Dom 08.06.2014
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LA MÁS BLANDA DE LAS CIENCIAS DURAS

ARTE La muestra colectiva Lo contrario de la magia en el Malba, que convoca a nueve artistas eclécticos, desde pintores hasta biólogos dibujantes o cientistas de la computación, plantea la relación arte-ciencia en la cultura contemporánea. Y también propone un acercamiento a la producción reciente de artistas cuyos procesos de trabajo se alejan de las promesas de inmediatez de la magia, y están más ligados a la paciencia y descomposición propias del método científico. El resultado son aproximaciones variadas, sorprendentes, en muchos casos inesperadas.

› Por Lux Lindner

Hemos entrado en un tobogán de fascinaciones de longitud muy discutible y en la pendiente decidimos que nos place llevarle la contra a la magia. No queremos pagar más la jubilación de Horangel, Ludovica Squirru y los sanadores filipinos. Preferiríamos pagar la de quien purifique nuestras aguas y haga funcionar todos nuestros espaciosos museos y sólidas escuelas con energía solar. O destinar nuestro dinero a causas verdaderamente escabrosas e impublicables.

Queremos encontrar el viento que mueve la paletas de la Ciencia, separada de toda “seudociencia”. Porque estamos algo frustrados, aunque no se note. Los magos nos atropellan e interiorizamos sus improvisaciones anuales, pero no solemos estar expuestos a los resultados de investigaciones científicas a largo plazo realizadas por gente que conozcamos personalmente.

EDUARDO SANTIERE

Aunque sabemos que las cosas que nos rodean no funcionan por obra y gracia de un conjuro mágico, explicar su funcionamiento en la mayoría de los casos nos excede por completo. (A los fines de este texto, cuando decimos “cosas que nos rodean” puede estar referido tanto a una afeitadora como al conjunto de nuestra sociedad). En este contexto de estresante sobreexigencia, la magia aparece como un mordillo refrigerante, atajo poco honroso pero, viste, te saca del apuro” (a un costo alto, que tarda en aparecer).

La magia niega explicaciones y las reemplaza por explosiones. Niega herramientas y las sustrae al uso público; tal vez sea ésa su función y su peligro. Y es lo que la hace digna de odio.

Pueden aparecer preguntas más teóricas dentro del Arte si dejamos de lado por el momento sus funciones más “négligé” (descarga de la pulsión artesanal, utilería del hedonismo, enjuague de capitales). Y una de esas preguntas que querríamos fijar podría formularse como sigue: ¿Es el Arte la más blanda de las ciencias duras, la más dura de las ciencias blandas? ¿O simplemente un polizonte que no encontró pareja en el Arca del Conocimiento y salta de jaula en jaula haciendo peligrar matrimonios en medio de la noche y la tormenta?

RODOLFO MARQUES

La ciencia, flor de invernadero si las hay, en Argentina es brevemente fomentada (Sarmiento & sarmientinos), luego ignorada y finalmente atacada a pedradas. El punto de inflexión es la conocida “Noche de los Bastones largos”, que diezma la ciencia argentina y la priva de un importante porcentual de su fuerza pensante independiente que renuncia y no pocas veces se exilia, dejando a la universidad lista para ser infiltrada por los extremismos políticos y últimamente por un diletantismo anarco-oportunista donde Deleuze explica a Deleuze, etcétera.

El conjunto de la Ciencia se ha vuelto inabarcable y la necesaria especialización arroja al investigador a un cubículo no siempre bien ventilado. Por entre las urgencias del diario sobrevivir la tentación del relato simplificador es grande. Entiendo que alguien metido en el barro se pregunte: ¿Es posible salir del pensamiento mágico a un costo razonable? ¿Y conviene hacerlo a esta altura de las complejidades del mundo globalizado e interconectado?

La muestra colectiva Lo contrario de la magia propone una aproximación a la obra de artistas contemporáneos que se alejan de los facilismos y promesas de inmediatez de la magia y proponen, a juicio del curador (que no es un científico), una rima con la aproximación paciente y la descomposición de problemas propios del método científico.

Se han buscado activistas de la paciencia y plan, desconfiando de la suerte como se hace con un virus que quiere entrar a tu máquina a borrar fotos de las vacaciones. Las aproximaciones son tan variadas como el background de cada uno, aunque se ha buscado un predominio del dibujo en el supuesto de que interrogaciones troncales aparecerán más claramente liberadas de las seducciones, pompas y protocolos de otras disciplinas como la pintura.

