> UN RECORRIDO POR LA CARRERA DE PIL, LA BANDA DE JOHN LYDON DESPUéS DE LOS SEX PISTOLS
› Por Santiago Rial Ungaro
En 1959, el artista plástico danés Asger Jorn editó, junto a Guy Debord, escritor y líder de la Internacional Situacionista, un libro llamado Mémories que pasó a la historia por su insidioso packaging: encuadernado en papel de lija, el libro en cuestión estaba destinado a destruir a los demás libros de la biblioteca. Aunque también sea recordado por su insólito packaging, Metal Box-Second Edition, editado en 1979 en una caja de metal, también es un disco capaz de destruir la discoteca de cualquier desprevenido; pero no por su original envoltorio, si no por su contenido: hipnótico y poético, minimalista pero sofisticado, ruidista pero bailable, Second Edition es una buena síntesis de la propuesta musical de P.I.L (sigla de Public Image Ltd), grupo que incluso antes de la salida de su álbum debut (el desaforado y anticlerical First Issue, de 1978) anunció su salida de los Sex Pistols con una autoconciencia que hay aún impacta: en el vindicativo simple “Public Image”, Lydon se autodestruía (ya no habría más Juancito Podrido, ni tampoco Sex Pistols) y se reinventaba a la vez mientras bramaba: “Nunca escuchaste ni una palabra de lo que decía: vos solo veías la ropa que vestía: ¿habrá sido el color de mi cabello? No seré tratado como una propiedad”. Allí presentaba a sus nuevos músicos: el ex The Clash Keith Levene en guitarra (al que The Edge le copió todo), el bajista Jah Wobble y el baterista Jim Walker. Si con su amigo Sid Vicious la idea de elegir a un principiante le salió bastante mal, Wobble, que también era un punk inadaptado, resultó ser un talento tocando el bajo y le proporcionó una dirección musical cercana a la música dub jamaiquina y a Can. Las comparaciones son odiosas, pero si la ira es una energía es interesante comparar Second Edition con In Through the Out Door de Led Zeppelin: los dos son del mismo año, pero mientras la banda de los piratas más cínicos de la historia del pop sonaba cansada, pretenciosa, grotesca y aburrida, este Metal Box (que en su edición original contenía tres vinilos con diez minutos de duración en cada lado) recuperaba el valor de la improvisación (el primer tema, “Albatross” es una zapada demencial de más de 10 minutos) y de la experimentación más lúdica, apropiándose de lo que encontraran a mano (lo que no es lo mismo que plagiar descaradamente), drogándose con distintas sustancias (según Wobble estaban “en diferentes planos que solo tenían sentido cuando tocábamos juntos”) y desconcertando a los ingenieros de sonido con el pedido de que dejaran grabando mientras desvariaban a ver si aparecía algo: podría haber sido un bluff total, pero el talento y la visión de Lydon y sus amigotes le supieron dar cohesión y forma al caos. Aunque ahora aparezca en realitys o en publicidades haciéndose el bufón, y en última instancia hoy en día solo sea una pop star más interesante y lúcida que sus colegas, Lydon (que hace poco declaró que sus cosmopolitas influencias musicales, que van desde la música irlandesa tradicional al folklore turco o griego, y que en discazos como Flowers of Romance coquetean con la música oriental provenían de sus primeros años… ¡cuando paraba con los pibes de la hinchada de Arsenal!: “La hinchada era 100 % multicultural”, cuenta) sigue siendo un enigma y un extraño ejemplo, tan genial como escurridizo. En 1999, el ex Sex Pistols (a los que creó y destruyó y hasta volvió a armar con un timing admirable) cuenta que durante las sesiones de grabación de Album (otra obra maestra de 1986, producida por ese genio del dub que es Bill Laswell, con invitados estrella como Steve Vai o Ginger Baker, ex Cream), en un momento apareció por el estudio Miles Davis: “Entró en el estudio mientras yo cantaba, se paró detrás mío y comenzó a tocar. Más tarde me comentó que yo cantaba tal y como él tocaba su trompeta, lo cual sigue siendo una de los mejores comentarios que me han hecho en la vida. El recibir un cumplido de una persona como Miles Davis fue muy especial”, confesó Lydon. Pero no lo suficiente: en la mezcla final eliminaron su trompeta. Una vez punk, siempre punk.
PiL toca el jueves 11 de agosto a las 21 en Teatro Vorterix, Av. Federico Lacroze 3455.
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