Xscape, el nuevo y muy buen disco póstumo de Michael Jackson
› Por Sergio Marchi
Es curioso, pero el músico considerado el “empleado del siglo” de lo que en tiempos pretéritos se conoció como “el sistema” nos recuerda desde el más allá que también fue su víctima. En la canción “Xscape”, que titula su flamante segundo disco desde el más allá, masculla sobre “un sistema en control que se rige por manual”, y en la bolsa incluye al “hombre que acosa con lapicera” (la prensa) y a “relaciones que ya fueron” (¿su familia?, ¿un amante?). Es el tema que cierra su nuevo álbum como un resumen que estaría indicando: “Morí por los pecados del mundo”. ¿Otra vez el complejo de Jesús? En realidad, todo esto puede inferirse pero no asegurarse, porque Michael Jackson está muerto. Pero si uno escucha Xscape desde el comienzo, puede llevarse un gran susto porque el finado patea la puerta de su cripta y sale bailando como en los mejores tiempos.
Como todo lo que lleva el nombre Michael Jackson, se trata de un megaproducto cuidado hasta los últimos detalles y dopado con una inyección de dólares capaz de comprar cualquier cosa sobre la Tierra, menos una: la chispa de la vida. Y Xscape la tiene. Espasmódicamente, pero la tiene: a lo largo de ocho temas compuestos y grabados en tiempos diferentes (desde el post Thriller hasta Invencible), Xscape atraviesa una variedad climática que termina por hacerle justicia al enorme y a menudo desvalorizado talento de Jackson. En vida, su obsesión por una perfección inalcanzable lo llevaba a trabajar años en detalles inaudibles de una canción; Timbaland, el gerente designado como productor jefe por el CEO de Sony, L. A. Reid, garantiza la contemporaneidad y que las cosas se hagan rápido. Sin embargo, ese deseo de aggiornar a Michael con la velocidad que el mercado demanda fue lo que hundió al primer disco póstumo, donde se buscaba poner al artista en la compañía de rappers modernos y vendedores como Akon o 50 Cents. No era la compañía adecuada.
“Love Never Felt So Good”, primer simple y tema de apertura de Xscape, opera el sorprendente milagro de la resurrección. Con un simple break de batería, que parece sampleado del toque inmaculado de John JR Robinson, el arquitecto rítmico de “Off the Wall”, Michael Jackson vuelve al centro de la pista de baile y a deslumbrar al mundo. Una canción fantástica que narcotiza con arreglos de cuerdas en la más fiel tradición disco, y con ella vuelve no sólo Michael, sino los tiempos de “Thriller”, el Rey del Pop, el breakdance, la caminata lunar, y hasta Domingo Di Núbila (que acuñó en un programa televisivo su célebre “Maicol”). Es sencillamente el tema que todos hubiéramos querido escuchar de los labios de Michael Jackson en vida en lugar de la catarsis hi-fi de sus últimos álbumes. Tan noble es la canción que Jackson compusiera junto con Paul Anka en 1983, que resiste una versión unplugged y otra con anabólicos suministrados por Timbaland, más la presencia estelar de Justin Timberlake, a quien se intenta presentar como un nuevo Michael por asociación libre o ilícita. Pero no hay como la versión de Jackson solo, que curiosamente fue producida por John McClain, uno de los ejecutores de su herencia. Llama la atención que no hayan llamado al hombre que le dio el sonido ganador a Michael en vida: Quincy Jones. Al hombre también le pareció extraño y por eso entabló una demanda, ya que parte del material de Xscape fue hecho cuando Quincy era el amo y señor en lo que concierne a la producción artística.
La otra sorpresa del disco es “A Place with No Name”, una drástica remodelación dance del clásico del grupo America, “A Horse with No Name”, número uno de 1972. Como Xscape, en su edición de lujo, está construido en espejo; los ocho temas se pueden apreciar en su versión demo, y resulta intrigante que Michael haya decidido samplear la guitarra acústica original de Dewey Bunnell, a quien le está por caer una inesperada lluvia de dólares por la cabeza en concepto de regalías. Y lo mejor es que funciona maravillosamente bien. “Chicago”, producida por Timbaland y “Slave to the Rhythm”, manufacturada por el mismísimo L. A. Reid y Babyface en 1991, le siguen en orden de mérito. Comparando las versiones remodeladas y las originales, da la impresión de que, mientras menos producción se le ponga, Michael Jackson baila mejor. El resto del material es pasable y no mucho más. La inquietante “Do You Know Where Your Children Are?” (“¿Sabés dónde están tus hijos?”, pregunta molesta por venir de alguien acusado de, justamente, “molestar” niños), se parece mucho y mal a “Wanna Be Startin’ Somethin”, que abría Thriller a puro afro. “Blue Gangsta” directamente aburre, al tiempo que “Loving You” ofrece una linda polaroid del Michael más tierno y encantador.
No es fácil trabajar con tejido muerto y lograr algo convincente. Porque el material de los archivos de Michael Jackson quedó guardado por alguna razón, aunque más no sea el capricho de su autor, que no juzgó que esos trabajos fueran dignos de publicación. Pero en este caso se puede tener la sensación de que, loco como parece, la industria musical aprende de sus propios errores. Así como Sony se apresuró a sacar al mercado Michael, el primer disco de material inédito, como el carnicero que vende de oferta algunos cortes antes de que el tiempo lo desmaterialice, en esta ocasión el timing es bueno y la mercadería no está abombada. La fortaleza de Xscape, además de la carta ganadora de “Love Never Felt So Good”, se encuentra en que nos recuerda que alguna vez Michael Jackson fue un artista fuera de serie, regido por la música, por su vibrante sentido del ritmo y por ideas musicales que provocaron la evolución de la música negra a su próxima fase, después de quedarse demasiado tiempo humectándose en el pantano de la música disco. Justamente, Michael revitalizó el sonido disco y le otorgó una sobrevida impensada en los días del sticker “disco sucks” (la disco apesta). No sólo eso, dejó el terreno pavimentado para que el rap pudiera desarrollarse, y por eso hay tanto hip-hopero que le rinde tributo.
Llamativo, pero real: Michael Jackson sigue haciendo bailar a los muertos, como en el clip de “Thriller”. Pero ahora él es el primero de la fila.
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