› Por Alfredo Garcia
La impactante secuencia de títulos de Soul Power muestra al raro James Brown mostachudo de la primera mitad de la década del ‘70, junto a su banda acompañante, los JB’s, interpretando una más que contundente versión del tema que da su título a la película. James aparece recortado en el logo que dice Soul Power –con una tipografía perfectamente vintage para 1974, el año en el que se filmó la película–, y luego, mientras sigue su performance, un rodante explica que la idea de Hugh Masekela fue hacer un show de tres días que devolviera al Africa a los mejores músicos afroamericanos.
La historia del festival a realizarse en Zaire, como espectáculo adicional del gran evento deportivo Alí vs Foreman, formó parte de otro film, When We Were Kings. Por eso la principal crítica que se le puede hacer a Soul Power es concentrarse demasiado en los prolegómenos de armar los tres días de música en el Zaire, de financiar el proyecto, etcétera etcétera, sin que la música, finalmente, ocupe tanto espacio en el metraje como el fan del funky y el rhythmn & blues podría desear.
Obviamente durante la película James Brown va a aparecer numerosas veces, pero generalmente hablando, saludando al público africano en la llegada al aeropuerto de Zaire, y recién al final de film, James Brown & The JB’s vuelven a interpretar cinco temas, lo que ocupa poco más de diez minutos de metraje, y puede tener sabor a poco entendiendo que las formidables versiones de temas como “Cold Sweat”, “Payback” o “I’m Black and I’m Proud” eran rabiosamente potentes y extremadamente breves para permitirle al Padrino del Soul hacer abruptos cambios de ritmo durante su performance. Hay distintas grabaciones de ese show en Zaire de James Brown que dejan escuchar más temas y es una pena que no formen parte del film. Lo que no implica que la media docena que sí se ven no dejen de justificar por sí solas la visión de esta Soul Power.
Algo parecido sucede con B.B. King, a quien vemos en el backstage dándole indicaciones a su banda sobre la lista de temas, que incluye algunos de los mejores clásicos del legendario guitarrista, de los que sólo podemos ver en vivo en Zaire una impactante rendición a su gran hit “The Thrill is Gone” –hay incluso un dvd que se conseguía hace tiempo en Buenos Aires sobre este show en Zaire de B.B. King con todos los temas del set, claro que con menor calidad de imagen y sonido que la que vemos aquí en este único tema–.
Luego, en medio de los detalles de color y algunas extrañas performances de bailarines africanos disfrazados de animales salvajes, hay varios números a destacar, empezando por un electrizante intersticio de latin soul con Celia Cruz y superclásico “Quimbara” y un clásico percusivo de Johnny Pacheco, “Ponte duro”.
Bill Withers agrega algo de tranquilo soul acústico con un hermoso “Hope She’ll Be Happier” y hay un momento donde el funky se acerca curiosamente al jazz rock de la época con The Crusaders y “Put it Where You Want It”, mientras que también hay leyendas menores del soul como los Spinners, tocando su hit “One of a Kina”.
A todo esto debe sumarse un buen número de jams de músicos africanos callejeros, que tienen lo suyo, y pueden hacer las delicias de los espectadores ansiosos por curiosidades étnicas; pero no nos engañemos: la película se llama Soul Power, y de James Brown tenemos sólo unos 15 minutos. Que, obviamente, son pura dinamita.
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