Nora Lezano recuerda que a Fito Páez se lo presentó Andrés Calamaro. Era 1994, de noche, en un camarín de Prix D’Ami. Les hizo una foto juntos: por dentro se moría, era fan de Fito. Con el tiempo se siguieron cruzando, por trabajo, por salidas, por backstages. “Y nos hicimos amigos –dice–. Los dos somos piscianos. Nos entendemos. Es el amigo en serio, el que llama, vamos a comer, al cine, el que charla de la vida. Claro, también es mi amigo famoso: andamos por la calle y lo agarran todo el tiempo, y además no dispone de los tiempos para vernos espontáneamente. Pero cuando nos vemos siempre es profundo.”
En Fan, la muestra, una de las fotos más hermosas de Fito Páez es con su hija Margarita. La niña es bebé, está desnuda. A ella se le ve la cara: a él no, está de espaldas, también muestra la piel. “No me acordaba de esa foto, había olvidado por completo que la tenía. Cuando la encontré, de sorpresa, lo llamé a Fito. Me dijo ‘no lo puedo creer’, mandame algo, y le mandé la foto de un contacto que había hecho. Cuando vino a la muestra, se sacó una foto con esa foto. Es una imagen de una intimidad preciosa, ¡y yo no la recordaba!” Ese olvido, lejos de delatar distancia, indica la máxima cercanía: uno no recuerda las fotos que le saca a la familia, a los más queridos.
¿Cómo es fotografiar a Fito Páez? Fácil. “Hace cualquier cosa, no le importa hacer algo ridículo, propone”, cuenta Nora. “Arenga, agita y siempre está contento con los resultados. Todo es fluir.” Otra foto extraordinaria de la muestra es la de un Páez juguetón, manejando un triciclo; en un ángulo vuela un sombrero, él parece estar siendo atacado por una ráfaga de viento, toda la ilusión es de velocidad y alegría. “Estábamos en su casa y el viento lo hicimos con un ventilador, sostenido por su jefa de prensa. El triciclo estaba por ahí. Todo fue muy artesanal y un poco precario. Es lo que me gusta. Yo trabajo con la sorpresa y el accidente, no me gusta planificar ni llevar referencias. Si hay que fotografiar a Fito, voy a su casa y vemos. Y él es ideal para mi estilo, porque se copa con todo.”
La foto de arriba es en la casa de Páez. La tomó una asistente de Nora. Ella recuerda la luz tan hermosa, las ganas de tirarse en la cama al lado del amigo y aprovechar el milagro luminoso. “Hicimos muchas tirados en la cama. Fue una situación espontánea, natural. Con él suele ser así.” En la mayoría de las fotos de Nora Lezano con Fito Páez se abrazan, se besan, se dan la mano. “Son afectuosas porque él es amoroso. Nunca te aburrís con él, te presta atención. Te hace sentir importante.”
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