VISITAS > LOS INTEGRANTES DE TELEVISION HABLAN ANTES DE TOCAR EN BUENOS AIRES
De todas las bandas del punk neoyorquino de los ’70 –Ramones, Patti Smith Group, New York Dolls, The Dead Boys, The Heartbreakers–, Television siempre fue el cisne entre los patitos feos, la banda elegante liderada por el excéntrico Tom Verlaine y por el no menos legendario Richard Lloyd. Fueron, sin embargo, los últimos en conseguir un contrato –en 1977– para el disco que se convertiría en una obra maestra de la época, Marquee Moon. La banda siguió adelante, con largas pausas, y Tom Verlaine tuvo una brillante carrera solista. Y ahora, la leyenda llega a tocar en Argentina, ya sin Lloyd y con un nuevo guitarrista, Jimmy Rip, que vive en Buenos Aires y fue instrumental para la visita. Antes del histórico show, Radar charló con Rip y con Tom Verlaine que, desde Nueva York, habló de Dee Dee Ramone, de Jeff Buckley, de los discos que nunca graba, las descargas online y lo aburrido que le resulta hablar del punk.
› Por Martín Pérez
Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Según asegura una frase popular atribuida al cubano José Martí, pero que tiene raíces más lejanas en el Islam, son las tres cosas que hay que hacer para tener una vida completa. No se puede decir que Tom Verlaine haya seguido la partitura al pie de la letra, pero escribió su propia versión: quemó un bosque, tiene una banda, y hace mucho tiempo usa el nombre del autor de varios libros.
Al otro lado de su conexión online, sentado frente a una computadora en su hogar de Nueva York, el hombre que fue bautizado originalmente Thomas Miller no pude evitar reírse ante la enumeración. Lo del bosque, aclara, es una anécdota de su temprana adolescencia, cuando huyó por primera vez de su casa –junto a su amigo de la infancia Richard Meyers, que luego cambió su apellido por Hell– y fue devuelto a su hogar por la policía. “Desde entonces, no he comenzado ningún fuego –le confesó a la revista Uncut hace algunos años–. O al menos ninguno que haya terminado en un arresto. He tratado de mantenerme más o menos del lado correcto de la ley.”
La banda que tuvo y tiene Verlaine se llama Television, y supo ser algo así como el cisne entre los patitos feos del punk neoyorquino de fines de los setenta. A pesar de abrir la puerta del CBGB para su generación, fueron los últimos en conseguir un contrato discográfico, y luego de apenas dos discos –el primero, Marquee Moon, una obra maestra– el sueño se terminó. Por eso fue que década y media más tarde, cuando anunciaron su regreso con su formación original, el mundo del rock celebró la noticia, pero también se mantuvo algo incrédulo. Porque los dinosaurios pueden volver a salir de gira, pero todo el mundo sabe que los unicornios deben seguir perdidos. Aquel álbum de retorno fue debut y despedida, aunque desde entonces Television nunca dejó de existir. O al menos eso es lo que asegura hoy Verlaine. “Me gusta la idea de aparecer de la nada y luego volver a desvanecerse. Me parece una buena forma de operar”, explica el líder de un grupo que, desde que aquella reunión original se desbandó, toca poco y en lugares extraños. O al menos fuera de los centros del poder del mundo del rock anglosajón. Por ejemplo, la última vez que aparecieron fue hace dos años, sólo para tocar en Brasil.
¿Y qué hay del apellido de los libros? Según cuenta la leyenda, si Meyers eligió ser Hell en honor a Una temporada en el infierno, de Rimbaud, su por entonces inseparable amigo Thomas Miller completó el guiño adoptando el apellido de ese otro poeta que perdió la cabeza por aquel joven prodigio y terminó abandonándolo todo para irse a traficar esclavos. “Es verdad que yo aún no había leído la obra de Paul Verlaine cuando adopté su apellido. Lo hice recién mucho después”, confirma el hombre que no siente demasiado remordimiento por haber dejado de ser Miller. “Es que ése tampoco es el verdadero apellido de mis antepasados, sino que se fue acortando en cada escala generacional: mi bisabuelo fue ruso, mi abuelo era escocés. Fue mi abuela la que me contó la historia, pero yo nunca logro recordar cómo se escribía ni cómo se pronunciaba”, explica Tom, que hace tiempo que entró en la historia grande del rock como Verlaine.
