Más allá de esta selección –siempre arbitraria– de tesoros descubiertos al revisar las listas de lo mejor del año pasado, los auténticos destacados son otros, algunos de ellos mucho más previsibles. Como los últimos discos de U2 y Bruce Springsteen, cómodos en los dos primeros puestos de la Rolling Stone norteamericana. El semanario británico NME eligió al celebrado Primary colors de The Horrors como número uno, y el mensuario Q sorprendió con West Ryder pauper lunatic asylum, el algo ninguneado tercer disco de Kasabian. Número puesto en todas las listas son Yeah Yeah Yeahs, Arctic Monkeys, el regreso de los Manic Street Preachers con Journal for plague lovers, el experimental Embryonic de The Flaming Lips y los franceses de Phoenix, cuyo Wolfgang Amadeus Phoenix finalmente los sumó al lote de infaltables. Muy merecidamente, Bill Callahan –ilustre visitante porteño a fines del 2008, en un show memorable– se sumó a ese club exclusivo con el emocionante Sometimes I wish we were an eagle. Los primeros discos de rap en las listas son ocupados por Jay Z y su The blueprint 3, y Raekwon con Only built for cuban linx... pt. II, elecciones tan previsibles como U2 y Springsteen. Las revelaciones podrían ser tanto el electro-minimal-pop de Ay ay ay, del chileno Matías Aguayo, como la distorsión experimental de los norteamericanos Sun O))) y su Monlith & dimensions, sólo por el hecho de hacerse un lugar en las listas del año. O sino el omnipresente álbum debut de Florence & The Machine, por ejemplo. Pero las grandes revelaciones en realidad fueron al mismo tiempo los auténticos ganadores del 2009, porque muchos discos que en otros tiempos –virtudes de la difusión mundial inmediata que se consigue vía internet– serían pasto de especialistas (o de listas como éstas), este año fueron protagonistas en todos lados... ¡y sin bajar de los primeros puestos! Así sucedió con las extraordinarias operas primas del cuarteto londinenses bautizado xx –número uno tanto para el periódico británico The Guardian como para la edición francesa de Inrockuptibles– o del dúo Girls, oriundo de San Francisco, dos grupos de jóvenes dueños de canciones sencillas, casi sin producir. Y en el mismo lugar se pueden ubicar el emo pop guitarrero y ruidoso de los neoyorquinos The Pains of Being Pure at Heart, la sueca oscuridad electrónica de Fever Ray y la frescura de Dirty Projectors, un sexteto de Brooklyn que para muchos son los nuevos Talking Heads (se puede descubrir hasta un ¡malambo! entre los ritmos del fascinante Bitte orca). Pero sin dudas el que se roba el año, ubicándose entre los primeros puestos en todas las listas –y llevándose el mayor halago tanto para las revistas británicas Mojo y Uncut, las norteamericanas Entertainment Weekly y Spin e incluso la española Rock de Luxe—, es Merriweather post pavilion, el sexto álbum de Animal Collective, un cuarteto oriundo de Maryland formado a comienzos de la década, y que la cierra deslumbrando a propios y extraños con el collage sonoro de un desprejuiciado y visionario ballet pop, electrónico y barroco.
Para esta selección fueron tomadas en cuenta las listas de los periódicos New York Times, The Guardian y The Boston Globe; los semanarios Entertainment Weekly y NME; los mensuarios Rolling Stone, Inrockuptibles, Spin, Filter, Magnet, Q, Mojo, Uncut, The Wire, Rock de Luxe y sites especializados como Pitchfork y Super 45, entre otros.
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