Dom 13.01.2013
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PERSONAJES > KEITH RICHARDS CONTESTA LAS PREGUNTAS DE SUS FANS

Soy todo oídos

Después del éxito desbordante de Vida, su autobiografía, Keith Richards sigue asomando la cabeza por afuera de los Stones y dejando entrar a la gente en su intimidad. Ahora, en su página oficial, aceptó preguntas de sus seguidores y las respondió de manera directa y oral. Los audios se pueden escuchar, pero como están en inglés, Radar tradujo algunas de sus mejores respuestas sobre jazz, guitarras, deporte, drogas, cantantes, bandas y canciones perfectas. Además: el disco de canciones piratas en el que colabora en un dúo indescriptible con Tom Waits.

Pirata Forever

En 2006, cuando Gore Verbinski y Johnny Depp estaban filmando Piratas del Caribe: El cofre de la muerte (la segunda de la saga), decidieron acompañar la saga bucanera con un disco, una compilación de sea shanties, canciones de marineros y trabajadores del mar, cantadas en medio del trabajo sobre el buque. Muchos de los shanties son sobre piratas –algunos seguramente habrán sido cantados por ellos también, como suele pasar con las canciones folklóricas, de tradición oral, de origen lejano e impreciso–. Para el disco, Depp y Verbinski convocaron al superproductor Hal Willner y el resultado fue Rogue’s Gallery: Pirate Ballads, Sea Songs and Chanteys, un trabajo de investigación inédito en el género con ¡43! canciones interpretadas por una lista impactante de colaboradores: Nick Cave, Jarvis Cocker, Sting, Rufus Wainwright, Richard Thompson, Bob Neuwirth, Lucinda Williams, Van Dyke Parks, Lou Reed y muchos más. Había una ausencia evidente, sin embargo: la de Keith Richards. Después de todo, el capitán Jack Sparrow de Depp está más que inspirado en Keith: es un homenaje ambulante. Pero, a esa altura, aún no habían siquiera convencido a Richards de actuar en la película. Finalmente, el hombre se puso frente a las cámaras en 2007 para Piratas del Caribe: en el fin del mundo, interpretando al capitán Teague, obviamente el padre de Sparrow. Así, para cuando Willner, Depp y Verbinski se decidieron a una segunda parte de su colección de canciones piratas, Richards también les dio el sí. Son of Rogue’s Gallery: Pirate Ballads, Sea Songs and Chanteys se editará en Estados Unidos el 19 de febrero y Keith Richards versiona junto a Tom Waits la canción “Shenandoah”: a esas dos voces juntas hay que escucharlas porque no se pueden contar. Los dos discos –otra vez el compilado es doble– reúnen esta vez 36 canciones y nombres más sorprendentes que el primer volumen: Todd Rundgren, Beth Orton, Macy Gray, Shane McGowan, Iggy Pop, Patti Smith (en dúo con Johnny Depp), Dr. John, Courtney Love junto a Michael Stipe, Broken Social Scene, Robyn Hitchcock, Marianne Faithful y hasta Anjelica Huston. “Es un disco un poco más alegre –dijo Willner–. Hay menos sodomía, tortura y muerte.” “Shenandoah”, el dúo Richards-Waits, es una canción recopilada por primera vez a fines del siglo XIX, una balada que se refiere al río que cruza Virginia y West Virginia –aunque tiene, claro, muchas letras diferentes– y es parte, por supuesto, de la banda de sonido de la película del mismo nombre, protagonizada por James Stewart, en 1965. Fue grabada por Keith Jarret, Van Morrison, Pete Seeger, Bruce Springsteen, Bill Frissell y Bob Dylan; la versión Waits-Richards viene a ponerle una intensidad de alegre ultratumba a esta tradición.


¿Qué te mantiene interesado?

–¿Qué podría ser? El rock n’ roll. Mientras tenga algunos tipos a mi alrededor que tengan la misma motivación... ¿por qué parar? Cuando lo venís haciendo desde hace tanto tiempo, es el disfrute de ver a otra gente disfrutar. Pasar un buen momento juntos. Toda mi vida ha sido pasarla bien con miles y miles, con millones de personas. Y por unas horas, el mundo y sus problemas sencillamente desaparecen.

¿Qué le pasó al Blue Lena?

–Ah, está en un garaje de Londres, preparada para salir en cualquier momento. Está rockeando. Es una belleza y está lista, es un auto de diamante.

¿Qué cosa probaste una sola vez?

–¿Cómo se llamaba ese tranquilizante de elefantes? No me acuerdo. Lo probé una vez sola. No es un chiste. Dios me ayude, me encantó.

¿Te gustan los guitarristas de jazz?

–Charlie Christian. El entre los pioneros. Más contemporáneos, Jim Hall, Wes Montgomery. Crecí con todos estos tipos. Están en mí sin que yo siquiera lo sepa. Así que ciertos fraseos que uno escuchó cuando era niño están enterrados dentro suyo.

¿Qué música siempre te emociona?

–Cualquier cosa que cante Billie Holiday. Y todo lo de Ella Fitzgerald. Amo particularmente las voces femeninas.

¿Por qué es tan importante Louis Armstrong?

