MADRE GOTHEL (ENREDADOS)

El experto académico en cuentos de hadas Jack Zipes la impugnó por demonizar a un personaje que en el relato folklórico original era ya, sí, una bruja, pero una que cuidaba de Rapunzel con verdadero instinto maternal. Es cierto que la exitosa versión Disney del cuento de la princesa del cabello larguísimo estrenada en 2010 no tiene matices, pero de algún modo encarnó a una Reina Malvada como la de Blanca Nieves –que actúa impulsada por una vanidad monstruosa– para nuevas generaciones de niñas. El subtexto de esta versión de Disney se presta para interpretaciones complejas: Rapunzel es, básicamente, una nena apropiada, que se entera en su adolescencia de que su madre no es su madre.

LA REINA MALVADA (BLANCA NIEVES Y LOS SIETE ENANOS)

Estrenada en 1937, Blanca Nieves y los Siete Enanos fue la primera de las adaptaciones de cuentos clásicos producida por Disney, y al día de hoy sigue siendo una de las más oscuras e inquietantes. Su Reina Malvada es la que le pregunta al Espejito, espejito cuál es la más bella del reino y enloquece cuando se entera de que la joven Blanca Nieves le saca ventaja. Es de presumir que ha asesinado a los padres de la niña, y no le tiembla el pulso a la hora de ofrecerle la manzana envenenada destinada a ponerla a dormir para siempre. Sigourney Weaver la interpretó en una muy poco vista película de 1997 que puede considerarse pionera de las actuales adaptaciones; Charlize Theron lo hizo de nuevo en el taquillero film de 2012 Blanca Nieves y el Cazador.

CRUELLA DE VIL (LA NOCHE DE LAS NARICES FRIAS)

Aunque no es estrictamente una bruja (de sombrero y escoba o varita), esta suerte de versión femenina del Ebeneezer Scrooge de Cuentos de Navidad tiene todas sus características y una suerte de poder mágico: el de someter a otros con el peso de su dinero y su total falta de escrúpulos. Fue animada por el artista de Marc Davis (el mismo de la Maléfica animada) en la película de 1961 e interpretada dos veces en su remake con actores de carne y hueso, 101 dálmatas, por Glenn Close, en uno de los primeros intentos de Disney de llevar sus personajes más icónicos fuera del dibujo animado.