El comercio de alimentos entre Santa Fe y Entre Ríos parece convertirse en una nueva piedra del escándalo entre ambas provincias tal como lo fue la quema de pastizales en las islas. Desde mediados de 2005 la Secretaría de la Producción de Entre Ríos comenzó a controlar el ingreso de chacinados, fiambres, carnes y pollos provenientes de Santa Fe. Así en diciembre decidió decomisar mercaderías, apoyándose en el Código Alimentario Argentino y la Ley Federal de Carnes que exigen un certificado del Senasa para el tráfico federal de acuerdo a lo expresado a El Diario de Paraná por Jorge Florian, director General de Fiscalizaciones de la Secretaría que dirige Daniel Welschen. Los funcionarios entrerrianos expresaron que "somos inflexibles porque somos autoridad de aplicación y no puede haber conflicto porque estamos haciendo cumplir la ley y ningún acta acuerdo es superior a la ley". El funcionario se refería a un documento firmado entre ambas provincias y Córdoba, que en el marco de los acuerdos que se vienen dando en la Región Centro, firmaron las áreas de Bromatología de las tres provincias. Así avalaban los controles y certificaciones que se hicieran en cada distrito con validez entre los otros dos. "Santa Fe respeta el ingreso de productos de Entre Ríos, pero no así al revés, especialmente en chacinados. Esto, seguramente, va a desembocar en instalar un casilla del lado santafesino para controlar los productos entrerrianos", aseguró uno de los empresarios santafesinos perjudicados. La amenaza no es menor y afectará básicamente al sector lácteo, ya que, según la confirmación de autoridades entrerrianas, existen en la provincia empresas y cooperativas que no tienen el control de Senasa y envían sus productos más allá del río Paraná, cosa que se dificultará si se concreta la promesa.