Roger Corman leyó un artículo de la revista Life sobre el tumultuoso funeral de los Hell’s Angels de Oakland, y convirtió ese momento en el clímax de la película: los motoqueros le ponen un porro en la boca al fiambre de su líder, y ¡hasta tratan de violar a su viuda!
Para la escena del Mardi Gras psicodélico todo el elenco –empezando por el protagonista y director, Dennis Hopper– tomó una buena dosis de auténtico LSD 25. El trip les pegó fuerte, parece, porque terminaron todos de día en un cementerio, con Peter Fonda lloriqueando al lado de una estatua.
Gran comedia sobre una fiesta aburrida mejorada por las torpezas de Peter Sellers como un actor indio extremadamente nerd. El guateque toma un rumbo psicodélico cuando caen los hijos hippies del dueño de casa con un elefante con dibujos flower power.
Jon Voight quiere ser un gigoló en Nueva York, pero justo cuando encuentra clientas, aparece en una fiesta psicodélica al estilo de las de Andy Warhol con Velvet Underground, donde lo endrogan al punto de que cuando tiene que mostrar su talento, no le anda el pajarito.
En el clásico de Luis Buñuel, Silvia Pinal recoge vagabundos y tarambanas varios para hacer el bien, pero los patanes se arman una formidable juerga, inmortalizada cuando el director los ubica en la misma posición que Jesús y sus apóstoles durante La última cena.
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