Para ser una figura legendaria por escaparles a las entrevistas, Tom Verlaine parece estar demasiado cómodo frente a su computadora: hace chistes todo el tiempo, incluso hasta aporrea su guitarra. Claro que todo sucede con la cámara del chat convenientemente apagada. “Es que soy invisible”, explica cuando se le comenta el pequeño detalle, bromeando sobre una habilidad que Verlaine siempre quiso tener realmente, algo que no deja de ser un pecado dentro del rock. Habitué de Strand, la legendaria tienda neoyorquina de libros de segunda mano, cuenta que lo último que compró allí data del día anterior a la entrevista: un anuario de cine del ’72, con un dossier sobre los cineastas experimentales de su ciudad, por el que pagó 50 centavos. “Me gusta leer sobre esos tipos, creo que tenían un buen espíritu”, apunta Verlaine, que inmediatamente empieza a elogiar a Jonas Mekas, y cuenta que un amigo suyo lo visitó en su casa y le comentó que estaba llena de latas con cintas y máquinas de edición. “Tendría que pedirle a Mekas que haga un video para mí –se entusiasma–. Seguro que sería una película muy interesante.”
Asegura haber intentado siempre tocar en Argentina en los últimos años, cada vez que llegó a tocar en Brasil, pero que le ofrecían tan poca plata que nunca fue posible tentar la suerte. “Nadie en la banda está tan bien financieramente como para arriesgarse”, se disculpa.
Alguna vez dijiste que lo bueno de tocar en lugares nuevos es que es como volver a la primera vez... ¿Así te vas a sentir en Buenos Aires?
–No recuerdo haber dicho nunca algo así. Tal vez es algo que pensaba el periodista, pero no yo. Tocar en lugares nuevos es algo excitante sólo porque es algo nuevo. Pero la verdad es que no siempre es genial. Porque hay veces que en los lugares donde vas la gente sólo quiere hablar del punk y todas esas cosas, y entonces todo se pone muy aburrido.
A pesar de semejante queja, o advertencia, Verlaine se divierte recordando cuando Dee Dee Ramone se probó para integrar The Neon Boys, el primer grupo que formaron con Richard Hell, antes de Television. “Fue muy gracioso ver cómo buscaba siempre el tercer acorde que le habíamos pasado antes del segundo, nunca podía hacerlo bien, era algo increíble”, señala, asegurando que nunca volvió a pensar en él hasta que, muchos años después, alguien se lo señaló sobre el escenario del CBGB, formando parte de The Ramones. También recuerda cuando Ahmet Ertegun, el legendario dueño del sello Atlantic, se negó a firmar con Television luego de una audición, por considerar que su música no era de este mundo.
–Que no era música terrestre, eso fue lo que dijo exactamente.
¿Lo tomaste como un cumplido?
(Se ríe) –Algo así. Siempre consideré a Ahmet como una de las personas cruciales dentro de la música norteamericana, un hombre que salía realmente de su oficina a la calle a buscar músicos, descubrirlos y hacerlos grabar para su sello canciones honestas y desarrollar sus carreras. Así que no me molestó para nada que no nos firmase. Siempre fue un tipo muy agradable.
Pero cuando se intenta ahondar en las anécdotas más conocidas de la grabación de Marquee Moon, Verlaine se niega. “No son mis recuerdos, sino los de Richard Lloyd –se empaca, en referencia al otro guitarrista del grupo–. Yo no me acuerdo nada de eso.” ¿Qué es lo que recuerda él entonces de la grabación de ese disco? “Te puedo contar algo gracioso de Marquee Moon –propone, en cambio–. Dos días atrás encontré el arte de tapa original entre mis cosas. Robert Mapplethorpe nos había sacado para la tapa una foto que era demasiado elegante y limpia. Así que fui hasta su casa y le pregunté: ‘¿Puedo pasar esto por una fotocopiadora?’. Como le pareció una buena idea, fui a la vuelta de su casa y saqué algunas fotocopias. Las encontré todas guardadas en un sobre entre una pila de revistas, donde habían estado olvidadas quién sabe durante cuánto tiempo. Ahora no sé qué hacer con ellas. Pero es increíble que no se hayan puesto amarillas o borrado un poco con el tiempo. Son sólo unas fotocopias comunes y corrientes.”
Uno de los principales responsables de que Television esté tocando por primera vez en Argentina es Jimmy Rip, el guitarrista que reemplazó a Richard Lloyd en el grupo, y que lleva tres años viviendo en Buenos Aires. “He tocado con Jimmy durante más tiempo del que toqué con Lloyd en Television”, aclara Verlaine, que lo conoció cuando tuvo que armar un grupo para presentar su primer álbum solista, a comienzos de los ’80. Rip dice conocer a mucha gente que se esfuerza por ser excéntrica. Pero asegura que Verlaine realmente lo es. “Vive tomando café y siempre dice lo que piensa –explica Rip, que no deja de sorprenderse porque siempre piensa que nadie va a ir a sus shows–. La otra vez vi en un recital a dos chicas muy bonitas con remeras de Television, así que les saqué una foto y se la mandé a Tom. Le dije: ‘Este es nuestro público porteño’. Pero Tom es muy inseguro, no se puede convencer que haya gente dispuesta a pagar una entrada para verlo.”
