Dom 06.07.2014
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PERSONAJES. LA NUEVA PROMESA DE HOLLYWOOD, FELICITY JONES, INTERPRETA A LA AMANTE DE DICKENS

EL SECRETO DE LA FELICIDAD

› Por Mariano Kairuz

Para algunos de los millones de espectadores que tuvo El sorprendente Hombre Araña 2 durante su paso por los cines un par de meses atrás, lo verdaderamente sorprendente habrá sido que –ojo, spoiler, acá se cuenta un dato importante del final de la película, aunque ya lo sabe casi todo el mundo– 1: ya no vamos a ver a la encantadora Emma Stone en lo que resta de la saga, salvo como flashback o fantasma, porque su personaje Gwen Stacy muere cayendo desde las alturas, y 2: es probable que veamos mucho más a esa chica que interpreta a un personaje muy secundario pero tan sugestivo que está destinado a crecer. La chica, la actriz que la interpreta, es demasiado bonita como para pasar desapercibida en las escenas que comparte con un grupo de grises burócratas, es inglesa, se llama Felicity Jones y aunque ya tiene unos cuantos años de trayectoria y de vida (31) y no se puede decir que se trate de una “revelación”, sí lo es en términos hollywoodenses, en lo que respecta a lo que la industria tiene planeado para ella. El personaje que interpreta en la película de El Hombre Araña se llama Felicia Hardy y, como lo saben todos los fans, es una villana creada para la historieta a fines de los años ’70, La Gata Negra, otra de esas mosquitas muertas devenidas felinas fatales (tal vez demasiado parecida a Gatúbela) que acá arranca su carrera criminal junto al Duende Verde. Por la manera en que está caracterizada Felicity/Felicia –como temible amazona leather– no es difícil imaginarse que, de haberse filmado cinco años antes este papel se lo hubieran dado a Scarlett “Black Widow” Johansson, hace 15 a Alicia “Batichica” Silverstone, hace 20 a Michelle “Gatúbela” Pfeiffer. No es un mal linaje para empezar a proyectar su estrella al universo del cine masivo y millonario.

Pero el año pasado, mientras los productores empezaban a pensar qué hacer con esta chica que tiene un vaguísimo aire a la mencionada Scarlett (y que, como ella, ya firmó para ser una de las embajadoras de Dolce & Gabbana, cuyos diseñadores estrella Domenico y Stefano la definieron como una “mezcla cerebral de sensualidad, confianza y belleza”), Felicity se convertía en una de las grandes figuras del festival de cine de Toronto, gracias a su sensible actuación en La mujer invisible, segunda película como director de Ralph Fiennes, que al igual que su opera prima (Coriolanus) acaba de salir unas semanas atrás directamente en dvd sin pasar por los cines argentinos. La mujer invisible del título es Nelly Ternan, la joven actriz que se convirtió en amante de Charles Dickens durante varios años en los que el escritor –al que Fiennes representa como una celebridad semejante a la que hoy es una estrella de Hollywood– hizo todo lo posible por ocultarla de la prensa del chismorreo, aunque no así de su esposa, la madre de sus diez hijos. Las críticas fueron en general muy elogiosas con la película, pero las loas fueron casi unánimes a la hora de describir el trabajo de Jones: en Variety, Scott Foundas escribió que “Jones esgrime en su rostro la tensa pose de una mujer seria en una época en la que la seriedad no era considerada una virtud femenina, bajando la guardia solo unos centímetros cuando cae más profundamente bajo el hechizo de Dickens. Se trata de una interpretación de un control emocional tan extremo que, en las dos ocasiones en las que la actriz esboza algo parecido a una semisonrisa, es como si un temblor pasara por debajo de la sala de cine”. En la revista New Yorker, David Edelstein dijo: “Con su cuello de cisne y su piel siempre sonrojada, Felicity Jones tiene el look decimonónico perfecto, pero hay siempre algo más avanzado y moderno en su fisonomía, en sus enormes ojos, su nariz fuerte y su mordida incisiva. En la medida en que posa su mirada hacia abajo en forzada humildad, uno puede sentir cómo su alma está a punto de explotar. Es una actuación demoledoramente vívida”.

A Jones pudo vérsela muy brevemente hace un par de semanas en los cines porteños, en la producción independiente Pasión inocente (Breathe In), en la que interpretó a una lolita inglesa que seduce al padre de la familia en cuyo hogar se hospeda. Pero antes de su lolita, su gata negra y su mujer invisible, Felicity Jones (Birmingham, 1983) acumuló un currículum que incluye más de media docena de series y miniseries inglesas (como la infantil The Worst Witch, que hizo cuando tenía once) y más de una decena de películas, casi todas de bajo presupuesto, como Histeria (la historia del vibrador, que sí se vio por acá) o la segunda dirigida por Ricky Gervais (Cemetery Junction, que se consigue en dvd como Los buenos tiempos) o Like Crazy, ópera prima de Drake Doramus, en la que pudo demostrar con su vitalidad juvenil que era mucho más que la nueva chica-de-corset apta para adaptaciones de Jane Austen, en un papel que consiguió mandándole al director un video improvisado por ella misma en la ducha (“en un primer plano”, aclara) y que le valió el premio a mejor actriz en Sundance.

Ahora – después del Hombre Araña y la amante de Dickens y los premios– tiene una lista casi igual de notable de películas para estrenar en los próximos dos años, incluyendo The Theory of Everything, un prometedor –al menos como idea– retrato de la relación de Stephen Hawking con su esposa (ella misma).

En definitiva, que vamos a verla mucho en los próximos tiempos. Así que, prepárense: para la comisura de los labios de la heredera de Scarlett, para la semisonrisa que hace vibrar la pantalla, para el alma a punto de explotar, para el temblor que sacude a la sala.

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