Dom 29.11.2009
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FOTOGRAFíA > LOS PERROS SEGúN GERMáN RUIZ

Meter el perro

› Por Mercedes Halfon

“Me encanta cuando los perros están al sol. No necesitan nada, están ahí, pueden estar toda la tarde mirándolo. Es como una meditación que tienen.” Sólo alguien que ha convivido mucho tiempo con animales domésticos puede producir una observación de ese tipo. Esas reflexiones hace Germán Ruiz y de allí salen sus fotografías, aunque en ellas no hay observación directa ni captura instantánea, sino más bien un juego extravagante y reglado: lo que se entiende habitualmente como puesta en escena. Los perros posan en las fotos de Ruiz como si tuvieran conciencia, como si miraran para allá por algo, pero no es así. Entonces, ¿qué son estas fotos?, ¿retratos?, ¿paisajes? Todo junto, o sea una jauría.

Para hablar del inicio de Jauría, su primera muestra individual, Germán Ruiz (1983) dice que no recuerda exactamente el momento en que empezó a hacer fotos de perros. Es que vive rodeado de ellos –tiene ocho en su casa de Adrogué– y los fotografía desde siempre. Es algo muy normal: sacarle fotos al perro o al gato o al hámster es casi el cliché de la fotografía amateur o un posible inicio del fotolog. Los animales domésticos son esa suerte de cruza entre un ser querido y un objeto personal, con una particularidad: sus movimientos no pueden ser predeterminados. Por eso, la fotografía al perro está dentro de los usos privilegiados que poseía la fotografía predigital: ese deseo de capturar el momento (espontáneo) para el recuerdo, para el álbum de la familia, no necesariamente para ser expuesto fuera del círculo íntimo.

Todo esto está en Jauría. Ruiz dialoga con la foto amateur que estaba instalada hasta en su misma casa de Adrogué. “En mi familia hay más fotos de nuestros perros que mías”, dice, y por eso mismo la muestra puede ser leída con la estructura amorosa de un álbum familiar. Desde el lúdico uso del color, que podría recordar, por ejemplo, a Marcos López, a la hiperplanificada puesta en escena perruna, que podría relacionarse con los weimaraners de William Wegman. Pero todo trastrocado: los perros de Ruiz no forman un relato localista ni tienen la nobleza de la raza. Las imágenes que construyen son diversas: desde fotos que podrían integrar el DNI de un canino (formato cuadrado, cara de póquer), a fotos con flashazos en la noche que podrían formar parte de la producción de moda de una marca de ropa cool. Y también imágenes que salen de la cabeza de Ruiz y rozan el surrealismo: entre el objeto y lo humano, los perros son ante todo perros y en su mansedumbre hablan de la relación de los humanos con ellos.

En sus imágenes luminosas, coloridas, Ruiz encuentra la medida para hacer hablar a estos compañeros silenciosos, sombras en la vida cotidiana meditando al sol.

Galería Ernesto Catena Fotografía Contemporánea (Honduras 4882, 1er piso).
De martes a sábados de 13 a 19.30 hs.
Hasta el 4 de diciembre.

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