Nacido en Long Island y criado en Queens, Rip los vio tocar a todos (“Salvo a los Beatles en el Shea Stadium –apunta–. Era muy chico y mi madre no me dejó ir con mi hermano. Gracias, mamá”), y también llegó a tocar con muchos de ellos. Pero aunque estuvo muy cerca cuando sucedió, lo suyo nunca fue la escena del CBGB. “Para que tengas una idea, la misma semana que hice la audición para tocar con Tom, me probé con Peter Frampton y Kid Creole & The Coconuts –recuerda–. Y el único trabajo que no conseguí era el que más quería, por la guita. El de Frampton, por supuesto.” Productor de Mick Jagger para ese gran disco que fue Wandering Spirit y de un heroico álbum de duettos de Jerry Lee Lewis, Last Man Standing, Rip puede pasarse horas hablando de sus grabaciones con Jagger y Charlie Watts, por ejemplo. O de todos y cada uno de los músicos que grabó para el disco con Jerry Lee, como el gran Delaney Bramlett. “Nadie me pregunta por él”, se lamenta. Esa mirada ajena al punk le da cierta perspectiva al hablar de Television. “Es la clase de grupo que sólo les gusta a los músicos –concede–. Pero te digo una cosa: todo el que llega a escuchar Marquee Moon queda enamorado de ese disco.”
Haber reemplazado a Richard Lloyd en el grupo no significa que Jimmy esté peleado con él. “Tampoco es mi amigo, pero tenemos buena onda”, intenta explicar Rip, que ocupó su lugar en 2007, antes de un recital en el Central Park de Nueva York, que Lloyd había elegido para despedirse del grupo. Pero se enfermó y, en vez de suspenderlo, Verlaine decidió reemplazarlo. “No fue algo muy educado –acepta Rip–. Pero Lloyd se llenó la boca anunciando su salida, así que igual Tom iba a tener que buscarle un reemplazo. Un grupo con dos guitarristas es como un pueblo con dos pistoleros: uno va a terminar saliendo con los pies por delante.”
Cuando se le pregunta si existe la posibilidad de que alguna vez repita la sorpresa que les dio a sus fans en el 2006, cuando editó dos discos al mismo tiempo después de más de una década de silencio, Verlaine al menos no dice directamente que no. “Cada dos o tres años me reúno conmigo mismo, reviso anotadores y las cintas que fui acumulando, y pienso si realmente quiero meterme en un estudio a grabar algo –cuenta, al tiempo que explica que con los tiempos que corren es difícil tomar semejante decisión–. Antes hacías eso, y salías con un disco. Ahora no tiene sentido, porque todo es descarga ilegal. Si ahora hago un disco con dinero de mi bolsillo, como hice la última vez, y se lo doy a una discográfica, ya no saben qué hacer con eso. Se han convertido en intermediarios entre el artista y las compañías dedicadas a las descargas.”
¿Alguna vez borraste alguna cinta con música tuya, para que una discográfica no la utilice, como le recomendaste hacer a Jeff Buckley con los temas que le produjiste justo antes de su muerte?
–No, sólo borré algunas tomas vocales que no me gustaban. Pero nunca alguna grabación completa. Le recomendé eso a Jeff porque la compañía había pagado por las sesiones, y él estaba bajo contrato. Así que le dije que si no estaba satisfecho con lo que habíamos hecho, tenía derecho a borrarlas si no quería que alguna vez saliesen a la luz. Que es lo que sucedió luego de su muerte.
¿Estás satisfecho con esas sesiones?
–Lo estaba, pero lo arruinaron todo en la mezcla. Pero sólo tengo buenos recuerdos de mi trabajo con él. Jeff era una persona muy talentosa, el mejor cantante que escuché en mucho tiempo, y además un gran guitarrista.
Según cuenta Jimmy Rip, hoy en día hay cintas esperando que Verlaine ponga su voz en ellas. Son las del que, de terminarse alguna vez, sería el cuarto disco de Television. Apenas entró en el grupo, Rip logró al menos entrar a grabar ese nuevo repertorio que había frustrado a Lloyd, porque nunca lograba meter a Verlaine en un estudio. Desde entonces, cada vez que le preguntan, Verlaine dice que el disco está por salir. Una respuesta que viene repitiendo en la última década, pero nunca se concreta. Aún hoy, Verlaine asegura que trabajan una o dos veces por año en él, y que está casi listo. “Apenas entré, ésa fue mi obsesión –asegura Rip–. Pero cuando vi que Tom siempre se escapaba, dejé de insistir. Así que ahí están las cintas, esperando que se decida alguna vez a meter su voz en ellas. Cuando armamos esta gira, que para Television es bastante grande, ya que incluye diez shows entre Sudamérica y Japón, Tom me dijo inocentemente: ‘Qué bueno sería tener un nuevo disco para presentar, ¿no?’ ¡Me tuve que contener para no acogotarlo!”.
Television toca el martes 23 a las 20, en el Teatro Vorterix, Av. Federico Lacroze 3455. Entradas: 300 pesos.
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