SANTA FE › EL MINISTRO DE HACIENDA DE SANTA FE HABLA DEL INSTRUMENTO DE LA DISCORDIA
El responsable de la Hacienda pública santafesina cree que las retenciones
"no tienen directamente el carácter redistributivo que se les otorga", aunque destaca que el gobierno nacional al orientar el gasto social "puede, lógicamente, beneficiar a los sectores más desprotegidos" a través de ellas. Cuánto aporta Santa Fe por año en la materia y, por ende, cómo resultó afectada en su economía esta provincia tras los 100 días de conflicto.
› Por Leo Ricciardino
Cendiendo ya, al menos en intensidad, el largo y paradigmático conflicto del campo con el gobierno; hay otras preocupaciones en torno del mismo tema que comenzarán a aparecer. Mejor dicho. que estuvieron siempre ahí pero que eran invisibles en medio de semejante altisonancia y sinrazón; esas cuyos contornos son apreciables a medida que la vista vuelve a hacer foco, despejadas las miles de coloridas e intensas imágenes de las rutas bloqueadas, los actos en la Plaza y la leche derramada en la banquina. En ese marco e incluso más allá del debate parlamentario habrá que volver sobre las retenciones, que no son más que un instrumento económico al que "se le otorgan muchos más efectos y atributos de los que realmente tiene", dijo a Rosario/12 el ministro de Hacienda de la Provincia Angel Sciara. Aunque él mismo sabe que -aún antes del conflicto- era ya un instrumento "demasiado sacralizado". Pero tiene una explicación que se entiende mejor en una pregunta lanzada por el propio funcionario y economista: "¿Cómo hallar desde el Estado nacional (si alguna hubiese que hacerlo) un tributo que pueda equiparar esa masa de recursos que otorgan las retenciones que debe andar para la Nación en su conjunto en el orden de los 38 mil millones de pesos anuales?". Es más, si uno entiende que la provincia de Santa Fe aporta el 30% de esa masa, no es demasiado complicado establecer cuál ha sido -y seguirá siendo por un tiempo- la provincia más afectada por esta puja de 100 días.
Para empezar por el principio, lo mejor era someter a Sciara a la primer pregunta. Sí, esa misma. ¿Qué son las retenciones en realidad?. Y es para explayarse un rato. "Son un instrumento que tiene -teóricamente y en la práctica también- cuando es aplicado correctamente, tal como se hizo en sus orígenes; una herramienta que evita que los precios internacionales en un proceso de devaluación se vuelquen a los precios domésticos, sobre todo en aquellas economías en las cuales parte importante de los bienes que se exportan forman parte de la canasta familiar. Evidemente, la primera reacción es tratar de mantener esa equiparación de precios a fin de no impactar sobre los salarios reales de los trabajadores". Claro. el ministro santafesino es un economista de larga experiencia. Pero no hace más que abundar en aquello que Néstor Kirchner esgrimió con una lógica inaplicable en la sorprendente conferencia de prensa del hotel porteño: "Argentinos, el pan pasaría a costar 15 pesos el kilo, sin las retenciones". ¿Era así?. Es así.
Angel Sciara recuerda que allá por el 2002 o 2003, cuando las retenciones comienzan a partir de ese golpe inicial légitimo (para contrarrestar la devaluación), a formar parte de la masa de recursos; se hace cada vez más difícil poder encontrar el reemplazo de ese tributo que es -además- de muy fácil recaudación pero que genera una serie de efectos sobre el nivel de actividad productiva y sobre la estructura productiva. Es decir se transforma en un recurso muy gravitante, y yo lo dije en aquel momento: "Las retenciones vinieron para quedarse". Recibí algunas críticas, me decían `cómo decís eso' y la verdad es que yo lo dije desde una reflexión teórica. Hoy, efectivamente, creo más que nunca que las retenciones vinieron para quedarse. Porque si bien cumple el rol de equiparación de los precios, sobre todo con la suba de los precios internacionales, se ha transformado en un recurso que tal como aparece en el discurso de la Presidenta y como se presenta el proyecto se van a transformar en rentas afectadas. Es decir, una renta que se recauda y tiene un destino específico, que en este caso son hospitales, viviendas y caminos rurales. Con lo cual una vez que esto está así establecido esa renta tendrá que tener un período de recaudación que por lo menos premita la realización de todas esas obras, al menos que haya una recaudación por única y exclusiva vez...
-Además, después hay que mantener todos esos hospitales, ¿no?
