Ocho años atrás, la competencia argentina del Bafici quedó marcada a fuego por una comedia que se reía un poco del nuevo cine argentino y sus taras y caprichos juveniles: UPA! Una película argentina. La entrevista con la que Radar abrió su cobertura de aquella edición del festival fue caótica y llena de energía: sus tres directores, guionistas y protagonistas, Tamae Garateguy, Santiago Giralt y Camila Toker (y la montajista, coguionista y definitiva cuarta pata del equipo, Eva Bär) desbordaban de un entusiasmo que aparecía plasmado con fuerza en la pantalla: hecha con un presupuesto cercano a cero, en video y con amigos, UPA! seguía los postulados del Manifiesto Grupo Acción, la banda que se adjudicaba la producción del film, cuyo principal consigna consistía en hacer “únicamente las películas que quieren hacer, no importa qué; filmar en el soporte que sea; no permitir que la falta de dinero sea un obstáculo”.

El resultado era una película divertida y autoconsciente que parodiaba la solemnidad del nuevo cine (“Al cine argentino le falta humor”, proclamaban) con la historia del descuajeringado rodaje de una película de pretensiones bergmanianas, condicionado por la intervención de coproductores locales e internacionales, y en el que se entreveraban los egos, las limitaciones, el desquicio del equipo.

Casi una década después, cuando el nuevo cine argentino es menos nuevo todavía, las películas pensadas para festivales son más que nunca una especie de nicho de mercado y “los chicos del cine independiente” ya no son tan chicos, Tamae, Santiago y Camila se proponen ver qué fue de todo aquello y hacen una cosa rarísima en el cine independiente: una secuela. UPA 2! El regreso, encuentra a sus protagonistas más o menos consolidados en el mundo del cine, pero siempre desesperados en busca de productores y amores, y cruzados por divismos y egos y competencias ridículas. Se les suman esta vez Nancy Dupláa y Martín Slipak componiendo “versiones patéticas” de ellos mismos.

“Hace unos años volvimos a juntarnos a partir de una nota que nos hicieron. Volver a encontrarnos y hablar de UPA! fue maravilloso –le cuenta Camila a Radar–. Entendimos que la ‘mística’ que tuvo para nosotros, y para los que sintieron empatía al verse reflejados en el espejo deforme del humor seguía latente. Hoy el cine argentino está en un momento de diversidad total donde los géneros tienen lugar y también el humor con mucha más fuerza y presencia que en ese momento, pero la comedia sigue viéndose como un género menor. Santiago nos envió un email, nos juntamos, pensamos en hacerla (seriamente) juntando antes algo de plata con crowdfounding, etc. pero la ansiedad nos ganó y antes de darnos cuenta la estábamos haciendo con la misma dinámica de la anterior.”

UPA! 2 se mete de lleno en el Bafici y ofrece la oportunidad de cotejar sus planteos con el mismo seleccionado nacional de la edición de este año del festival a quien así quiera hacerlo. Mientras tanto, agrega Camila, “las dos películas que hicimos son películas generacionales, así que tendremos que hacer UPA! 3. ¡Es sólo cuestión de tiempo!”.