PERSONAJES > ADIóS A DOLORES FULLER, LA NOVIA, MUSA Y ACTRIZ DE ED WOOD
› Por Alfredo Garcia
Nunca ganó el Oscar, ni siquiera aspiró jamás a una nominación. No era buena actriz, ni tampoco una gran cantante. Tampoco era muy linda. Pero un buen día apareció en el lugar y momento justos con un pulóver de angora, lo que la convirtió en una musa de las grandes.
Estamos hablando de Dolores Fuller, nada menos que la novia, actriz y musa inspiradora del legendario cineasta Ed Wood Jr., injustamente llamado el peor director de la historia del cine.
Hasta poco tiempo antes de su muerte, ocurrida en Nevada el pasado 9 de mayo (de causas naturales, tenía 85 años), Dolores Fuller seguía asistiendo a convenciones de celebridades del cine de culto, y siempre iba con el pulóver de angora original que enloqueció por completo a su Edward. Al menos ella aseguraba que la prenda era realmente el suéter histórico en cuestión, y al parecer el público que le pedía autógrafos siempre le creyó.
Para el gran público siempre será recordada por el retrato que hizo de ella Sarah Jessica Parker en el film Ed Wood, de Tim Burton, pero para los fans del cine de culto siempre será Barbara, la chica de Glen or Glenda que escucha pacientemente a su prometido cuando le explica que es un hombre perfectamente normal, que sólo tiene una debilidad por vestirse con ropas femeninas, especialmente tejidos de angora.
Dolores Agnes Eble nació en Indiana en 1923. A los diez añitos, recién mudada a California con su familia, por casualidad fue seleccionada como extra para la escena inicial de Sucedió aquella noche (It Happened One Night) de Frank Capra, y a partir de ese momento la pequeña Dolores determinó que pasaría el resto de su vida en el mundo del espectáculo. Sólo que, por más determinación que tuvo, se pasó años consiguiendo apenas papelitos como extra, o a lo sumo de stand in (doble para planos generales y puestas de iluminación extenuantes) de alguna estrella televisiva como Dinah Shore en The Dinah Shore Chevy Show.
Pero a comienzos de los años ‘50 su destino cambió para siempre al responder un aviso en el que pedían actrices para un casting de un “estudio independiente”. El estudio, más que independiente, era casi inexistente, y el productor, director y encargado de la selección de talento no era otro que Ed Wood Jr. A lo largo de las décadas, la actriz tuvo que relatar una y otra vez ese momento cumbre de su carrera en todas las entrevistas, y la narración de su encuentro con el mal llamado “peor director de la historia del cine” está registrada en varios documentales. La historia que ella cuenta es más o menos así: “Supongo que Ed ya había visto a varias actrices jóvenes, bellas y talentosas; pero entonces llegué yo, que por una de esas casualidades tenía puesto un pulóver de angora que me gustaba mucho”.
A Ed Wood también le gustaba mucho, y quedó prendado de la chica... y también de la prenda. De a poco ella se acostumbró a verlo usar su pulóver de angora “sólo para relajarse”, sin sospechar en un principio que el film que el que por entonces se había convertido en su hombre tenía en mente, trataba justamente de eso. En una de las escenas culminantes de Glen or Glenda, justamente el personaje de Barbara, a pedido de su prometido Glen (interpretado por el mismísimo Ed Wood bajo el alias Daniel Davis), se quita su prenda de angora y se la da para que él la pueda lucir. Un gran momento actoral de entrega total. Obviamente con Glen or Glenda la actriz no logró llamar la atención de los grandes estudios, pero al menos era la protagonista de un film donde también actuaba un verdadero astro de Hollywood como Bela Lugosi, todo un logro para la niña de Indiana, aun entendiendo que en esos tiempos el pobre Bela no tenía los colmillos tan afilados como cuando interpretó al Drácula de la Universal (en Ed Wood, de Burton, Martin Landau hizo una brillante caracterización merecedora del Oscar del decadente Lugosi de aquellos tiempos).
A pesar de su escaso presupuesto y su delirante argumento, Glen or Glenda era un film totalmente personal y su director era muy demandante al hacerlo, al punto que logró que su chica, es decir Dolores, perdiera su trabajo como “doble” de Dinah Shore. Wood la recompensó con un papel protagónico en su thriller bizarro de cirugía plástica Jail Bait, donde la actriz apareció junto a otro superastro, nada menos que el mismísimo Steve “Superman” Reeves. Como gentileza, luego Reeves la invitó a actuar en un episodio de la serie televisiva sobre el famoso superhéroe.
Pero dos años después de Glen or Glenda, la relación entre el director, la actriz y los pulóveres de angora ya estaba un poco desgastada, y Wood sólo le dio un rol coprotagónico en el alucinante opus terrorífico Bride of the Atom de 1955, también conocida como Bride of the Monster (La novia del monstruo), el film que tal como se ve en la biopic de Tim Burton tenía a Bela Lugosi intentando simular una lucha con unos tentáculos inanimados.
Ya sin Ed Wood, Dolores trabajó como extra en films de Fritz Lang (The Blue Gardenia) y hasta de Hugo Fregonese (The Raid), y tuvo un pequeño papel en un clásico clase Z, Mesa of the Lost Women (también conocida como Attack of the Spider Woman), bodrio inconcebible codirigido por Ron Ormond y Herbert Tevos, con Jackie Coogan como un científico loco: el Dr Aranya!
Ya a fines de los ‘50, decepcionada con la actuación, Dolores dio un increíble giro a su carrera en el show business, dedicándose a componer canciones pop. Tuvo bastante éxito, al punto que varias de sus composiciones lograron ser cantadas por... Elvis Presley, como “Rock a Hula Baby” y “Do the Clam”.
A partir de los años ‘80, la revolución del video y el fenómeno del cine de culto, Dolores Fuller quedó inmortalizada como la novia y musa de Ed Wood, tal vez no el mejor cineasta de la historia, pero sin duda uno de los más delirantes, originales y divertidos. Gracias a ese culto, Dolores fue convocada para films clase B de terror como Dimensions of Fear (1998) y The Corpse Grinders 2, un directo a DVD de 2001 que fue su canto de cisne como actriz.
Al final, Dolores Fuller murió siendo una celebridad del cine de culto ya que, como mencionábamos antes, hasta poco tiempo antes de su muerte se la pasó firmando autógrafos por fans que la consideraban un mito viviente. Por supuesto, siempre luciendo el famoso pulovercito de angora.
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