PABLO LA PADULA

En la obra realizada especialmente para esta muestra el pintor Héctor Meana se inspira, en términos de tratamiento gráfico, en una serie de dibujos de Clorindo Testa sobre un episodio histórico de la Peste en Ceppaloni. Se reflexiona sobre la aparición de la ciencia en un contexto teocrático tardío que no es del todo ajeno (el Ancien Régime). Y la máquina referida es la guillotina, nada menos.

Aimé Pastorino suele imitar a la perfección artefactos lúdicos y librescos pegados a cierta época desarrollista y supuestamente secular..., artefactos didácticos Potemkin que no se pueden abrir o utilizar porque son en realidad bloques sólidos de material. Objetos que prometían abrir mundos devienen a lo sumo en caparazones fetichizados para mirar de lejos y rozar con los dedos.

Eduardo Santiere es licenciado en Ciencias de la Computación, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Trabajó por años aplicando conocimientos informáticos en áreas más bien pragmáticas y comerciales. Abandonó todo hace unos 15 años para concentrarse en una obra que oscila entre escalas íntimas y complejidad, microcosmos y macrocosmos. Pergaminos heridos y saboteados, donde choques de partículas en un acelerador se vuelven heridas festejadas.

En sus tintas altamente controladas Julián Terán nos muestra algo que parece provenir de un simple diagrama arrinconado en alguna enciclopedia o monografía de poca monta. Pero el motivo original ampliado es llevado a una escala algo monstruosa y amenazante, casi al grado de una advertencia. Como diciendo, de modo poco diplomático: ¿Ves que esto del calentamiento global no es chiste, imbécil?

Pablo La Padula, doctor en Ciencias Biológicas con especialidad en Fisiología e inquieto dibujante con obra en técnicas variadas, incluyendo el humo, comenta que al momento de abrir un animal todo lo que se ve adentro está en escala de grises, no hay esos simpáticos colores de diccionario a tiro. La fisiología es cruenta, suele decir.

HECTOR MEANA

A diferencia de otros artistas de esta muestra, Leticia Obeid, persona a quien todo espontaneísmo expresivo resulta extraordinariamente sospechoso, se orienta a la ciencia blanda, sociológica. Sus dibujos se dedican con estrategia fría y desalmada a copiar la letra y algunos de los atrevidos diagramas conceptuales del teórico de la copia, Walter Benjamin.

Nuna Mangiante hace una exploración de la química del grafito. Su relación con la Ciencia hace pivote en ese momento inaugural en donde miles de conexiones entre saberes previos tienen, de pronto, una lógica común.

En el apogeo de las “computadoras personales” y la primera adolescencia Rodolfo Marqués se pasaba gran parte del tiempo jugando a los juegos de estrategia y simuladores de construcción, piensa en estudiar arquitectura o diseñar autos. Tal vez en otro país menos bloqueado que éste Marqués sería planificador societario en escala humana. Hoy por hoy se mueve entre un urbanismo virtual, de cámara, protoergonómico axializado por esos encarnizamientos de la historia patria que han desafiado a cualquier ciencia blanda o dura. Se ocupa actualmente con una tercera fundación de Buenos Aires, buscando por lo pronto locaciones para el emplazamiento de la nueva piedra fundacional.

En conversaciones con espeleólogos (gente que investiga cavernas, dicho rudamente) sobre la experiencia física y sensorial durante la práctica subterránea, muchos suelen expresar como relevante la “sensación de estar ahí primero que nadie”. Resulta muy atractiva la paradoja de “una iluminación” personal en un espacio ciego, la búsqueda de un lugar donde hoy sea posible sentirse aislado, en profundidades insospechadas por el Google Earth. Es así que las cavernas donde, se dice, empezó el arte mismo, se constituyen en ámbito para el trabajo de campo de Julián D’ Angiolillo, conocido por sus investigaciones de superficie sobre plazas y paseos.

En fin, para cerrar. No es tan fácil delimitar la eficacia de nuestros ángulos de entrada en órbita; somos conscientes de movernos en pleno reino del atrevimiento. Pero entre la prolongada comodidad de los brujos y el pecho frío de científicos arrinconados y desnutridos, debe haber algo que entregue nuevas herramientas a los actores del presente cercano y lejano.

La magia, que nos ayudó en el pasado, no va a hacerlo en el futuro. Si sus respuestas siempre sospechosas lucen ahora demasiado bien habrá quizá que mejorar las preguntas.

Lo contrario de la magia, curada por Lux Lindner en el marco de Edición 31 del programa Contemporáneo, dedicado al arte actual, local y regional, se puede ver hasta el 27 de julio en el Malba, Figueroa Alcorta 3415.

JULIAN TERAN

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