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Domingo, 22 de mayo de 2011

En busca de otra señal Wow

El 15 de agosto de 1977 no fue un día cualquiera. Aunque pocos lo recuerden (o se hayan enterado), a las 23.16, la humanidad estuvo a punto de vivir uno de los momentos más trascendentales de su breve historia. Fue a esa hora cuando un tal Jerry Ehman, voluntario del proyecto SETI, observó en los instrumentos de recepción del radiotelescopio Big Ear, de Ohio, Estados Unidos, una señal 30 veces más intensa que el ruido de fondo. En lugar de gritar “¡Eureka!” como lo hiciera el matemático griego Arquímedes en su bañera en el siglo III a. de C., Ehman lo hizo marcándola en rojo y escribiendo en el papel un llamativo “Wow!” en el margen. El supuesto mensaje duró 75 segundos y se presume que la señal vino de alguna parte de la constelación de Sagitario. “Lamentablemente, nadie lo pudo confirmar –cuenta Shostak–, porque la señal desde entonces conocida como ‘Señal Wow’ hasta ahora nunca se repitió.”

Desde entonces se intentó buscar en la misma región pero sin éxito. Sin embargo, los astrónomos no se resignan. Desde la detección del primer planeta fuera del Sistema Solar en 1995, están más confiados que nunca. Y no hay día que pase sin que el recientemente estrenado telescopio espacial Kepler aumente el entusiasmo de estos investigadores. “Desde 2009 se detectaron más de 1200 exoplanetas –indica Shostak–. De ellos, 68 son de un tamaño similar al de la Tierra, y 54 se encuentran en una región del espacio considerada habitable, ni demasiado cercana ni demasiado alejada de cada una de sus estrellas.”

Ahora los científicos saben dónde orientar la oreja y cada vez se escucha con más insistencia las mismas preguntas: “¿Cómo reaccionará el planeta el día que se confirme una señal de una civilización extraterrestre?”. “Sabremos simplemente que no estamos solos. Seguramente, esto cambiará nuestra visión del mundo tal como ocurrió con la revolución copernicana, con el descubrimiento de América o con la teoría de la evolución de Darwin”, apuesta Shostak.

O como escribió Carl Sagan en Un punto azul pálido (1994): “El descubrimiento de inteligencia extraterrestre podría jugar un papel importante en la unificación de nuestro litigante y dividido planeta. Sería un rito de transición para nuestra especie y un acontecimiento que transformaría la antigua búsqueda de nuestro lugar en el universo”.

Quizás en estos momentos ese tan esperado mensaje esté en camino, viajando entre cinturones de asteroides, nebulosas y soles.

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