-Claro, ese es un tema no menor. Es clave en las obras de infraestructura porque aquellas que no se mantienen no cumplen con el objetivo para el cual se realizan. Porque estas obras no tienen sentido en sí mismas, sino que tienen sentido por los servicios que prestan y si no se las mantiene adecuadamente no prestan esos servicios. Y, es claro, mantenerlas no es barato.
En medio de esta áspera discusión que nunca incluyó (sólo marginalmente) el retiro definitivo de las retenciones a las exportaciones; para Sciara hay que ir preparando un escenario de salida a futuro. "Son un instrumento que rápidamente tiene que ser renovado para que no ocurra lo que está ocurriendo: Que se transforme en una recaudación vital para el funcionamiento. Evidentemente, como se tuvo la capacidad de poder aplicarlo también hay que tener la capacidad de tener el escenario en el cual tendrán que ir descomprimiéndose. Porque si bien es cierto que es un mecanismo para que los precios domésticos queden bajos, no es el instrumento más adecuado porque de alguna manera es regresivo. Porque al mantener los alimentos para toda la población, como tributo no repercute lo mismo en el trabajador que en el gran empresario. Es como lo que pasa con el IVA generalizado para todos".
-Ahora, ¿cómo se implementaría entonces para que no tenga un carácter muy recesivo?
-Bueno, en muchos países hay mecanismos que permiten que los alimentos para los sectores de bajos ingresos sean de precios más acomodados. Estados Unidos tiene una estampilla para pobres, o sea hay un subsidio a la demanda. Se podría haber pensado que una de las salidas podría haber sido tratar de establecer un subsidio de esas características. Además también las retenciones generan una estructura de tipo de cambios múltiples...
-¿Cómo funciona eso, qué es?
-Es decir que hay tipos de cambios diferentes para productos y para agro e industria. Entonces esto también es un elemento que hay que estar mirándolo y que en general pasa desapercibido y no se lo ve. Por las diferencias de retenciones, los tipos de cambio efectivo que reciben los productores exportadores y también los exportadores, se transforman en diferenciales y ahí hay una transferencia de ingresos intersectorial. Esta diferencia de ingresos y esta afectación de este recurso fiscal a un gasto social creo que no los hace redistributivos.
-¿De qué se habla cuando se habla de redistribución de ingresos, entonces?
-Por lo menos los economistas, cuando hablamos de redistribución de ingresos nos estamos refiriendo básicamente a dos tipos de redistribuciones: La que ocurre entre el capital y el trabajo, y uno siempre tiene en mente aquella vieja tabla donde en los '50 -en los primeros gobierno de Perón- estábamos en el 50 y 50 de participación en el Producto Bruto Interno y ese era como el paradigma de la redistribución funcional del ingreso. Hoy debemos estar en 30-70. O, la otra redistribución es cómo se apropian del ingreso los distintos estratos. Donde en un cuadro se ve cómo se apropian de la mayoría de los ingresos generados dos de los más altos, y de la menor parte, los dos de más abajo. Y ahí aparece un coeficiente que establece la relación de equidad de los distintos perceptores de ingresos según los distintos rangos.
-En ese marco, lo que dice el gobierno acerca de que aumentó las retenciones para aumentar la redistribución, ¿es correcto?.
-Creo que no es correcto hablar de redistribución de ingresos en ese sentido. Aunque creo que lo que sí hace el gobierno después de alguna demora es establecer el destino de ese excedente por sobre el 35% de retenciones. Ahora, establecer el destino es establecer la orientación del gasto público y eso está bien. Eso forma parte de la política de un gobierno. Ahora si yo oriento el destino eso no lo convierte automáticamente en un problema de redistribución de ingreso. O sea, no hay aumento de los salarios reales que mejoraría la distribución funcional del reparto del PBI tratando de subir la parte que toman los trabajadores ni tampoco hay aumento de los ingresos que perciben los estratos más bajos. Nada garantiza que orientando el gasto público hacia infraestructura de servicios y prestaciones para los sectores más postergados, esto pueda contribuir efectivamente a redistribuir el ingreso.
-O sea, la herramienta más poderosa de la redistribución del ingreso sigue siendo el salario.
-Desde el punto de vista funcional, ninguna duda. El salario en términos reales, o sea medido en términos de la capacidad de compra.
-¿Lo justo sería que todo el grueso de las retenciones sea coparticipable, o sólo este excedente ya afectado como se intenta proponer ahora en el debate parlamentario?
