Domingo, 15 de mayo de 2016 | Hoy
Desde el exilio definitivo de Hollywood y posterior regreso a su país natal, Paul Verhoeven dirigió un único largometraje, el film histórico El libro negro (2006), seguido de un interesante ejercicio para la televisión de una hora de duración, Tricked (2012), cuyo guión fue coescrito colectivamente por miembros de la audiencia a la cual estaba dirigida. Todo parecía indicar que los problemas de financiación ponían en peligro su futuro como cineasta hasta que, cerca de un año atrás, las primeras noticias sobre una futura producción francesa comenzaron a circular por los medios especializados. La espera llegó a su fin: Elle, protagonizada nada menos que por Isabelle Huppert, promete ser un regreso en forma del viejo Verhoeven, un thriller erótico en el cual una mujer –dueña de una exitosa compañía de videojuegos– es atacada en su propia casa, dando inicio a una caza humana con fines vengativos que, previsiblemente, tiene insospechadas consecuencias. La película aún no ha sido exhibida a ningún tipo de público y tendrá su estreno oficial en unos días, en el prestigioso Festival de Cannes, como parte de su Competencia Oficial.
Por su parte, el canadiense David Cronenberg no parece tener ningún proyecto como realizador en el horizonte, aunque en breve despuntará el vicio actoral en un cortometraje independiente de ciencia ficción donde encarnará a… Dios. Los tiempos no resultan sencillos para cineastas personales y osados como el director de Crash y Videodrome, y muchos de los que pudieron ver la adaptación al cine de la novela de J. G. Ballard, High-Rise, encarada por Ben Wheatley, se habrán preguntado cuánto más interesante y extrema, cuánto más fiel y, al mismo tiempo, independiente de la letra impresa, hubiera sido una posible versión dirigida por el creador de la Nueva Carne.
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