PERSONAJES > AMBER LAURA HEARD, LA INESPERADA HEROíNA DE ACCIóN
› Por Mariano Kairuz
Ella es rubia, muy delgada, algo lánguida y puede parecer, por momentos, delicada (como Grace Kelly, han dicho por ahí) y hasta frágil; uno diría que pertenece a la misma especie de jovencísimas actrices en ascenso de la hermosa pero anémica Kristen Stewart. Y sin embargo, hace rato que el cine y la televisión la vienen reclutando para hacer de conejita, de ninfa, de heroína armada y peligrosa y hasta de asesina. Qué le vieron los productores a esta chica, aparte de su belleza angelical y algo fría, para imaginarla en esos cuadros sexuales, rabiosos y violentos, no está del todo claro, pero lo cierto es que funciona.
En los primeros minutos de la malograda serie The Playboy Club –esa que intentó de manera muy obvia encaramarse al éxito de Mad Men y su regreso a los ’60–, su “cigarette bunny” le quita la vida, en defensa propia y accidentalmente, a un tipo desagradable y corpulento que intenta violarla. En el momento, ella no sabe que el abusador al que acaba de clavarle la aguja de sus tacos de conejita en la garganta es un capomafia importante, y, sin embargo, cuando se entera, desoye el consejo de huir de la ciudad, volver quizás al pueblo del que no debió haberse ido, y les hace frente a las circunstancias con temple. Everybody Loves Mandy Lane, un thriller algo ochentoso de esos que reúnen a un grupo de adolescentes en una casa de campo para achurarlos uno a uno, empezaba con un tipo que saltaba al vacío por ella. Ella es Mandy Lane, claro, una chica virgen y pudorosa que ejerce un magnetismo imposible en todos, chicos y chicas a su paso, y al final resulta que es responsable de los sangrientos asesinatos desplegados a lo largo de hora y media. (Está bien, no deberíamos contar el final, pero la película es bastante mala, y la única razón para verla –ella y su oculta perfidia– permanece intacta.) En The Rum Diary, postergado estreno de la vaga adaptación del libro de Hunter S. Thompson protagonizada por Johnny Depp (disponible en dvd con el equívoco título de Diario de un seductor), ella le sacó nada menos que a Scarlett Johansson el papel de Chenault, la visión blonda que obnubila al narrador, aparece como una sirena surgida del fondo del océano, y termina entregada a una bestial orgía de sexo “exótico” (léase, “vampirizada” por unos negros enormes de los barrios bajos de San Juan de Puerto Rico, todo esto según la descripción que hace el libro). Hace poco fue la sugerente interna del hospital psiquiátrico de Atrapada (The Ward), el regreso al cine de John Carpenter después de casi diez años sin estrenar, y le siguió el ritmo al desenfrenado Nicolas Cage en Infierno al volante, en un personaje que ella misma definió como una suerte de Daisy Duke (la inolvidable prima de los Dukes de Hazzard, sueño húmedo y campestre de toda una generación), “una mesera pueblerina con una actitud brava y un corazón de oro”, que, apenas empezada la película, atrapa a su novio vividor con otra en la cama, los surte a golpes a ambos –a ella la deja apaleada y en pelotas en la calle– y parte a salvar al planeta junto a Cage.
Más o menos al mismo tiempo, apareció en el mundo la novedad de la que no estábamos al tanto, una remake de un film de culto inglés de 1970, escrito por Brian “Los Vengadores” Clemens sobre dos enfermeras que, de vacaciones en bicicleta por una zona rural de Francia, se las ven con un psycho killer. Aquel film se llamó Sucedió al anochecer (And Soon the Darkness); el nuevo tiene el mismo título original pero acá acaba de ser editado en dvd sin pasar por los cines como Prisioneras de la oscuridad (sello SBP); sus protagonistas son dos chicas norteamericanas, y la acción se traslada a la Argentina. Una de las chicas es Amber, quien pierde el colectivo que debe llevarla hasta Posadas, Misiones –escenario real en que fue filmada la película, dirigida por el argentino radicado en EE.UU. Marcos Efron– para reencontrarse con la morocha, no menos atractiva, interpretada por la hija de cubanos Odette Yustman (la de Cloverfield, monstruo, si quieren buscarla por ahí). El resto de la trama involucra a una organización de trata de mujeres en la frontera paraguaya. Pero lo que importa, una vez más –y como es usual en un cine de exploitation como éste– es ver a las chicas en peligro, peleando por sus vidas con uñas y dientes, ese combo morboso e irresistible, antiguo pero siempre vigente de chicas, sudor y sangre.
Un dato sugestivo de la carrera de Amber Laura Heard (Austin, Texas, 1986) es que integra el reparto de Machete Kills, secuela de la película de muchachotes feos y rudos Machete, protagonizada por Danny Trejo, y para cuya primera parte Robert Rodríguez había convocado a chicas bravas como Michelle Rodríguez y una sorprendente Jessica Alba. Tal vez lo que atrajo a Rodríguez –por no decir sencillamente, lo que lo calentó– fue en parte que la chica sea texana, que maneje un Mustang del ’68, confiese dormir con una Magnum. 357 y le haya puesto Pistol a su perrito. O tal vez fue su aspecto de santurrona –su personaje se llama Miss San Antonio– que ya le funcionó un poco con Lindsay Lohan, para rodearla de pesados como Mel Gibson o Charlie Sheen. O que se haya declarado bisexual hace un par de años, de la mano de la artista Tasya van Ree. En fin, ese combo morboso e irresistible que no aparece a primera vista en la rubia delgada, lánguida y delicada.
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