-Esa es una idea que todas las provincias tenemos. Yo lo dejo como una hipótesis, no sé si es el mejor recurso para que sea coparticipable porque en verdad, las retenciones como tal tienen un sentido muy específico que es el de la equiparación de los precios. No debieran tener un sentido fiscalista, hay otros tributos menos distorsivos de lo que pueden establecer las retenciones y que pudiesen favorecer a las provincias. Pero bueno, teniendo a las retenciones como tributo y como recurso fiscal, obviamente sería muy interesante su coparticipación si es que las retenciones vinieron para quedarse.
-¿No son un impuesto entonces las retenciones?
-Es una discusión que no creo que esté agotada. Tampoco la conozco acabadamente desde el punto de vista constitucional y su relación con el Código Aduanero. En esos términos, es un derecho a las exportaciones y eso es lo que se discute hoy si es atribución del gobierno central.
-Cuando usted dice que las retenciones vinieron para quedarse y que son hoy un recurso vital del Estado, ¿no hay algo de peligro en eso, en quedar tan atados a lo que pueden ser incluso los precios internacionales?. A lo mejor no tanto como cuando el país quedó atado a la Convertibilidad, pero sí con una dependencia importante...
-Sí, yo no quise mencionar la Convertibilidad pero en mi cabeza estaba ese mismo pensamiento. Cuando vino la Convertibilidad creíamos haber encontrado la panacea y que ese iba a ser el destino final. Yo recuerdo una conversación en el 91 con un destacado economista argentino, un reconocido teórico, y él me decía que la Convertibilidad iba a durar seis meses, y duró 10 años. Ahí sabíamos que había que salir rápido. Entonces, lo que yo ahora digo es que también hay que tener pensado el escenario de salida de las retenciones por si en algún momento hace falta. Creo que se le da a las retenciones mucho más efectos y atributos de los que el instrumento tiene. Ahora están sacralizadas porque sería muy difícil a esta altura encontrar un régimen tributario que lo reemplace en la magnitud que se lo está haciendo. Nosotros estábamos calculando que para Santa Fe, las estimaciones del 2008 nos están dando que la provincia estará generando un excedente en términos de retenciones del orden de los 10 mil millones de pesos que serán girados a la Nación. En el 2007 fueron más de 7 mil millones de pesos. Entonces, ¿cómo reemplazar desde el Estado nacional un tributo que pueda equiparar esa masa de recursos que debe andar para la Nación en su conjunto en el orden de los 38 mil millones de pesos anuales?.
-¿Tienen calculado ya el impacto económico que tuvo para la provincia este conflicto de 100 días?
-Tenemos organismos no oficiales que están trabajando en ese sentido pero que vienen con cierto rezago, yo espero que en los próximos días tengamos las informaciones que emergen de un índice de actividad económica. En términos fiscales, en el mes de mayo todavía no encontramos el efecto pero también es difícil saber cuánto se debe a la mejora de la administración tributaria o cuánto es el rezago en la manifestación de los fenómenos económicos. Pero por los indicios que estamos teniendo en los distintos pueblos por el corte en la cadena de pagos, la siembra del trigo, la baja en la compra de fertilizantes, la anulación de contratos por maquinaria agrícola y otros datos, evidentemente pensamos que en junio y julio podríamos ya tener manifestaciones en los recursos propios en la provincia de Santa Fe. Lo que más nos preocupa es la recaudación nacional porque el 60% de nuestros recursos vienen de la Nación y sólo el 40% son los que manejamos nosotros con recaudación provincial. Si a la Nación le va mal en términos recaudatorios el impacto en Santa Fe es muy grande. Por eso la necesidad de generar en esta provincia un sistema tributario que sea menos vulnerable a las variables nacionales.
-A propósito, ¿se está pensando en la provincia en una reforma tributaria que modifique -por ejemplo- los montos irrisorios del Inmobiliario Rural?
-Sí y ya hemos empezado a estudiarlo. Hemos creado una Comisión de Coordinación Fiscal que es inétida en el país, es una especie de reproducción a nivel provincial de una Comisión Federal de Impuesto y mezcla de Cámara Arbitral; donde van a participar los miembros del Ejecutivo y de las comunas y municipios de las provincias para tratar de generar un espacio donde podamos discutir, acordar y modificar el sistema de tributario y la coparticipación en la provincia de Santa Fe. En este ámbito vamos a plantear muy pronto el tema de la coparticipación a nivel provincial y también llevaremos propuestas a medida que las vayamos diseñando para tener en un futuro un mejor sistema tributario provincial.
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