› Por Norman Mailer
He sentido que debía hacer una lectura más respetuosa del libro para esta ocasión. Lo he leído con mucha lentitud, y he pensado en él con mucho cuidado. Tengo la sensación de que es una pieza mucho más literaria de lo que había creído la primera vez, incluso teniendo en cuenta que la primera vez había sentido que estaba ante una obra de gran talento. El hombre tiene un talento extraordinario. Posiblemente sea el escritor más talentoso de Norteamérica. Y como escritor profesional, no me gusta estar otorgando crédito a otros escritores. Pero él tiene un estilo extraordinario, porque logra captar la belleza, pero también el vicio y la maldad, la excitación de la charla ordinaria, la charla de los criminales, de los soldados, de los atletas, de los drogadictos. Al mismo tiempo, Burroughs tiene un exquisito sentido poético. Sus imágenes son intensas. Son generalmente desagradables, pero hay una sensación de colisión, de montaje, que es verdaderamente inusual. Todo esto junto me hace sentir un gran respeto por su estilo. Ahora, con esta nueva lectura, siento que hay una profundidad que antes no había podido percibir, como si estuviera ante un trabajo muy calculado, meticulosamente planeado.
He escuchado varias versiones de cómo escribió El almuerzo desnudo. Algunas partes las escribió en medio de su adicción a las drogas, y otras las escribió mientras trataba de salir de ella. Es probable que este libro haya sido escrito en todas las fases que tiene una adicción. Posiblemente haya sido escrito mientras era adicto, mientras intentaba limpiarse, y cuando ya estaba limpio. Lo que a mí me fascina es la estructura imperfecta que eso acaso le haya dado al libro. Una razón por la que no podemos llamarlo un Gran Libro, como En busca del tiempo perdido o Ulises, es la imperfección de su estructura. El estilo del libro está tal vez inflado por las drogas, pero también está lastimado. Este hombre hubiera sido uno de los más grandes genios de la lengua inglesa si nunca hubiera sido un adicto. Yo realmente no entiendo cómo armó la estructura del libro. Los ingredientes que presenta son excepcionales, y se pueden comer en cualquier orden. Es una concepción fascinante de la literatura.
William Burroughs es, en mi opinión, un escritor religioso. Hay un sentimiento de destrucción del alma que recorre todo El almuerzo desnudo, y que nunca encontré con esa intensidad en ninguna otra novela moderna. Es una visión de cómo la humanidad actuaría si el hombre estuviera totalmente escindido de la eternidad. Burroughs destruye toda posibilidad de sentimentalismo religioso atándose a un estricto y mordaz vocabulario, y armando una serie de precisos y terribles eventos. Maneja el tipo de humor que circula en las prisiones, en el ejército, entre los drogadictos, basado en humillaciones y torturas corporales. Es la idea de ver hasta dónde puede llegar un cuerpo. Yo creo que somos una nación más rica gracias a este libro, y sería muy gratificante que un editor pueda imprimirlo y venderlo legalmente en nuestras librerías.
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