Domingo, 12 de abril de 2015 | Hoy
Puede sonar conservador, reaccionario, decir que en un festival como el Bafici, que ha hecho de la búsqueda de lo nuevo, lo libre y lo rupturista su bandera, varias de las mejores películas que se ofrecen este año son unos archiconocidos cortos animados estrenados en los años ’40 y ’50, pero es así y no está mal: en su momento, los cortos que Chuck Jones (Charles Martin Jones, 1912-2002) realizó para los Looney Tunes con algunos de sus personajes fundamentales como Bugs Bunny, el Pato Lucas, Porky y el Correcaminos, fueron films rupturistas, libres y modernos como casi ninguna otra cosa de lo que se producía en el cine de animación, y en el cine a secas. Hoy retienen toda su vitalidad, su espíritu salvaje y anárquico, y por más que los hayamos visto mil veces, una más, en una pantalla grande, puede ser una experiencia enteramente nueva. La lista de títulos que componen los dos programas es una verdadera bomba: “Feed the Kitty”, “What’s Opera, Doc?” (que nos zambulle en un desquicio de colores psicotrónicos saturado de artistas clásicos, valquirias wagnerianas y conejos hinchapelotas), “One Froggy Evening” (¡la rana que canta!); “Duck Dodgers in the 24 ½ Century”; además del abstracto y geométrico The Dot and the Line y la adaptación del cuento ecologista de su colega Frank Tashlin “El oso que no lo era”, sobre un gigantón peludo desnaturalizado por el hombre en su propio hábitat. Estas maravillas no vienen solas: las acompaña el curador del Museum of the Moving Image David Schwartz, que llega como jurado de la competencia internacional del festival, dará una charla sobre Jones y de paso trae en la valija una película poco vista incluso por los fans de Jones: The Phantom Tollbooth.
Estrenada en EE.UU. en 1970, editada alguna vez en VHS por acá con el título El túnel encantado, The Phanton Tollbooth es la adaptacion de un famoso libro infantil de principios de los ’60, del escritor Norton Juster, y la única experiencia de Jones como director de un largometraje, en la época en que éste trabajaba para la MGM (que lo había reclutado para hacerse cargo de Tom & Jerry unos años antes). Milo, el protagonista de The Phantom Tollbooth, es un nene que, sin mediar mayores explicaciones, se encuentra en su casa con una cabina de peaje que lo transporta a otro universo (uno de dibujos animados). Sin ser una de sus mejores obras, Phantom... le permitió a Jones explorar un terreno apto para la experimentación conceptual y la abstracción, el juego con los colores, en el que no deja de aparecer su trazo inconfundible (y también la aparente influencia de Dr. Seuss, de quien había adaptado poco antes How the The Grinch stole Christmas!). Y eso no es todo, amigos: si el Baficito de este año se limitara a las películas de Chuck sería más que suficiente, pero además conviene echarle un vistazo a un programa que incluye las últimas películas –animadas y digitales– de los (anti)héroes de la historieta gala y española: Astérix y Mortadelo y Filemón, respectivamente, y a la última maravilla del estudio Ghibli, reciente nominada al Oscar y basada en una fábula milenaria nipona, La princesa Kaguya.
La mesa sobre Jones de David Schwartz tendrá lugar el viernes 24 a las 16 en el punto de encuentro (C.C. Recoleta, Sala el Aleph, Junín 1930). Al día siguiente a las 10.30 se realizará el Taller infantil Chuck Jones: Los animales tienen sentimientos, en el Espacio Living del Centro Cultural Recolea (Gratis; ingreso por orden de llegada hasta completar el cupo).
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