “discapacidad” puede ser un rollo y un pifie: implica arrancar por lo que no, por alguna imposibilidad; en la búsqueda de variantes por la vía de la ultracorrección léxica o política, por otro lado, queda en evidencia una incomodidad. El trajinado no aclares que oscurece. Los artistas que componen Mundo Alas tienen sobre todo voluntades y talentos: enfocan su ser y sus energías en el arte y salen a mostrarlo. Tienen alguna discapacidad, sí –y quién no–, pero se deciden por una orientación que es vital. (Que hayan buscado a Gieco en algún momento de sus vidas, que hayan encontrado en él un canal y esta potenciación tiene mucho más de causa que de azar.) En uno de los extras del DVD se muestra al grupo reunido, en círculo, en un salón del Bauen: hablan sobre el asunto. “Si vos le das mucha importancia al término que se utilice –dice allí Carlos Mello, conductor de un programa radial, parte del proyecto–, les estás haciendo el juego barato a las personas que menosprecian al discapacitado.” Lo que talla, acá, es la elocuencia de los logros y las emociones que Mundo Alas es capaz de generar. Un hacer y producir que se ramifica.
Gieco contó el miércoles, en Encuentro, que no consiguieron sumar logos oficiales de Presidencia de la Nación o de la gobernación de Santa Fe para la difusión. Y que cuando Hermes Binner vio la película se conmovió. “Estaba atrás mío, llorando, porque la verdad es que te hace llorar de alegría –recordó Gieco–. ‘Algo vamos a tener que hacer’, dijo Binner; capaz que se sentía medio culpable por no haber colaborado en un proyecto tan importante. Entonces organizó algo para que a través de una ONG la pasaran en cincuenta escuelas. La primera se hizo en mi pueblo y fue increíble: el cine volvió a estar lleno, como cuando pasaban Ben Hur. Un éxito total: tres funciones con 900 personas. No volaba una mosca. Y eso me hizo pensar que sería buenísimo que Cultura o Educación de la Nación puedan hacer una compra para regalar en todos los colegios”. Hernaiz aseguró entonces que para comienzos del próximo ciclo lectivo distribuirá miles de copias por escuelas de todo el país. “Hay gente que se confunde y piensa que somos una fundación, pero no: nosotros hacemos un espectáculo –aclaró Gieco–. Y todo el trabajo fue saliendo improvisado, muy a pulmón; somos gente buena y respetuosa, por eso sale todo bien. La fuerza máxima la tienen ellos, yo voy acompañando. Pero me parece que hay que sentarse y aprender, para ver qué hacemos con los resultados”.
El acompañamiento es mutuo: junto a ellos llevó la película a Cañada Rosquín, el pueblo en el que nació en 1951, y ellos lo ayudaron a aguantar el golpe por la muerte de Mercedes Sosa. Ese día tocaron en la plaza Independencia de Tucumán. Para los próximos meses ya hay programados recitales en Hernando (Córdoba), Luján, Rosario y Montevideo. La película se presenta en los próximos días en Toronto y en Tenerife. Ahora proyectan una gira internacional. Y una serie de actuaciones en un teatro de Capital. El viaje a la Patagonia, para las presentaciones de este fin de semana, significó para muchos el primer vuelo en avión. “Esto recién empieza”, dice Gieco.
Tenía razón, diremos en unos meses.
Mundo Alas se distribuye en estos días en su formato DVD con extras que incluyen escenas adicionales que quedaron fuera, biografías de los músicos, fotos y trailers.
Una gira diferente se puede ver en el canal Encuentro los martes a las 11 y los domingos a las 22.
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