MúSICA > LOS DESCONOCIDOS DEL ROCK Y POP DEL 2010
Cada vez que se termina un año, nada más clásico dentro del mundo del rock y el pop que la dedicación de medios y periodistas especializados en llenar sus podios con los mejores de los doce meses que acaban de terminar. El esfuerzo sirve para repasar desde afuera la actualidad de un género cada vez más veloz y global que, además de premiar a los ya consagrados, permite que siempre aparezcan otros nombres y nuevas tendencias. Por cuarto año consecutivo, Radar se sumerge en las elecciones de los medios más representativos del mundo repasando revelaciones, buscando rarezas y descubriendo sonidos entre los mejores de esas listas de un 2010 que ya se fue, pero que aún se puede seguir escuchando.
› Por Martín Pérez
The Fresh & Onlys
Play It Strange
Confiesan los integrantes del cuarteto que, cuando este año fueron invitados al exclusivo festival All Tomorrow Parties, pensaron que los había recomendado Pavement. Pero resulta que fue Matt Groening, fanático de la nueva escena garage de San Francisco, el que compró el disco y señaló al combo de Timothy Cohen, que desde su formación un par de años atrás parece haberse reunido alrededor de una portaestudio Tascam 388 y no haber dejado de grabar nunca. Con varios simples, cassettes, EPs y dos álbumes propiamente dichos editados, la tercera suele ser la vencida, y el sonido twangy de sus guitarras, sus alegres melodías cabalgantes y las voces desde el fondo de una tumba coinciden en hacer de Play It Strange –grabado por primera vez como corresponde– un álbum crudo, ruidoso y, especialmente, muy contagioso. Para comprobarlo alcanza con escuchar la etérea y surfera “Waterfall”. Sólo para empezar, claro.
Konono Nro. 1
Assume Crash Position
Según apunta el periodista británico David Hutcheon, Mingiedi Mawangu es un hombre pequeño de unos setenta años, que no habla inglés ni francés, construye instrumentos de la basura y forma grupos con los que interpreta una música trance de tradición centenaria en la ciudad de Kinshasa, capital del Congo. Al final de la primera década del siglo XXI, en que la música de Africa terminó de conquistar el mundo occidental más allá del término World Music, el alcance de sus Congotronics se puede observar en un reciente álbum de versiones del que participa el indie más feroz, desde Deerhoof o Animal Collective hasta Oneida o Bass Clef, incluyendo también a Juana Molina. El grupo insignia de Mawangu es Konono Nº 1, cuyo primer álbum inauguró el proyecto cinco años atrás, y con este segundo opus confirma con creces el poder de una música que es puro ritmo hipnótico y auténticamente africano.
Salem
King Night
Un paso más allá del trip hop, del dubstep y de cualquier referencia etérea a los productos del sello británico 4AD. Ese es el paso que da este trío oriundo de Chicago, en cuyo debut puede brillar con luz propia un tema entrañable como “Redlight”, pero la oscuridad es lo que prevalece en su música llena de hipnóticos y cíclicos fantasmas industriales, góticos y –obviamente– también de un romanticismo terminal. Con tal vez demasiada intensidad, el combo liderado por el compositor y productor John Holland (junto a Heather Marlatt y Jack Donoghue) viene haciéndose un nombre –bastante sórdido, por cierto– desde hace un par de años con la edición de un EP bautizado como Yes I Smoke Crack o realizando una versión irreconocible de “Streets of Philadelphia”, de Bruce Springsteen. Pero recién con el oscuro e intenso King Night es que esos primeros atisbos realmente han llegado a tomar forma propia.
Rumer
Season of my soul
Apenas había firmado su contrato con el sello Atlantic cuando el teléfono de Rumer, que estaba en Los Angeles para participar de una entrega de premios, comenzó a sonar. Cuando atendió, alguien de la oficina de Burt Bacharach estaba en la línea, invitándola a pasar por el hogar del legendario compositor de 82 años, que deseaba escucharla cantar. Sarah Jones –Rumer es su nombre artístico– asegura que entonces rompió a llorar. La suya es una de las grandes historias musicales del año pasado: nacida hace 31 años en Pakistán pero criada en Devon y Londres, mientras compuso las canciones de su álbum debut supo trabajar de camarera, maestra y peluquera, entre otras cosas, para llegar a fin de mes. Pero una vez editado, parece destinado a convertirla en una estrella, ya que es un disco de otra época, sorpresivo clásico instantáneo, que recuerda lo mejor de los Carpenters, pero también a Joni Mitchell o Laura Nyro.
Avi Buffalo
Avi Buffalo
Apenas un tema fue todo lo que necesitó el jovencísimo Avi Zahner-Isenberg para hacerse un lugar dentro del actual universo musical, cada vez más hambriento y regido por espasmos online. Con melodía y –especialmente– voz que remiten a The Shins, tal vez el último gran encanto melancólico salido del indie norteamericano, la irresistible “What’s In It For?” asomó su estribillo en Internet y eso dio pie a un casi inmediato álbum debut de este cuarteto de Long Island, grabado bajo el auspicio de Aaron Embry, que supo trabajar con Elliott Smith y Emmylou Harris, entre otros. Con mucho de indie pero también mucho sonido clásico de la Costa Oeste norteamericana, las canciones de Avi Buffalo resultan irresistibles. Su debut discográfico no parece esforzarse en sonar encantador y triste al mismo tiempo, y termina siendo uno de esos álbumes a los que se regresa, como a la infancia, una y otra vez.
