Domingo, 3 de octubre de 2010 | Hoy
DVD > LA NUEVA DEL DIRECTOR Y EL ACTOR DE LA SAGA BOURNE
Después del éxito indiscutido de la segunda y la tercera película de Bourne (y mientras negocian la cuarta), Matt Damon y el director Paul Greengrass volvieron a unirse para agarrar la papa caliente del momento: ¿cómo hacer, en la tradición de las épicas bélicas, una película sobre Irak? El resultado, que va directo a dvd por su pobre recaudación en la taquilla norteamericana, es Green Zone. Vale la pena, aunque la guerra –siguiendo la pista de las armas de destrucción masiva que nunca aparecieron– no termina de aparecer.
Por Alfredo Garcia
Cuando el conflicto de Vietnam estaba aún latente y fresco en el recuerdo del público estadounidense, Hollywood no se atrevía a llevar sus guerras de ficción a ningún lugar cercano a Saigón, entendiendo que, a diferencia de los viejos films de propaganda bélica de la Segunda Guerra Mundial, una película de propaganda sobre Vietnam no tendría sentido (de hecho así lo demostró John Wayne en su segunda película como director, Los boinas verdes), mientras que una historia crítica resultaría demasiado desalentadora, o sea, lo que se conoce en la jerga como “veneno para la taquilla”. Recién fue Ted Post en un film de culto con Burt Lancaster Infierno sin salida (Go and Tell the Spartans) el que rompió ese tema tabú en 1978, y luego vendrían los Apocalypse Now! de Coppola, Hamburger Hill de John Irvin, El francotirador de Cimino, Pelotón de Stone, y tantos otros films que conforman un subgénero propio dentro del cine bélico.
Hasta hace poco se estaba dando un fenómeno parecido con la guerra de Irak, conflicto que explotó ya hace más de un lustro largo pero que recién el año pasado cosechó un Oscar con la excelente película de Kathryn Bigelow Viviendo al límite (The Hurt Locker), que en realidad es una historia sobre la adicción al peligro de un experto en desarmar explosivos con instintos cercanos a lo suicida antes que una auténtica película sobre la guerra en Irak.
Ahora el director Paul Greengrass volvió a reclutar al espía de dos de sus films de Bourne, Matt Damon, para dar la primera visión con niveles que podrían llamarse épicos sobre la guerra que armó Bush buscando armas de destrucción masiva que nunca existieron. La película es Green Zone, una superproducción de 100 millones de dólares de presupuesto, pero su generoso despliegue de medios no logró el éxito esperable, por lo que en Argentina cayó en el nicho del directo a dvd (con el título La ciudad de las tormentas), lo que en un punto es una pena dadas las escenas impactantes –especialmente en la primera mitad del film– que probablemente se lucirían más en la pantalla grande.
Pero de todos modos sigue siendo un producto interesante y recomendable, con un guión de Brian Helgeland, escritor de films como Río Místico, de Clint Eastwood y director de Payback, con Mel Gibson, que intenta tomar el toro por las astas a la hora de abordar el gran tema de esta guerra contemporánea: la inexistencia de las armas de destrucción masiva en Irak.
Matt Damon es justamente un soldado profesional que pone en riesgo la vida de sus hombres cada vez que va a buscar las dichosas armas de destrucción masiva siguiendo los informes de inteligencia del Pentágono, para sólo encontrar fábricas de inodoros o depósitos desiertos. Dados los decepcionantes resultados, el militar comienza a plantearse seriamente que hay algo realmente sospechoso en el asunto, y aquí empiezan sus problemas, dado que la naturaleza de su trabajo es simplemente ir a donde lo mandan y no plantearse asuntos de fondo, conflicto que lo lleva a colaborar con un veterano agente de la CIA (Brendan Gleeson) experto en Medio Oriente que ya está casi seguro de que la búsqueda de las armas no provocará ningún resultado.
El título Green Zone hace referencia a la zona segura donde los periodistas pueden tomar un trago al lado de la piscina del hotel, y de donde obviamente el protagonista debe salir con su tropa cada vez que vuelve a intentar la infructuosa búsqueda. Justamente en un par de escenas describiendo esas peligrosas salidas en medio de un Irak convulsionado por la invasión, la falta de agua y servicios básicos, y ataques terroristas permanentes, es cuando el director Greengrass se luce especialmente con una reconstrucción más que contundente (Irak está recreado en España y Marruecos). Experto en temas de conflictos bélicos modernos y terrorismo urbano con títulos como Bloody Sunday y una de las pocas películas que se filmaron sobre la guerra de Malvinas (Resurrected, de 1989), Greengrass muestra el horror y la confusión de la guerra de Irak con realismo y una poderosa dosis de imaginación en la puesta en escena.
Luego, a medida que el personaje de Damon va tomando parte de tareas de inteligencia y los esfuerzos por que no se conozca el fraude por parte de un hombre del Pentágono (Gregg Kinnear), la película va tomando otros caminos que si bien incluyen sólidas escenas de acción y suspenso, ya no se parece tanto a lo que el espectador suele esperar de un auténtico film bélico. En un punto, en este rango de thriller violento Greengrass ya es todo un experto, tal como se ha visto en sus dos films de la saga de Bourne, por lo que las persecuciones y tiroteos entre Matt Damon y la resistencia iraquí (que son finalmente los que saben la verdad acerca de los falsos informes del Pentágono) le vienen como anillo al dedo a la hora de conseguir escenas de electrizante súper acción.
En última instancia está también la discusión acerca de si el asunto de los interrogantes y planteos conspirativos que se hace el protagonista no resultan un tanto obvios, y si no peca de esa ingenuidad que tanto abunda en el cine de mensaje bien intencionado y políticamente correcto. En un punto se puede decir que sí, que esa ingenuidad se percibe en el film, pero queda equilibrada por el guión de Helgeland, que apela a resortes argumentales fluidos y creíbles, partiendo de la base de que finalmente la desazón que experimenta el personaje de Damon realmente podría ser la misma que hubiera experimentado cualquier militar en su situación: la de andar arriesgando el pellejo en busca de cosas que evidentemente nunca estuvieron ahí.
Green Zone se edita directo a dvd con el climatológico título de La ciudad de las tormentas.
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