Sáb 08.12.2007
rosario

SANTA FE › ONCE AÑOS DE PRISION PARA EL POLICIA QUIROZ

No hay dudas, es una certeza

La Cámara de Apelación condenó al policía por el asesinato de Graciela Acosta, durante el diciembre trágico. El juez Genesio había absuelto a Quiroz por el beneficio de la duda.

› Por Claudio Socolsky

Un fallo de la Sala Cuarta de la Cámara de Apelación en lo Penal de Rosario, que integran los jueces Rubén Juckic, Guillermo Julio Fierro y Antonio Oscar Paolicelli, condenó a la pena de once años de prisión, accesorios legales y costas del proceso, al policía Luis Armando Quiroz, que se desempeñaba en la comisaría 29ª, por ser autor penalmente responsable del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego de la militante social Graciela Acosta, ocurrido el 19 de diciembre de 2001, frente al supermercado La Gallega, de Villa Gobernador Gálvez, por lo cual se solicitó su detención inmediata. Las pericias balísticas efectuadas por Gendarmería Nacional, demostrando que el proyectil -aportado por Mónica Cabrera, una amiga de la víctima que se encontraba con ella cuando la asesinaron- había salido del arma de Quiroz; y el testimonio del periodista Marcelo Nocetti, testigo en el momento en el que el policía disparaba a los manifestantes, fueron suficientes para condenar al policía, a quien el juez de sentencia Ernesto Genesio había absuelto por el beneficio de la duda.

En el fallo al que tuvo acceso Rosario/12, uno de los camaristas Guillermo Julio Fierro señala que si bien en los primeros momentos del hecho "la confusión pudo prevalecer en algunos aspectos esenciales, a poco que transcurría el tiempo y se tenía un panorama más completo de lo sucedido durante esos días dramáticos, comienzan a acentuarse falencias que no respondían al desconcierto y al desorden incialmente reinante".

En otro párrafo, la Cámara sostiene que "más allá de que se reciben pruebas importantes acerca de cómo se desenvolvieron los acontecimientos sujetos a la pesquisa policial, aquello dirigido a establecer la posible autoría del hecho resulta encubierta por el responsable policial de la pertinente investigación y es recién en octubre del año 2003 -casi dos años después de los hechos- que el imputado aparece por primera vez como integrante de la nómina que indica la totalidad del personal actuante en los disturbios del 19 de diciembre de 2001 con la mención de las armas que portaban ese día, pues su nombre no figuró en la primer lista de policías, siendo que el 26 de febrero de 2002, al declarar ante el magistrado instructor el periodista Marcelo Nocetti individualiza a uno de los que disparaban".

En el testimonio de Nocetti, el camarista Fierro refiere que en su declaración el periodista "menciona el hallazgo de una bala que una mujer le manifestó extrajo de la espalda de la víctima e identificó a un agente policial como parte de aquellos que disparaban contra la gente, señalando que el mismo es uno que presta guardia en el Hospital Gamen de Villa Gobernador Gálvez, institución en donde trabaja la mujer del periodista que es médica".

El camarista además hace mención a la pericia balística. Un crucial primer aspecto a dilucidar. "Prosiguiendo con el análisis de las secuencias probatorias recabadas en este proceso, nos encontramos con que a fojas 285/295 luce agregada la pericia practicada por personal calificado de la Gendarmería Nacional a las 22 pistolas calibre 9mm. utilizadas por el personal policial que intervino en el área de los disturbios en los que encontró la muerte por un disparo de arma de fuego Graciela Acosta, pericia que tenía como objeto establecer si la ojiva de dicho calibre acompañada en la causa por Mónica Liliana Cabrera -quien manifestara haberla encontrado en la espalda de la occisa- fue disparada por alguna de las pistolas peritadas, respondiéndose por el perito balístico que sometidas las armas y sus respectivas balas disparadas al examen del microscopio comparador criminalístico, se concluyó que la pistola Browning 9 mm. Nº 27.941 fue la que produjo el disparo de la ojiva acompañada. Dicha arma, el día del hecho, la portaba el imputado Luis Armando Quiroz".

Otro de los elementos fue la cuestionada credibilidad de la testigo Mónica Cabrera, cuyas manifestaciones son duramente cuestionadas por "las numerosas contradicciones en las que incurre; el extraño hallazgo de la supuesta bala extraída de la espalda del cuerpo de la víctima y la circunstancia de que la misma pudiera tener previos motivos de rencor con el justiciable".

Un hermano de Cabrera, en 1991, intentó escapar a su detención y para impedirlo Quiroz -que lo custodiaba- le disparó hiriéndolo en una pierna. Para el camarista "ese sería, empero, un buen motivo para tratar de involucrarlo con sus dichos mentirosos. La especulación formulada, a mi juicio, carece de todo sustento y al respecto debe ponerse de relieve que en ninguna de sus declaraciones la testigo Cabrera incrimina a Quiroz ni manifiesta conocerlo".

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