Phosphorescent
Here’s To Taking It Easy
Un año después de haber sido invitado a compartir escenario con Willie Nelson como reconocimiento por un admirable álbum completo de versiones apropiadamente titulado To Willie, el quinto opus de Phosphorescent sorprende por su madurez y actitud, retomando el alt-country allí donde Wilco lo dejó a la altura de su disco Summerteeth (algo que se puede comprobar en gloriosos temas como “The Mermaid Parade” o “I Don’t Care If There’s Cursing”). Nacido en Alabama y alumno dilecto de la tortuosa oscuridad de Smog y Will Oldham, Matthew Houck siempre fue el único integrante de Phosphorescent en estudio hasta que ingresó a grabar, con la banda con la que suele presentarse en vivo, los nueve temas de Here’s To Taking It Easy, un álbum de viajes, separaciones y catástrofes casi imperceptibles, con el que se matricula como el mejor de una nueva generación que sigue calzándose el stetson bien lejos de Nashville.
John Grant
Queen of Denmark
Al comienzo de la enigmática “I Wanna Go To Marz”, la voz de barítono del ex líder de The Czars enumera los gustos de sundaes disponibles en la tienda de su barrio durante su infancia, un curioso Rosebud que deviene plegaria a un mundo perdido, tan inaccesible como el planeta rojo. Ese es el espíritu que campea en ese milagro que es el debut solista de Grant, que trabajaba de camarero en un bar y ya había abandonado toda esperanza en la música, hasta que se cruzó con los integrantes del grupo texano Midlake. Sus otrora jóvenes fans, ahora exitosos, lo ayudaron a grabar un álbum que homenajea con buen gusto el soft rock de los setenta, y recorre los recuerdos de una traumática adolescencia gay dentro de una comunidad católica, y un posterior infierno de adicciones en busca de una aceptación que recién parece llegar con este disco, cuya intensa melancolía se permite incluso atisbos de humor negro.
Flying Lotus
Cosmogramma
Aunque la verdadera estrella del disco sea Thom Yorke, vocalista invitado en un tema titulado “And The World Laughs With You”, en realidad Flying Lotus es una estrella por derecho propio en las fronteras del mapa de la electrónica, ese lugar donde se mezclan hip hop con dubstep, avant-garde con free jazz, y la lista puede seguir. Tercer opus de este angelino de 27 años que responde al nombre de Steve Ellison y edita sus discos bajo el sello Warp –hogar de Aphex Twin y Autechre–, Cosmogramma funciona como el disco que hubiese hecho Hal 2001 si, en vez de desenchufarlo, le hubiesen dejado escuchar a John Coltrane. Esta Odisea del espacio de FlyLo, productor y sobrino de Alice Coltrane, es un mundo perfecto en el que ritmos imposibles pueden cruzarse con arreglos de cuerda, y un infierno de infinitas posibilidades de bytes-and-bass termina encontrando su forma de manera natural, y se hace celestial.
Anaïs Mitchell
Hadestown
“Comida, libros, viajes y amigos.” Esa es la lista de cosas –luego se agregó “discos”– en que los padres bien hippies de la pequeña Anaïs aceptaban gastar su dinero. O sea que para su cumpleaños no había ropa o juegos electrónicos, pero sí algún viaje, por ejemplo. Cantautora autodidacta, ilustrada y –obvio– viajera, Mitchell comenzó a editar sus discos a través del sello de la respetada Ani Di Franco, suerte de Alanis Morrisette indie de los ‘90. Su sorprendente tercer opus es una revisión del mito de Orfeo y Eurídice, ambientado en una Norteamérica post-apocalíptica. Con invitados de lujo como la propia Di Franco en el papel de Perséfone, Justin Vernon (Bon Iver) como Orfeo y Ben Knox Miller (The Low Anthem) como Hermes, Hadestown es un disfrute de comienzo a fin, canción tras canción, una maravilla neo-folk, deudora también de los musicales de Broadway y de la tradición de Brecht y Weill.
Sleigh Bells
Treats
¿Cuál es el resultado de la mezcla entre un ex guitarrista de un grupo hardcore y una ex cantante de un grupo de teen-pop? Algo parecido al tornado de suspiros, aullidos, martilleos, colchones de sintetizadores, riffs de guitarras hirientes y coritos pegadizos que disparan el productor, compositor y guitarrista Derek E. Miller y la cantante Alexis Krauss en Treats, su álbum debut. Como bien ironiza el semanario británico New Musical Express, una década atrás lo que hace este dúo de Brooklyn hubiese sido calificado como electro-clash, y hoy en cambio es “apenas” power-pop. Los años parecen haber corrido el límite de lo audible, y tal vez ese sea el secreto de la entusiasta efectividad de un enérgico trabajo editado nada menos que por el sello de MIA, cantante británica con padres oriundos de Sri Lanka, la Madonna del pop más globalizado.
Para esta selección fueron tomadas en cuenta las listas de los periódicos New York Times y The Guardian; las revistas NME, Rolling Stone, Inrockuptibles, Spin, Paste, Magnet, Q, Mojo, Uncut, The Wire y Rock de Luxe, y sites especializados como Pitchfork y Super 45, entre otros.
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