DVD > MARTHA MARCY MAY MARLENE, UNA SUGESTIVA MIRADA AL MUNDO DE LAS SECTAS
Con aquellos climas envolventes y ominosos que abrían las películas sangrientas de los ’80, pero con una mirada sutil y sugestiva, el debutante Sean Durkin filmó la inesperada reaparición de una chica, después de dos años en una granja de hábitos sectarios, y la estela de terror, abuso y desconcierto que arrastra en su misteriosa vuelta al mundo.
› Por Mariano Kairuz
Debe haber pocos temas más terroríficos que el de los cultos y las sectas y las familias a lo Charles Manson: toda esa gente tan loca y tan convencida y peligrosamente convincente. Toda la locura que puede encerrarse en postulados morales tan aparentemente racionales como el rechazo del materialismo, la vuelta a la naturaleza, el amor libre. Y sin embargo, es un tema que el cine no ha explorado ni explotado lo suficiente, pensó el cineasta debutante Sean Durkin, no al menos desde un punto de vista “naturalista” (es decir, lejos de las insinuaciones sobrenaturales-demoníacas de una obra maestra como El bebé de Rosemary). Y entonces investigó, y se asustó, y escribió y filmó su sorprendente y premiada ópera prima, Martha Marcy May Marlene.
Múltiples nombres de un título imposible de pasar por alto y que corresponden a las diversas partes en las que se encuentra resquebrajada la protagonista. Martha es la chica que, tras dos años desaparecida, tras dos años en los que perdió todo contacto con lo que queda de su familia, de pronto regresa como una voz temblorosa en el teléfono de su hermana mayor, casi pidiéndole que vaya a su rescate. Marcy May es el nombre con que la ha bautizado el líder de la “familia” rural que la ha acogido y seducido, entre otros chicos y chicas (jóvenes y lindos casi sin excepción), una pequeña comunidad en la que todo es de todos y cada uno debe encontrar su rol en la granja hasta que puedan autosustentarse y separarse, por fin, del resto del mundo.
La película empieza con Martha/ Marcy May fugándose de la granja/comunidad. Atraviesa el bosque corriendo, llega hasta un café. Uno de los chicos la ha seguido, pero enseguida la deja ir, tranquilo, como convencido de que ella va a volver, sin que se lo pidan ni la fuercen. Sin hacerle demasiadas preguntas, su hermana la recibe en la enorme casa junto al lago que alquilan con su arrogante marido. A partir de acá, la película va y viene una y otra vez, en el tiempo, entre la casa y los dos años en la granja. Las idas y vueltas se suceden sin solución de continuidad, creando por momentos una deliberada confusión. La yuxtaposición de tiempos proviene de una noción del budismo –no hay pasado ni futuro, sólo un eterno presente– que suelen adoptar muchos de estos cultos, alega Durkin. Pequeñas revelaciones van surgiendo a partir de este procedimiento narrativo. Es evidente que hay cuentas pendientes entre las hermanas. Lo que jamás sabremos es cuáles fueron las causas directas de la desaparición de Martha, ni por qué la granja, esa granja.
La película establece de modo casi explícito el choque entre estas dos vidas de Martha/Marcy May. Con sus lujos y su relajada comodidad, la casa parece representar todo lo que la granja rechaza. Mientras que en la comunidad el mecanismo de reclutamiento consiste en seducir, atraer, adular, en el acomodado hogar de la hermana y el cuñado de M todo es distancia y extrañamiento. La granja es de todos, la casa del lago es del intolerante cuñado de Martha, tal como él mismo se encarga de recordarle. Uno se propone como un espacio de libertad –nadar desnudos, mezclarse en orgías–, el otro encarna la represión: “¿Es cierto que la gente casada no coge?”, le pregunta M a su hermana. Pero el idilio bucólico exhibe rápido sus requisitos: el líder de la familia somete sexualmente a todas las chicas, las Marlene de la familia. Ellas deberían, les explican, recibirlo como un privilegio. Y éste es apenas el inicio de un camino que depara otras oscuras sorpresas.
“Leí que algunos críticos la describen como una película de terror”, dice Durkin, “y para mí está bien. Siempre me gustó del cine de terror la primera parte, la ambientación, el paisaje, la anticipación. Me gustaba eso de los films de acuchillamientos de los ’80, aunque siempre me dejaban de interesar cuando se ponían sangrientos, ahí los abandonaba”. Film esencialmente atmosférico (“deliberadamente abstracto”, para el crítico neoyorquino J. Hoberman), Martha Marcy May Marlene se detiene antes de que lo que está latente dé paso a la sangre. Bueno, casi, no del todo.
La chica que viene recogiendo elogios por todos lados por la sensibilidad y ductilidad con que permite que las múltiples M convivan en ella, es una de las revelaciones del año pasado: se llama Elizabeth Olsen, es la hermana menor de las mellizas Mary Kate y Ashley Olsen –aunque su rostro redondo y juvenil recuerda un poco más a Maggie Gyllenhaal– y ya tiene siete estrenos anunciados para los próximos meses, así de fuerte despegó su carrera. Patrick, el carismático y vigilante líder violador de la comunidad, es John Hawkes, quien parece ensayar una variación del áspero montañés metanfetamínico que interpretó hace dos años en Winter’s Bone (Lazos de sangre).
Filmada por sólo 600 mil dólares, seleccionada para la sección oficial Una cierta mirada en Cannes 2011 y ganadora del premio a mejor director en Sundance, MMMM es a partir de ahora la carta de presentación más fuerte de la productora independiente Borderline Films, fundada por Durkin junto a dos compañeros de estudios que conoció en sus años en la Universidad de Nueva York: Antonio Campos –director de otro éxito indie, Afterschool– y Josh Mond. La estrategia del grupo consiste en turnarse todo el tiempo: cuando uno dirige, los otros dos se convierten en sus imbatibles productores, especialistas en conseguir contactos y locaciones, y en ignorar los permisos oficiales para filmar en espacios públicos. Desde que Fox Searchlight –división de cine independiente de la 20th Century Fox– adquirió la película para su distribución internacional garantizándoles un inesperado alcance masivo, estos tres jóvenes y apropiadamente desprolijos habitantes del tan cool y canchero barrio de Williamsburg, en Brooklyn, ya no tienen, dicen, “que vivir al día”, y pudieron finalmente montarse una oficina desde la cual buscar la financiación para sus próximos proyectos con alguna comodidad. La de MMMM la consiguieron adjuntando al guión del largometraje un corto filmado por Durkin, que fue premiado en la Quincena de Realizadores de Cannes 2010, y que ahora sirve de prólogo a la película. Incluido entre los extras del dvd que acaba de editarse por acá, Mary Last Seen (Mary vista por última vez) cuenta apenas el viaje en auto de un chico y una chica, cómo éste roba y pierde adrede el celular de ella, la llegada a una granja, el encuentro con otras chicas, algunas miradas sugestivas. Es un relato mínimo, pero se vuelve especialmente aterrador cuando uno ya vio MMMM e intuye buena parte de lo que está por venir.
Martha Marcy May Marlene salió en dvd sin pasar por los cines, editado por Fox a través de Blushine.
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