Aunque nunca deja de ser amable y ligera (y finalmente sentimental), la película muestra sin subrayar alguna zona habilitada para la polémica. Una es el encuentro de Arturaola con el conocido enólogo y consultor Michel Rolland, que en la película Mondovino aparece casi como un villano, uno de los responsables junto con Robert Parker del proceso de estandarización globalizada del vino. “Es cierto que Mondovino hizo reflexionar a mucha gente, porque hoy todos hablamos de la parkerización del vino. Esto suena especialmente pertinente esta semana, que Parker se retiró, por algún problema de salud, y porque ya está veterano y el paladar después de los 60 años ya no funciona tan bien, se cansa: uno puede ser un experto y seguir currando, pero ya tu paladar no te da las mejores notas. Pero también es cierto que Mondovino muestra sólo una de las dos tendencias que hay hoy, la tendencia a hacer vinos iguales en Chile, Argentina, Washington, California, España, Canadá: la misma madera, el mismo tiempo, los mismos sabores. Alguien a quien quiero mucho, el dueño de la Chacras, me ha dicho: hemos dañado el paladar del mundo hace 20 años, diciendo que al vino hay que tomarlo opulento, robusto, con notas de mermeladas, cargadas de esencia. Pero el vino no es eso, el vino es lo otro, lo que armoniza con un buen plato, por eso mi confidente es Donato De Santis, por eso siempre he trabajado con los chefs, pensando en el vino más sedoso que se lleva bien con la comida, con los aperitivos, los platos fuertes, la carne, el pescado, el pollo, quizá el pato. Y en Mondovino no hay eso, no hay comida, es sólo vino, pero al menos le debemos que nos haya dado esa reflexión.”