–Billie Holiday solía decir, cuando le preguntaban cómo había aprendido a frasear, que lo había logrado porque escuchaba a Louis Armstrong. Unos años más tarde, Little Walter Jacobs, uno de los más grandes armoniquistas, que tocó con Muddy Waters, dijo que quería tocar como Armstrong. Louis es una de las figuras clave de la música popular porque atraviesa paredes, va del jazz al swing y del rock n’ roll al rhythm & blues y hay tres generaciones que lo marcan como el más importante. A mí me pasa también: es uno de los mejores cantantes del mundo, además, su fraseo cuando canta es perfecto. Hendrix lo sabía también: su fraseo es igual al de Louis. Lo que me gustaría saber es de dónde lo sacó Louis.

¿Cómo encontraste a la música en los ‘60?

–Uno iba a un bar y escuchaba cosas increíbles, bandas increíbles, se sentaba a comer un sandwich y una cerveza y la música que la acompañaba era alucinante. Eventualmente uno se da cuenta de que hay muchos como uno allá afuera, pero no todos van a ser estrellas. Ese es otro truco: tiene que ver con el timing, con dónde uno se para.

Si pudieras elegir entre acústica y eléctrica, ¿cuál elegirías?

–Una Martin, acústica, de los ‘30. Las Gibson me encantan, pero prefiero las Martin. Y me gustan las Fender. Una Telecaster. Son tan duras. Es una guitarra para trabajadores. Nada sale mal con esa cosa. Le podés pegar a una persona en la cabeza con una Telecaster y no se desafina.

¿Qué modificaciones le hacés a tu guitarra cuando tocás con cinco cuerdas?

–La verdad, 99 veces de 100 se trata sencillamente de quitar la cuerda. Esta pregunta es difícil porque todavía estoy aprendiendo. Eso es lo bueno de la guitarra: uno siempre sigue aprendiendo. Yo todavía no sé ni la mitad de lo que hay que saber.

¿Sos todavía un fan de la música?

–Cuando uno es músico pierde la inocencia de escuchar música sin preocuparse por cómo está hecha, cómo está armada, o de averiguarlo. Uno se olvida de esa inocencia. Cuando uno es músico, siempre trata de averiguar cómo está tocando el tipo que lo está tocando, y eso te distrae. Brindo por los escuchas, la gente que todavía puede disfrutar sin analizar.

¿Hay algo que quisieras regrabar o hacer de nuevo?

–Las canciones pertenecen a su tiempo y a su lugar. Jugar con ellas y tratarlas como Mona Lisa no tiene sentido. Las grandes y mejores canciones hay que dejarlas como están. Nunca regrabaría nada ni diría esto debería haber sido así. Porque pertenecen a su tiempo y a su lugar.

¿Qué guitarras elegís para tocar?

–Siempre la Telecaster porque funciona. Pero me interesa probar diferentes guitarras, algunas me las dan, otras me las consigue mi asesor de guitarras, Pierre, que sabe lo que me interesa. Estuve usando la Gibson negra, que es preciosa. Pero a veces alguien te trae una guitarra artesanal, hecha con sus manos, y es fantástica. Me gusta experimentar.

¿Te interesan los deportes?

–A un nivel superficial. Pero no tengo afinidades ni soy hincha de nadie, porque nunca estuve en un mismo lugar el tiempo suficiente como para desarrollar ese lazo afectivo. Yo siempre fui más hincha de bandas que de equipos. Pero me gusta el béisbol, me gusta ver un buen partido. El cricket me gusta mucho porque soy inglés: es tan hermosamente tedioso... Es lo mejor que tiene. Me entero por mis amigos si los Queen Park Rangers le ganaron a Chelsea, o si Liverpool le ganó a Manchester –eso me alegra–-. Y está el tenis, sobre todo porque mis padres jugaban al tenis, me llevaban todas las semanas a las canchas y fui ballboy. Conozco el juego, y solía practicarlo.

¿Alguna vez capturaste una canción perfectamente?

–No. Todo lo que hice podría haberlo hecho mejor. Pero al mismo tiempo, si hubiera intentado más, lo habría arruinado. Llega un punto en que uno sabe que es lo mejor que puede hacer. Puede seguir intentando, pero lo aplastaría. A veces se trata de alcanzar ese momento que es casi perfecto y, si uno llega cerca, ya está.

¿Qué te parece la nominación al Grammy de Wingless Angels?

–Es mi banda en mi casa de Jamaica, siempre fueron una fiesta y una maravilla desde que los conocí, en los ‘70 y al mismo tiempo es música muy seria. Cuando escuché a Justin Hinds me volví loco. Tenía la voz más pura. Lo grabé y al año se murió. Yo ni sabía que estaba enfermo. Todo lo que puedo decir es que me siento un hombre de suerte por ser parte de ellos.

¿Cómo reaccionaste al éxito de tu libro, Vida?

–Me alucinó. Me sobrepasó. Ojalá vendiera la misma cantidad de discos.

¿Cómo fue la experiencia de escribirlo?

–Pensé que sería fácil, sencillamente contar cómo habían pasado las cosas. Pero para revelar el pasado, tenés que revivirlo. Es muy difícil. Hay cosas que siempre bloqueaste emocionalmente, que son como un agujero. Soy una tercera parte del hombre que fui.

Para escuchar todas las preguntas y las respuestas subidas hasta ahora, hay que entrar a keithrichards.com

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