Cuando a fines de septiembre se exhibió por primera vez No Direction Home en la televisión pública norteamericana, Martin Scorsese dialogó con el presentador Charlie Rose sobre lo que se acababa de ver. Estos son algunos extractos de esa entrevista.
¿Por qué el título No Direction Home?
–Es un verso de “Like a Rolling Stone”: “¿Qué tal se siente ir a la deriva, sin ninguna dirección, como una piedra rodante?” Sentí que era muy importante cuando vi la entrevista, y él decía algo así como: “Sólo estaba tratando de volver a casa”. Y nunca iba a poder llegar ahí, porque siempre conseguimos otra casa en el camino. Cualquiera que esté en el viaje de intentar volver a casa sabe que no se puede, que simplemente no se puede. Pero uno va a intentarlo igual. Y al final, tal vez esa casa a la que se cree estar volviendo termine siendo otro lugar. Así son las cosas: la vas creando sobre la marcha. Pero tratar de volver a casa te da suficiente empuje como para toda una vida, si tenés suerte, porque cuando finalmente morís, estás en casa.
¿De dónde salieron las imágenes de archivo que se ven en la película?
–Muchas de ellas nunca se habían visto antes, y fueron filmadas por grandes directores. Por ejemplo, D. A. Pennebaker rodó toda esa gira de 1966 en color, desde el escenario y en el backstage. Las imágenes de los festivales de Newport son obra de Murray Lerner. Y había muchas cosas más en el archivo de Jeff Rosen. Las conferencias de prensa, la aparición en el show de Steve Allen. Había tantas cosas que me sentí tentado y me encontré aceptando el trabajo. En un comienzo me pidieron que sólo ayudase a darle algún tipo de forma. Sin ningún apuro, tomándome mi tiempo...
¿Cómo fue el proceso creativo?
–Mi viejo amigo Jay Cox me conectó con Jeff Rosen, y trabajamos juntos con un editor llamado David Tedeschi, con el que colaboré para la serie The Blues. Creo que nos tomamos tres años y medio para darle forma, y lo terminamos durante el rodaje de Departed, que se llevó a cabo en Boston.
¿Por qué ocupa la música semejante lugar en su filmografía?
–Porque me inspira, en el sentido de que me inspira movimientos, imágenes, estados de ánimo. Es por eso que siento que el cine está tan cerca de la música, por la manera en que la cámara se mueve y la edición y todo ese tipo de cosas. Así que cualquier música que escucho, principalmente rock o música de esa época, es una fuente de inspiración interminable. Siempre vuelvo a la música..., es algo incontrolable.
¿Cómo decidieron que iban a contar la película?
–Desde el comienzo sabíamos que debíamos detener la historia en 1966, cuando Dylan tuvo su accidente en moto; eso planteaba un límite. Pero lo interesante era encontrar la línea narrativa en el material disponible, y en su vida. Y creo que esa línea apareció primero, en mi mente, con la idea de usar todo el material filmado por Pennebaker y Howark Alk en 1966, como si fuese literalmente el presente. Y, a partir de eso, ir hacia atrás, hasta que en la segunda parte el documental se alcanza a sí mismo. Fue una lucha, y nos tomó mucho tiempo, pero encontramos una narrativa que tenía que ver con el viaje del artista, y con esa convicción sobre cómo te llega tu musa, y te hace ir en determinada dirección. Y finalmente, el artista que, en muchos casos, necesita reconocimiento, y después cómo eso se transforma en demasiado. Y llega la quemazón. Cuando alcanzás ese nivel, no podés seguir adelante. Algunas personas nunca más se vuelven a levantar, algunos mueren, otros regresan, pero cuando regresan... ¿queda algo más que decir?, ¿queda algo más en vos?, ¿podés crear algo nuevo?
¿Quién hizo la entrevista central con Dylan?
–No la hice yo, sino que fue realizada por Jeff Rosen, alguien vinculado a él durante 26 años. Fueron diez horas de entrevistas. Las vi todas y dije: esto es genial. A veces no necesariamente lo que dice, sino por lo que hay en sus ojos. La cuestión está en sus ojos, uno ve cosas ahí en el fondo de su cabeza y las palabras que elige para describir lo que siente son algo fascinante para mí.
¿Qué es lo más interesante del documental?
–Creo que para cualquier persona joven lo más interesante es ver el desarrollo de un artista y la elección que toma, que es muy difícil: la de seguir su propio camino y ver si uno es capaz de sacar algo más de sí mismo en momentos posteriores de su desarrollo. Bobby Neuwirth tiene razón en la película cuando dice que entonces las cosas eran muy diferentes. No estaban guiadas por el dinero. Te calificaban no por la cantidad de dinero que hacías, sino por si tenías algo que decir. Creo que de lo que trata, también, es de expresar lo que uno quiere expresar y tener el control del medio en el que se está trabajando.
¿Por qué Dylan fue tan importante?
–Porque lo que otra gente quería decir y no sabía cómo, lo que otros escribieron pero nadie leyó, Dylan expresó todo de una forma que era muy pero muy conmovedora y estaba hermosamente escrita... Y después fue un paso más allá que es su fase eléctrica, lo que lo acercó a una audiencia aún más grande. Por ejemplo, creo que yo nunca hubiese oído hablar de él si no se hubiese vuelto eléctrico. Muchos no lo hubiesen escuchado.
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